Ante la agitada marea de estrenos que repiten fórmulas convencionales cada semana, Lobos, la nueva película de Jon Watts estrenada en Apple TV+, supone para mí un producto interesante y competente que se escapa de los modelos ampliamente establecidos por el cine infantiloide de Hollywood de la actualidad.
El rato divertido que paso con ella en menos de dos horas me deja pensando que es una comedia de acción bien entretenida y que, de cierto modo, recupera las sorpresas de la vieja escuela con la química estelar que ofrece la dupla de George Clooney y Brad Pitt por las calles neoyorquinas, donde en cada escena me intereso por lo que dicen sus personajes cuando discuten asuntos turbios de una manera desenfadada e irónica.
La trama, firmada con un guion del propio Watts, sigue durante un día las peripecias de Jack y Nick, dos profesionales del encubrimiento de crímenes que son contratados por teléfono por una cliente para encubrir el crimen de un prostituto joven que es encontrado medio muerto en la habitación de un hotel luego de tener relaciones con una mujer mayor que busca ser fiscal del distrito.
En términos generales, la narrativa me resulta atrapante porque se mezcla con soltura la comedia de acción con el suspenso hitchcockiano, sobre unas escenas cargadas de tensión y dilemas morales que amplifican el desarrollo de dos personajes centrales que actúan como dos lobos solitarios que, en medio de un desolado paisaje invernal, confrontan los fantasmas del pasado mientras intentan arreglar las contrariedades ocasionadas a última hora por el MacGuffin de unos paquetes de drogas y el crimen organizado.
En apariencia, la trama se construye sobre algunas cuestiones básicas del thriller de acción, pero funciona adecuadamente porque evita los lugares comunes al colocar a los dos personajes en una serie de situaciones imprevisibles que se suelen distribuir con mesura entre las persecuciones, los tiroteos y, ante todo, los diálogos precisos que justifican las motivaciones personales de ellos y, además, sirven como medida de escape para responder a las interrogantes del barullo que se resuelve con el relato no iconógeno, donde el juego de coloquios saca a la luz las cosas oscuras que hicieron.
Cada conversación que ellos tienen revela los códigos del oficio, pero también la lealtad y la ética que los obliga a colaborar en equipo por encima de la rivalidad y de los insultos calculados, dejando la moraleja de que los verdaderos lobos no siempre son los que corren sobre la nieve.
En este sentido, la simbiosis entre Clooney y Pitt es el mayor acierto de todo el asunto. Ambos actores han trabajado juntos anteriormente, pero aquí, en lugar de la ligereza cínica de La gran estafa (Soderbergh, 2001), logran ofrecer una dinámica un poco más compleja al interpretar a dos individuos que son perseguidos por las decisiones inesperadas. Clooney interpreta a un hombre astuto, cansado de su profesión, atrapado por la ambigüedad moral, que a veces se niega a aceptar que el tiempo le pasó factura a su ingenio para resolver los trabajos. Pitt, por su lado, interpreta sigue a un fixer cool, sinuoso, con la espalda oxidada, que cree tenerlo todo controlado con la astucia que emplea para limpiar el problema con eficiencia.
Las escenas por las que ellos transitan están dotadas de un ritmo deliberado y, asimismo, de unas atmósferas urbanas de Larkin Seiple que acentúan el desarrollo de los personajes sobre los espacios abiertos y las calles solitarias que a menudo evocan una sensación de aislamiento entre los paisajes nocturnos. Quizá pierde un poquito de fuerza en el tramo final, pero Watts mantiene el pulso narrativo sin perder de vista la sustancia y demuestra, dicho sea de paso, su compromiso para reunir a dos de las últimas estrellas de Hollywood.
Ficha técnica
Título original: Wolfs
Año: 2024
Duración: 1 hr. 48 min.
País: Estados Unidos
Director: Jon Watts
Guion: Jon Watts
Música: Theodore Shapiro
Fotografía: Larkin Seiple
Reparto: Brad Pitt, George Clooney, Austin Abrams, Amy Ryan
Calificación: 7/10