Para bien o para mal, con sus altas y sus bajas, el cine dominicano está tirando una mirada a los llamados temas marginales o suburbanos: Barrios, drogas, prostitución, sin dejar detrás su toque sonoro de música urbana. Este género fílmico predomina en el “Festival de cine Fine Arts hecho en RD” 2da. Edición.

En el festival se exhibieron tres películas relacionadas que debemos diferenciar: “Bantú Mama”, “La balada de los cuervos” y “Rafaela”. De las películas que he visto análogas a este género, no sé por qué (a excepción de “Bantú Mama”) todas persisten en una cara del problema: no trascienden, se quedan en una visión superficial de una “marginalidad”, que no es tal porque esa realidad compone una cantidad significativa de la sociedad dominicana.

Estos filmes son obvios y reiterativos, no salen de los estereotipos de un mundo donde todo es traque violento, creando inclusive una imagen negativa de los sectores populares. Hasta que un guionista no comprenda que lo interesante no es lo anecdótico sino una mirada inteligente, creativa y aguda respecto al supuesto argumento, no tendrá nada interesante que decir.

Bantú Mama: Drama que apela a la Libertad cinematográfica

SINOPSIS: Una francesa de origen africano logra escapar después de haber sido detenida en la República Dominicana. Se refugia en el barrio más peligroso de Santo Domingo, donde es acogida por un grupo de menores abandonados a su suerte. Al convertirse en su protegida y figura materna, verá su destino cambiar de manera inexorable.

Ficha Técnica.

DIRECTOR: Iván Herrera

PRODUCTORES EJECUTIVOS: Iván Herrera, Clarisse Albrecht, Nicolás Lamadrid, Edna Lerebours, Tim Voelkner, Marco Herrera, Nabil
Elderkin

GUION: Clarisse Albrecht & Iván Herrera

DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: Sebastián Cabrera Chelin, SDC

EDITORES: Pablo Chea & Israel Cárdenas

DISEÑO SONORO: David Hernández

MÚSICA: Mediumship Music, LS & Boddhi Satva

CASTING: Iván Herrera, Edna Lerebours & Lea Lerebours

CONTINUISTA: Carla Faxas

1ER. ASISTENTE DE DIRECCIÓN: Edgar Alcántara Lapaix

DISEÑO DE PRODUCCIÓN: Karla Read

VESTUARIO: Palma Ruiz

PRODUCTOR DE LÍNEA: Cristian Mojica

PRODUCCIÓN: Point Barre, en asociación con Aurora Dominicana &
Basecamp Studio

REPARTO: Clarisse Albrecht, Arturo Pérez, Euris Javiel, Scarlet Reyes, Donis Taveras

La autonomía de narrar sin explicar

En este film, el director Iván Herrera se da el lujo de ser como le viene en ganas: fundamenta su discurso haciendo uso de una creatividad suelta y poética, usando planos que podrían parecer sobrantes, incoherentes o verse como poses estéticas. Más de ahí, a los guionistas no les interesa justificar los elementos formales del guion, limitar lo que están contando a convencionalismos lineales; al contrario, en la medida que avanza lo tramático, lo que importa es el cine, exprimir al máximo los recursos sonoros y visuales, dejar fluir el acontecer humano sin tener que dar lección moral ni caer en las trampas melcochosas del melodrama. Interesa más el panorama arquitectónico-social del barrio, la intimidad de una mujer ajena a la realidad de una familia sin amparo, como ella. Pero poco a poco (sin tirar a un lado la realidad tétrica de los personajes) el cariño fluye, se integra de forma natural a los lastres y la belleza de la cotidianidad. Por primera vez (en el cine dominicano) ese barrio se cuenta desde una sensibilidad extraordinaria. Se tiran a un lado los arquetipos, el prejuicio de considerar que, porque un ser humano vive aplastado por el vicio y la miseria, a la vez no puede ser amoroso y de buen corazón. El director trasciende esa visión moral del blanco y negro, busca la manera de que se sienta el humanismo de cualquier persona sin importar su condición social, donde la bondad subyace por encima de cualquier circunstancia por jodida que sea.

El film abre una multitud de temas y reflexiones relacionados a la desolación humana de una mujer, que de forma accidental se ve sumergida en el entorno de una familia huérfana, pobre, delincuente y “marginal”. Pero como si eso no importara, aparece el vínculo como un puente que da paso a la metáfora étnica y materna que justifica el título de la película: Bantú Mama.

