Esta crónica, por cuanto son muchas las películas involucradas y mucha la trascendencia del muestrario del cine dominicano nuevo e independiente, ha de ser extensa. No es para lectores express de esfuerzo mínimo, de esos que se sacian mediáticamente con titulares y notas de nueve líneas.
Del 7 al 13 de septiembre, se produjo el III Festival de Cine Fine Arts Hecho en Casa en el cual compitieron siete proyectos de cine nacional, impregnados de una carta de calidad, juventud en sus talentos y – casi todos— provistos de esa certidumbre de que el país se encuentra en una ruta consistente para hacer un cine que emocione, impacte las conciencias y sea una vía para seguir abonando a la buena marca nacional de cine.
El evento fue patrocinado por Caribbean Cinemas y Altice, empresas que lo anunciaron, con la dirección general de Zumaya Cordero. Los copatrocinadores: Banco Caribe, Johnnie Walker, Induveca y Franks, con el apoyo de DGCINE.
Se logró montar un festival con material fílmico nuevo, proyectos que ratifican que la industria dominicana ha ascendido de niveles, que ya no es posible enmarcarla en una etiqueta y que ahora es casi una herejía pensar que solamente somos capaces de hacer comedias en un centro comercial o en un hotel resort, para que los patrocinios vayan incluidos.
Este Festival, al igual que otros que se han celebrado en los cuales se respeta la capacidad y decisión de sus jurados, se constituyó en uno de los acontecimientos cinematográficos dominicanos, más trascendentes por su aporte a la consolidación conceptual y de taquilla nuestra industria: siete películas de alta calidad, no estrenadas, tuvieron oportunidad de pantallas.
Un gran festival de cine se sustenta en la justicia de su veredicto. Si el jurado tiene consistencia y calidad, el prestigio del evento va por delante y arrojará un resultado para la historia del cine que se construye día a día. Lo demás es circunstancial y mercadeo.
El aprendizaje que aporta el III Festival de Cine Fine Arts 2023, que ofreció siete películas dominicanas independientes, es evidencia de que contamos con talento de concepto, artístico y técnico para exhibir un buen cine, rico en experiencias.
Un gran festival de cine, sea internacional o renombrado, sea local y pequeño, se equipará en a cualquier otro, si el resultado de la deliberación de sus jurados, es justa, objetiva y libre de presiones.
El III Festival de Cine Hecho en Casa, es grande por su resultado, por su oferta y por lo que aporta a quienes aspiran a un cine nacional que les llene de orgullo. Todo está consumado.
Un Festival de Cine vale justo el nivel de justicia de sus veredictos y sus resultados deben ser ofrecidos integralmente porque todas las películas ganadoras, son eso: ganadoras.
Se impone evitar que la mayor exposición de ganadoras, dependa de la calidad de la agencia de comunicaciones que sea contratada.
El veredicto
El Método: Mejor Película (David Maler)
Cecilia García (La Hembrita),Mejor Actriz principal Xiomara Fortuna, Actriz secundaria (La Hembrita) Pepe Sierra: (El Método), Mejor actor segundario. David Maler: Mejor actor secundario (Croma Kid), Croma Kid, Mejor Guión: (Israel Cárdenas y Pablo Chea)
Un Gavillero en la Sierra: Mejor Corto Documental Ficción (Ricardo Ariel Toribio)
En busca del Corazón Azul (Amelia Deschamps): Mejor Corto Documental de no Ficción.
Menciones especiales (cortometrajes universitarios): “Taita” de Paola Bruno y Jessie Rosario (PUCMM) y “Sol Azul” de Alina Labour (Escuela de cine Chavón).
El jurado del III Festival Fine Arts hecho en casa estuvo integrado por: Ariel Feliciano, Víctor Piñeiro, Marc Mejía (quien evidenció un talante profesional al mantenerse en sus funciones a pesar de la dolorosa partida de su padre, Pericles Mejía), Alfonso Quiñones, José Rafael Sosa, presidido por Félix Manuel Lora. La directora general del Festival fue Zumaya Cordero.
Evaluación crítica
Las siete películas en competencia fueron: Croma Kid, El Método, La hembrita, El mundo que nos rodea, O+, Yaque y Otra historia de crimen. El Método, La hembrita y Croma Kid, sin dudas lo más cinematográficamente valioso, son tres piezas dignas respaldo ahora que pasaran sucesivamente a cartelera comercial.
El método (que tenía la limitación de no ser guion original para cine, sino adaptación de la obra teatral del barcelonés Jordi Galcerán (El método Grönholm) – y que hemos visto en el país y Madrid en versiones escénicas-) es un hito para el cine nacional. El método presenta calidad inteligente en la adaptación y uno de los mejores trabajos interpretativos corales de la escena fílmica dominicana: Nashla Bogaert, Héctor Aníbal, Georgina Duluc, Pepe Sierra, Yasser Michelen, Dahiana Cordero y Roger Wasserman.
