Título original: Renfield: asistente de vampiro. Año: 2023. Género: Terror, comedia. País: USA. Dirección: Chris McKay. Guion: Robert Kirkman, Ryan Ridley. Idea: Robert Kirkman. Elenco: Nicholas Hoult, Nicolas Cage, Awkwafina, Ben Schwartz, Adrian Martínez. Duración: 1 hora 33 minutos

No es de dudar que la novela de Bram Stoker todavía da para mucho y la reinvención de los personajes imaginados por este autor gozan de una crueldad directa que puede ser adaptada a cualquier época y circunstancias.

Por eso la reescritura de la historia realizada por los guionistas Robert Kirkman y Ryan Ridley bajo la dirección de Chris McKay (The Tomorrow War, 2021) promueve esa violencia que se percibe en la naturaleza del Conde Drácula otorgándole un perfil bastante icónico a la imagen que siempre ha proyectado este singular personaje de relato gótico.

No obstante, aunque la historia gravita en cierto sentido sobre Drácula, el giro esencial de esta historia recae esencialmente en su ayudante Robert Montague Renfield (Nicholas Hoult), el torturado asistente que se ve obligado a procurarle víctimas a su amo. Ahora comprende que no podrá seguir bajo el yugo de su maestro y decide apelar a otras cuestiones que se ajusten más a la moral humana, cuestión que su maestro ha perdido.

Nicolas Cage como el Príncipe de las Tinieblas trata de rescatar algunos de los aspectos fundamentales del personaje, pero imprimiéndole ciertas características dentro de un relato que no se mortifica por mostrar la naturaleza vil, narcisista y despiadada de este.

Por esto, esta comedia con resortes del cine de terror y algunos listones del gore, busca la mejor manera de colocarse dentro de un espacio que le permita jugar con ambos géneros.

El problema es que la versión de McKay pierde la oportunidad de ir más allá del chiste negro quedándose a medias en la exploración de los vicios que deja la inmortalidad a través de lo relativo a la malignidad.

Aunque se dejan caer cuestiones como codependencia, los vínculos abusivos, las relaciones de pareja tóxicas o la brutalidad de comportamientos, mostrada en las escenas de la terapia de grupo donde Renfield se mezcla y donde se convierte en el punto esencial de la premisa de la película, el resultado no llega a balancear adecuadamente estos términos existenciales.

“Renfield”, aunque pareciera una mordida al cuello por la manera visual y dinámica de su exposición, posee pocas expectativas. Sólo se pueden reconocer los colmillos de Cage y sus chistes sangrones.