El lujo del guion en Bantú Mama

La debilidad y la fortaleza de esta película podría señalarse en los supuestos cabos sueltos del guion; pero ahí radica su belleza y su profundidad, en hacer creíble una historia que no explica sus argumentos, más bien los contrae, lo sugiere a través de planos y banda sonora se integran a la paradoja del ambiente, que, sin suceder nada, ya está sucediendo todo y viceversa porque es lo natural en el hacinamiento donde el conflicto late como el corazón de un sapo.

El director anticipa no llover sobre mojado, su inteligencia sensitiva le consiente ver los dispositivos visuales y su factura sin tener que abundar respecto a lo visible.

Y por qué pedirle coherencia al guion de Bantú Mama, y no a los guiones de las películas Mulholland Drive, Eraserhead, Lost Highway de David Lynch, a los personajes de Shakespeare, que un guardia o un sirviente se expresa con una profundad que ya quisiera el filósofo más lúcido… O a los mundos creados por Tim Burton en “El Joven Mano de Tijeras” o al “El cadáver de la novia”.

Los universos creados por un artista solamente deben ser creíbles y orgánicos, y el drama Bantú Mama contiene eso. Desde ya, debemos aplaudir, que tenemos un director que sabe contar desde los verdaderos recursos cinematográficos.

Actuación

A excepción de Donis Taveras, que su aparición es escueta, graciosa, caricaturesca, representando a ese “abogadito” de olfato de hiena, en un mundo de sálvese quien pueda, Iván decide filmar su película sin usar actores y actrices “profesionales”; tal vez por eso, de momento, las actuaciones se sienten desiguales, en especial Clarisse Albrecht (protagonista), que, en general, es creíble en su acento y sordidez, en la tristeza que transmite su rostro; sin embargo, a veces no se sienten las
transiciones que debió tener su personaje en función de los cambios dramáticos del film, pero hasta eso es una licencia que se le puede aceptar a Bantú Mama por su puesta en escena ser tan verosímil.

La balada de los cuervos: Un drama que se mordió la cola

PAÍS: República Dominicana

AÑO DE ESTRENO: 2022

GÉNERO: Drama

SINOPSIS: Un joven sacerdote es enviado a un pueblo desolado cerca de la frontera entre República Dominicana y Haití. Allí conoce a una joven prostituta, desatándose así una serie de hechos y conflictos tras descubrir una red de trata de personas.

FICHA TÉCNICA.

DIRECTOR: Tony Bacigaluppe Pérez

PRODUCTOR / COPRODUCTORES: Tony Bacigaluppe Pérez, Estándar Video & Media SRL (Rep. Dominicana), Lola Pro S.A. de C.V.(México)

GUIONISTAS: Tony Bacigaluppe Pérez, Yolanda Barrasa, Pablo
Guzmán, Mayra Poueriet.

FOTOGRAFÍA: Fernando Muñoz

MÚSICA: Mayobanex Rodríguez Placencia

SONIDO: Juan Peralta

DIRECTOR ARTÍSTICO: Alberto Samboy

PRODUCTOR EJECUTIVO: Tony Bacigaluppe, Jason Blanco, Pablo
Mustonen

DURACIÓN: 90 min

REPARTO: Mario Sepúlveda, Fidia Peralta, Elvis Eliut, Pericles
Mejía, Gerardo (Cuervo) Mercedes, Laura Guzmán, Jesús Mora.

La balada de los cuervos, cuando un título sugiere más que la película

Es la ópera prima de ficción (ya había realizado un documental) del director Tony Bacigaluppe Pérez. Él tenía en sus manos un gran proyecto, un paisaje natural-humano sobrecargado de simbología y un título sugerentemente hermoso: “La balada de los cuervos”, más un producto con aciertos formales en la fotografía y el montaje, y una escena bien logradas y dirigidas, como la del sacerdote entregando una bata de dormir en la habitación de una iglesia a la carismática Fidia Peralta, donde el director resuelve contener la acción dramática de los personajes, sugiriendo más que descifrando la tensión de un silencio cargado de un erotismo que sucede en una atmósfera profana, y de esa forma consintiendo que el espectador imagine. No sé por qué, pero nunca más tenemos en todo el film una escena con ese tratamiento. Ese momento demuestra que Bacigaluppe comprende los vericuetos de la realización cinematográfica y que tiene talento.

Pero no me explico por qué, Tony no se dio el lujo de hacer una película más allá de un cine melodramático de acción, saturando su ficción de una violencia explícita que no conducía a ninguna reflexión. Él lo tenía todo, incluyendo un cuadro de actrices y actores con experiencia y talento. Pero las grandes deficiencias de este film, inician desde un guion que no tiene gran cosa que contar porque su narrativa es sumamente reiterativa, descriptiva y no sale de las pendejadas baratas del submundo drogas versus prostitución.