A eso se agrega su tono en diseño de sonido y dirección de arte, en su universo sonoro y su iluminación, a lo cual aporta un trabajo chispeante, intenso y de procesos continuos de sus talentos. Es una cinta que debería tener un buen proceso de distribución internacional. Es buen deseo que el público local que no la vio, la aproveche cuando esté en cartelera.
La hembrita (Laura Amelia Guzmán) es una joya cinematográfica por el sostenido y cuidado pulso de su directora, asistida por actuaciones sobresalientes, que llevan el sentido de confrontación, de clases, de angustia y soledad afectiva, de necesidad, del encuentro por encima de las divisiones sociales circunstanciales. Guzmán es una cineasta integral y apasionada, creativa que ha logrado, junto a su compañero Israel Cárdenas, una de las duplas creativas que mayor cantidad de lauros y palmares se han logrado para el cine dominicano, desde Jean Gentil (2010), Dólares de Arena (2014) y La fiera y la fiesta (2019).
Ambos tienen visión de sus guiones, criterio para seleccionar tanto los temas como los talentos interpretativos. Xiomara Fortuna está en su mejor papel en cine, aun cuando desaparece inexplicablemente a mediados de la misma.
Lo que logra Xiomara Fortuna en inflexiones, movimiento corporal, actitud visual, es digno de ser reconocido.
Cecilia García se inserta en los matices de una dama de sociedad de clase alta, enmadejada en los giros de la corrupción por parte de su marido, (Cuquín Victoria), que por cierto también logra un notable desempeño, alejado de los estereotipos fílmicos de las comedias del pasado.
Croma Kid (Pablo Chea) es una carta de presentación digna y resaltante que anuncia la llegada de un director con sentido de lo que hace, apoyado en una historia de los años noventa y su tecnología, un no olvidada, en el transcurso de la cual se teje una historia de varias líneas temáticas.
El Premio al Mejor Corto de Ficción para Un gavillero en la sierra, de Ricardo Ariel Toribio, expresa una enorme verdad: se puede hacer un válido cine histórico aún con las limitaciones de un presupuesto mínimo, echando mano a actores del ambiente, reconstruyendo con dignidad una parte del pasado patriótico.
El corto es un proyecto con complejidades y referencias musicales patrióticas (como el Himno Nacional de esos años) para dar con una historia que ya debería estar convocando la necesidad de un largometraje.
Su director, rostro poco conocido, es un músico que se ha orientado, conceptualmente, al estudio del cine con criterio social, para lograr proyectos de criterio nuevo.
Un acierto del jurado fue el premio al Mejor Cortometraje Documental a En busca del corazón azul, (ópera prima de Amelia Deschamps) sobre la explotación del Larimar, pero enfocado como nunca antes: a través de las aspiraciones y condiciones de trabajo de un minero de la piedra azul que únicamente se produce en aquel socavón y cuya extracción supone un riesgo y una aventura, que la autora decidió correr.
Se trata de un valiente trabajo de cámara en hombro y peligros reales. No es la primera vez que se toca el tema en un corto. Antes habíamos visto reportajes periodísticos en premios de periodismo turístico, pero no con estas características en las cuales el cine hace pareja con la vida real.
7 reposiciones de culto
Podría ser atrevido hablar de “reposiciones de culto” en el cine dominicano, pero encontramos el concepto adecuado para la decisión de haber incluido en la cartelera las películas: “No es lo que parece”, de David Maler; “La familia Reyna”, de Tito Rodríguez; “Veneno” de Tabaré Blanchard; “Hotel Copelia”, de José María Cabral; “Papi”, de la novela homónima de Rita Indiana; “Mis 500 locos” de Leticia Tonos, y “La Gunguna” de Ernesto Alemany.
Estos títulos, que mucha gente fue a ver porque perdió en su momento la posibilidad de hacerlo, construyeron una especie de pequeña antología inmediata del buen cine dominicano.
Manifestamos nuestro deseo de que puedan ser negociadas para plataformas de exhibición a demanda (Netflix, Star Plus, Prime Video y otras), las difundan a nivel internacional.
Croma Kid se estrena este jueves
La ópera prima de Pablo Chea, que se estrenó en el Festival de Rotterdam, participará en la 67 edición del BFI London Film Festival dirigida a toda la familia, se estrena este jueves 15 en los cines del pais. Cuenta con las actuaciones del niño Bosco Cárdenas Guzmán, junto a él Nashla Bogaert y David Maler, también Jaime Piña. La música es de Grégoire Blanc. El tema “Magia” es interpretado por Solo Fernández. La producción es de Lántica Media y Aurora Dominicana.