Introducción oportuna
Esta película es la primera de alta calidad en concepto y realización estrenada luego del escaramuza, batalla o “mach” o enfrentamiento (como se le quiera llamar)… ¿No sería adecuado que todas la personas amantes de nuestro cine, todas aquellas que no se han acercado a conocerlo a fondo, todos los técnicos y artistas (comenzando por aquellos que hicieron la película), todos los involucrados laboral y profesionalmente (técnicos, suplidores y artistas, productores, directores , etc) se decidan a llenar las salas en que se proyecte esta y las que habrán de seguir para ofrecer una demostración de acogida que se exprese en la boletería? ¿A cuántas otras proyecciones de excelentes películas dominicanas hemos dejado que las vean cuatro o cinco personas por función? ¿No deberían tanto el público sensible a nuestro cine como quienes lo construyen con tanto esfuerzo, venir a salas, pagar su entrada, recomendarla a familiares y relacionados, para que no sigamos viendo salas desoladas ante considerables producciones nacionales dignas de mejor acogida? Si hay unos responsables de generar apoyo a las películas, sobre todo si tienen esta calidad, somos cada uno de los cinéfilos y cineastas. Nadie más.
Las películas se hacen para ser disfrutadas masivamente en la experiencia única que es esa acogedora sala oscura
No basta con que su proceso se realice cumpliendo los requisitos y beneficios de una Ley Nacional de Cine, respecto de la cual – y en eso estamos de acuerdo- es tiempo de revisar y mejorarla para que siga sirviendo
La crítica
¿Pérez Rodríguez? ¿Así a secas? ¿Qué título es ese? Claro que no vende de acuerdo con las experiencias del cine comercial que ven el título y el cartel como las primeros lanzas del mercado cinematográfico.
Es este un título que nada cine, que no incita, dirán algunos. Puede ser así pero, pese a ello, a pesar de lo desorientador e inexpresivo de ese título, nos encontramos frente a una de las producciones cinematográficas dominicanas de esas que establecen la diferencia y marcan un camino: la internacionalización de una marca fílmica de calidad capaz de llamar la atención en festivales y ante jurados, sobre lo que somos capaces de producir, rompiendo las barreras del localismo y haciendo universal el ser identitario nacional, con un producto digno y consumible en cualquier parte del mundo.
Este proyecto es una de las cintas que aporta calidad, enfoque creativo, consistencia en su concepto, humor gestual inteligente inoculado desde la leve sugerencia, en fin, una comedia deliciosamente graciosa y conceptualmente disfrutable en su sentido identitario de la familia dominicana de clase media, aplicable en su esquema a la familiar de cualquier nivel.
Una película de guión, de atrevimiento argumental elevando la incidencia familiar al drama bien vivido, desechando la pendiente del melodrama y el tono superficial y previsible de las telenovelas de la peor etapa.
Pérez Rodríguez es, además, una película de actores, una producción coral en la cual sus talentos se apropian de unos parlamentos con ritmo propio, con aliento singular, fluidamente interpretados
La ópera prima del director Humberto Tavárez nos sorprende, con todo y la modestia logística de su premieres Es claro que el cine dominicano presenta una ruta variopinta, con promedios desesperantes, con diversas calidades y condiciones de sus proyectos enmarcados entre alentadores aciertos, entregas de realización extraordinarios y lastimeros propósitos.
Ocurrirá que, como cinéfilo, se acude sin ninguna referencia de lo que vas a ver, una a cargo de director de quien nada sabes…y te llevas la gran sorpresa.
Pérez Rodríguez se escapa de muchos esquemas, modismos y facilistas ya vistos. Es una entrega que resulta mezcla de humor, emoción, un profundo y emotivo retrato de la vida familiar dominicana y una caracterización de personajes y personalidades.
