Desde el momento en que entré a mi sala de cine para ver Memoria, de Apichatpong Weerasethakul, sabía que estaba a punto de vivir una experiencia única. Las películas del director tailandés siempre han sido para mí algo más que simples narraciones: son inmersiones sensoriales, mundos poblados de gente extraviada, donde lo mundano se transforma en lo inesperado bajo una extraña capa de paisajes contemplativos. Y esta no es excepción.

Lo particular es que aquí se va a la selva amazónica colombiana para trasladar por primera vez su cine a occidente y, además, diluir sobre el encuadre las preocupaciones que a menudo gobiernan su cine a través de su poética naturalista.

Entra en sintonía con su largometraje previo, Cementerio de esplendor. Pero la diferencia es que, aquí, Weerasethakul emplea su estética con cierta sutileza para acentuar, entre sonidos y poesía visual, el vínculo de la naturaleza que parece haberse perdido entre los recuerdos de los seres solitarios y alienados por el clima urbano, presentado además con una orgánica interpretación de Tilda Swinton.

La trama se sitúa en Colombia, donde Swinton interpreta a Jessica, una mujer escocesa que trabaja como botánica en un negocio de venta de flores en Medellín y que, luego de despertar por la noche al escuchar un sonido misterioso que solo ella puede percibir, se dispone a transitar por las calles para investigar un poco más sobre el ruido que la perturba; mientras visita a su hermana enferma en el hospital y, asimismo, establece una relación amistosa con un ingeniero de sonido que le ofrece pistas acústicas sobre lo que anda investigando.

En términos generales, la narrativa adoptada por Weerasethakul muestra el viaje de esta protagonista como el de una mujer perdida que anhela hallar las respuestas de sus inquietudes entre dos panoramas diametralmente opuestos: la ciudad y el campo.

Esta dialéctica funciona en la superficie para colocar lecturas bastante soterradas sobre la alienación del individuo contemporáneo que se entiende, de igual modo, como la imposibilidad de contemplar las cosas sencillas de la naturaleza que parecen haber sido arrebatadas por una sociedad que mata a sus integrantes entre edificios, diligencias y labores superfluas. Esto es específicamente cierto porque Jessica no recuerda nada cuando está en la ciudad y deambula como un ser vacío por las avenidas; pero cuando viaja al campo "accede" a compartir la memoria con otro para comprender lo que "perdió" de su propia naturaleza, como los ecos de una tragedia que se fugan por la ventana para perderse en la jungla más oscura. En pocas palabras, su síntesis discursiva habla sobre la condición humana y la conexión con la Tierra que a veces se olvida por los dilemas de la cotidianidad.

En este sentido, la actuación contenida de Swinton se convierte en el vehículo adecuado para explorar las preguntas planteadas, porque su rostro expresa la complejidad de emociones sin necesidad de grandes gestos o diálogos, de una mujer solitaria, reservada, cuyas pasiones la han alejado de la búsqueda de sentido espiritual, como una alienígena perdida en un mundo extraño que busca reencontrarse consigo misma.

Esta interpretación de Swinton me resulta hipnótica por la forma en que Weerasethakul la encuadra, en una puesta en escena que refleja sus pericias estilísticas para dimensionar la psicología del personaje por medio de los paisajes del gran plano general, largos planos fijos, la elipsis, el campo-contracampo, la topografía espaciotemporal, el silencio y, ante todo, el sonido diegético que se sutura fuera de campo para crear una atmósfera inmersiva.

Desde el primer instante, el diseño sonoro se transfigura en un personaje más, un elemento clave que guía a Jessica a lo largo de la historia mientras yo la observo hipnotizado. Hay escenas en las que simplemente escucho el viento o el agua fluir, como si estuviera en el campo tirado en la grama. Se trata, en efecto, de una película meditativa, arrítmica, deliberadamente ambigua, que me invita a escuchar el mundo de una manera diferente y, sobre todo, a observar el misterio de la belleza en lo cotidiano.

Ficha técnica
Título original: Memoria

Año: 2021
Duración: 2 hr. 16 min.
País: Colombia
Director: Apichatpong Weerasethakul
Guion: Apichatpong Weerasethakul

Música: César López
Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom
Reparto: Tilda Swinton, Daniel Giménez Cacho, Jeanne Balibar, Juan Pablo Urrego, Elkin Díaz

Calificación: 7/10