Priscilla es una película biográfica en la que, sospecho, Sofía Coppola intenta capturar la vida privada de Priscilla Presley desde su adolescencia, en una especie de antítesis que sirve como respuesta a lo que hizo Baz Luhrmann el año pasado en Elvis, pero incorporando, en efecto, su típico discurso feminista sobre los apuntes biográficos registrados en el libro de memorias publicado por la misma Priscilla en 1985 bajo el título de Elvis and Me (Priscilla incluso se desempeña como productora ejecutiva para custodiar que no se prostituya su versión de los hechos). Sin embargo, me temo que en sus casi dos horas suceden pocas cosas que despierten mi interés por las vicisitudes del pasado de la señora.
Desde un principio, no me parece otra cosa que un biopic rutinario, nimio, dúctil, que carece de pulso dramático cuando reconstruye en la superficie su retrato sobre la princesa aburrida y enjaulada en la oscura mansión del rey, en donde todas las escenas se registran como trampas maniqueas que siempre señalan con el dedo al mismo culpable.
Su argumento se desarrolla a partir de 1959 y narra la existencia de Priscilla Beaulieu, una adolescente de 14 años que conoce al famoso cantante Elvis Presley, en los tiempos en que este ejerce su servicio militar en la cima de su fama, y del que se enamora casi de inmediato cuando comienzan a salir casualmente en medio de la preocupación de sus padres por la diferencia de edad entre ambos (él tiene 24 años cuando la conoce).
La narrativa se estructura como una historia de amor entre el cantante y la joven desconocida, pero, en el fondo, pierde el tacto dramático cuando repite inútilmente las mismas situaciones cotidianas a puerta cerrada que reducen la efigie la protagonista al papel obvio de una víctima, mostrado desde las escenas en que Priscilla abandona poco a poco su capa de inocencia cuando es seducida Elvis y termina encerrada en Graceland como si estuviera cumpliendo condena en una prisión domiciliaria por enamorarse del hombre equivocado que no la valora. La muchacha limita su radio de acción a hablar por teléfono, caminar por los pasillos, acudir a la escuela, observar las travesuras de Elvis y tolerar los vicios que lo colocan silenciosamente al borde del abismo.
Esto es especialmente cierto en los instantes en que Priscilla transita hacia la madurez y se da cuenta de que Elvis es solo un sujeto manipulador, indolente, que debajo del carisma esconde la naturaleza de un depredador de jovencitas que, en esta ocasión, se aprovechó de su ingenuidad para satisfacer sus placeres terrenales, tratándola como un trofeo al servicio del deseo, ocultándola del mundo exterior para proteger su imagen íntegra de celebridad mientras se acuesta con otras mujeres famosas en la agenda de infidelidades que ocurre fuera de campo. Elvis, por lo tanto, aquí es un villano de turno. Y Coppola retrata el barullo doméstico desde la perspectiva de Priscilla para desmitificar moralmente la leyenda de Elvis y, ante todo, acomodar un comentario sobre la emancipación femenina entendido como la independencia de una mujer tolerante que, durante más de una década, sufre en silencio por la indolencia de un individuo volátil al que una vez amó y del que busca escapar a toda costa tras un matrimonio fallido destruido por el adulterio y la adicción a las drogas.
En ese sentido, me resulta bastante tibia la actuación de Cailee Spaeny cuando utiliza su registro expresivo para comunicar el presunto sufrimiento interno de una muñeca de porcelana afectada por el aislamiento. Prefiero el rol secundario de Jacob Elordi, quien, apoyado del maquillaje, mimetiza la voz y los gestos del rey del rock and roll. Lo único que alcanzó a rescatar, lejos de los personajes cosméticos, son algunos valores de puesta en escena que Coppola aplica de manera calculada sobre los decorados que reproducen con autenticidad los espacios de Graceland, así como la banda sonora arreglada por música anempática y los detalles particulares de las décadas de los años 60 y los años 70. Todo lo demás es un refrito de obviedades que me obliga a razonar lo suficiente como para darme cuenta de que lo he visto antes con mejores resultados.
Ficha técnica
Título original: Priscilla
Año: 2023
Duración: 1 hr. 53 min.
País: Estados Unidos
Director: Sofia Coppola
Guion: Sofia Coppola
Música: Phoenix
Fotografía: Philippe Le Sourd
Reparto: Cailee Spaeny, Jacob Elordi, Ari Cohen
Calificación: 5/10