Visualmente se nota una dirección que supo exponer como nadie antes, las costumbres, ritos, usos, hitos de una familia de clase media (media alta?), su cotidianidad y en especial las celebraciones (la fiesta, el afán de la cocina) hasta las circunstancias de luto y la despedida final de las cuales nadie escapa.
El director de Pérez Rodríguez sabe explorar y explotar estos aspectos, escribe un guión fino, inteligente, acucioso, incisivo y a esté agrega una dirección actoral y de cámaras en que se evidencia una pasión por explorar la inferioridades psicológicas de sus personajes y plantear visualmente la identidad del dominicano del sector social expuestos.
Actoralmente lo que hacen los personajes principales y secundarios, es respaldar esa labor creativa, imprimiendo el tono preciso, la vocalización adecuada y sobre todo, el ritmo. Cuquín Victoria, Luis José Germán, Stephany Liriano, Lizbeth Santos y Xiomara Rodríguez, logran un desempeño excepcional.
Todos están muy bien. Cuquín vuelve a la experiencia del cine dramático, Luis José Germán se emplea a fondo su cualidad interpretativa, Xiomara Rodríguez transmite ese sentir de madre capaz de soportarlo todo, Liriano muestra que es más que un rostro hermoso y deja al público cinéfilo una sensación de respeto por el arte de la escena y Lisbeth Santos sabe expresar el peso del egoísmo y mala onda de su personaje.
La gran sorpresa del elenco es el joven actor dominico-hispano Joshua Wagner (El encuentro, El APP, En Alta Mar y Padre se Busca) quien enfrenta un rol desafiante por la intensidad que desarrolla en su proceso.
Como comedia dramática, el humor que desprende tiene una alta direccionalidad psicológica. No es el humor físico, ni de voceadora, a que nos acostumbraron determinadas producciones.
Técnicamente, Pérez Rodríguez cuida sus recursos, en especial fotografía (Sebastián Cabrera Chelín), la magistral edición (Nacho Ruíz Capillas) y banda sonora (Sebastián Schumacher), que aportan a la historia verosimilitud y belleza expositiva.
Nos parecieron innecesariamente oscuros determinados ambientes y locaciones, que podría ser un asunto de estilo de dirección para transmitir sensaciones de pesadumbre o pena, pero habríamos querido un poco más de luz.
Pérez Rodríguez es una de esas pruebas que ofrece calidad y excelencia de sus estándares del cine dominicano que debe ser vista en especial por quienes, influidos por un pasado ya pasado, dicen “Yo no veo cine dominicano”.
Ficha técnica
PÉREZ RODRÍGUEZ
Título: Pérez Rodríguez
Dirección: Humberto Tavárez
Compañía productora: Lantica Studios
Guión y Dirección: Humberto Tavárez
Producida por: Rafael Elías Muñoz
Producción ejecutiva: Albert Martínez Martín
Categoría: Ficción
País (Nacionalidad): República Dominicana
Duración: 103 minutos
Género: Drama
Idioma Original: español
Locaciones: Pinewood Dominican Republic Studios
Montaje: Nacho Ruíz Capillas
Fotografía: Sebastián Cabrera Chelin
Diseño de Producción: Mónica de Moya
Directora de Arte: Pamela Delgado
Diseño de Maquillaje: Alexa Rivera
Diseño de Vestuario: Natalia Aponte
Diseño de Sonido: Sebastián Schumacher
Música: Axel Mansilla, Alex Masilla & Ernesto Paredano
Casting: Miguel Fernández
Reparto: Cuquín Victoria, Luis José Germán, Stephany Liriano, Lizbeth Santos, Joshua Wagner, Xiomara Rodríguez
SINOPSIS
Una historia sobre la dominicanidad y el sinsentido de los lazos familiares, contada a través de tres celebraciones, exponiendo las idiosincrasias y secretos de la familia Pérez Rodríguez. La identidad dominicana y los pequeños-grandes dramas familiares tienen espacio en Pérez Rodríguez.