Comprendo que no es fácil salir airoso con una ópera prima de ficción porque hasta los grandes directores con mucho oficio fallan, pero la película pudo funcionar si el director hubiese pensado en un diseño de realización que traicionara las debilidades conceptuales del guion, encontrando qué decir sin quedarse en lo caricaturesco del personaje y su ambiente.

Rafaela. Un film que es una gran actriz: Judith Rodríguez

PAÍS: República Dominicana

AÑO DE ESTRENO: 2022

GÉNERO: Drama

SINOPSIS: Rafaela es una joven del barrio Capotillo de Santo Domingo, quien viene de una familia disfuncional y que sueña con mudarse a otro lugar junto a su madre. Al crecer, Rafaela se convierte en la líder de una pandilla que comete delitos menores, a la cual el capo del barrio conocido como Mario el Mago, quiere forzar a trabajar para él.

FICHA TÉCNICA.

DIRECTOR: Tito Rodríguez

PRODUCTORES: Edward Diaz, Hony Estrella, Leidy González, Cristian Mojica, Pablo Mustonen, Judith Rodríguez

GUIONISTA: Cristian Mojica

FOTOGRAFÍA: Oliver Mota

EDITORES: Ramón Alfonso Peña, Tito Rodríguez

MÚSICA: Federico López-Schaper

CASTING: Mario Núñez

SONIDO: Norman Estepan, Franklin Hernández

DIRECTOR ARTÍSTICO: Ezequiel Reyna

DURACIÓN: 93 min

REPARTO: Judith Rodríguez, Manuel Raposo, Esmailyn Morel, Luinis
Olaverria, Anderson Mojica, Diego Yunes, Gerardo (El Cuervo) Mercedes, Marissabel Marte, Nicole Pujols, Hony Estrella, Danilo Reynoso.

Rafaela: Más de lo mismo en nombre de la “marginalidad”

Sé que esta película es un encargo al director Tito Rodríguez donde a veces el director tiene que hacer la película de los productores y no la de él, aun así, no sé qué más decir sobre Rafaela que no haya dicho sobre las tramas de este género, que el arte no debería limitarse a ilustrar la realidad. Que el gran atractivo de este film es la fuerza actoral que le impregna la talentosa Judith Rodríguez con su fabulosa actuación; que sin ella Rafaela hubiese pasado desapercibida, más el mundo soterrado o cardinal del basurero donde se desarrolla la trama.

La filmación de las persecuciones, mezclando planos largos y cortes de montaje, están muy bien logradas, que los actores son creíbles sin salir de los esquemas fáciles de los personajes del bacano, resaltando el plano cerrado del actor Manuel Raposo cuando narra la fábula de su padre, y que el diseño de su personaje sugiere más que su actuación.

La realización de Rafaela, es un desperdicio de recursos porque está saturado de artilugios que siempre conducen a lo mismo: a la violencia fácil y reactiva. Más de lo mismo, miel sobre un jugo que ya está saturado de azúcar. De principio a fin, es una película predecible, con un uso melcochoso y poco atractivo y creativo de la banda sonora. Diríamos, es una película de pandilleros callejeros con pretensión artística; y es posible que funcione muy bien en los circuitos de cierto cine de industria.

De momento, el director tiene frente a él un entorno muy cargado, con personajes que no solamente viven de la basura, sino que parecen salir de ella, y este universo es desperdiciado porque en vez de mirarlo y saber qué hacer o decir con él, le pasa una esponjita por arriba sin desmenuzar ese horror que tenemos frente a cámara.

A lo largo de todo el film, el realizador Tito Rodríguez no deja ver un solo momento donde su visión como director sea capaz de resolver un plano, una escena, una secuencia sin auxiliarse de lo previsible y lo reactivo violento vinculado a la venganza.

Incluso, no consiguió sacarle partido a ese gran final, una mujer pariendo medio a medio a un gran basurero urbano. No supo qué contar más allá de esa cinematografía de soluciones baratas donde lo que sucede es lo mismo que se ve. Fue incapaz de ser artista, pensar y ser creativo con su oficio, dejar que el drama sea imagen y viceversa, acompañando es momento dramático de una banda sonora, que, en vez de ampliar los significados de la escena, la limita porque subordinar la visión interpretativa del espectador a los sentimientos melodramáticos del director.