Título original: Knocking at the Cabin. Año: 2022. Género: Terror. País: USA. Dirección: M. Night Shyamalan . Guion: M. Night Shyamalan, Steve Desmond, Michael Sherman. Novela: Paul Tremblay. Elenco: Dave Bautista, Jonathan Groff, Ben Aldridge, Kristen Cui, Rupert Grint, Nikki Amuka-Bird. Duración: 1 hora 40 minutos
Night Shyamalan vuelve a acercarse a lo apocalíptico desde un aspecto religioso como lo hizo en “Sings” (2002), una visión particular del Juicio Final o como en “The Happening” (2008) donde hace una insistencia en las lecciones espirituales.
En “Llaman a la puerta” (Knocking at the Cabin) toma el mismo tema terrorífico para solventar una historia que posee sus perfiles en la intriga agregada a un conjunto de manifestaciones que se van revelando en el transcurso de la historia.
Su primera escena define su idea central cuando se presenta a la niña Wen (Kristen Cui) que está recolectando saltamontes en los alrededores de una cabaña donde está pasando unas vacaciones junto a sus padres Eric (Jonathan Groff) y Andrew (Ben Aldridge). Allí se acerca la presencia de un extraño personaje de nombre Leonard (Dave Bautista) quien se sienta a su lado a deshojar una flor como un presagio de las amargas decisiones que se tomarán posteriormente.
Leonard se hace acompañar de tres personajes más, Redmond (Rupert Grint), Sabrina (Nikki Amuka-Bird) y Adriane (Abby Quinn), todos ellos con una especial misión que contrastará con las propias creencias de los habitantes de esa cabaña.
“Llaman a la puerta” es un ejercicio de destreza psicológica al buen estilo del maestro Hitchcock
Entre la amabilidad y la violencia, el cuarteto entra a la cabaña y somete a la familia para explicarles el plan de su invasión que no está muy lejos de los propósitos de los sacrificios que hacían las antiguas civilizaciones cuando deseaban evitar una catástrofe o una maldición.
De esta manera Shyamalan toma la novela de Paul Tremblay para jugar con su papel de director, con bastante parsimonia, y tratando la transversalidad de una idea que surca por distintos motivos sobre los miedos ancestrales y las profecías bíblicas unidas a los hábitos de las sociedades contemporáneas con respecto a la conciencia de la preservación de la propia existencia.
El posible sacrificio de uno de los miembros de la familia es lo que detona la tensión, en la que el director, a través de sutiles flashback, rememora la relación íntima entre Eric y Andrew que luego se revela como la fuerza mayor en el momento del clímax que posee toda su justificación en el recurso de la incertidumbre tanto en los personajes como en el público, donde el score de Herdís Stefánsdóttir y la fotografía de Jarin Blaschke, ambas impredecibles, son propicias para mantener la intensidad del relato.
Uno de los recursos que el director maneja a su favor es el escenario íntimo donde se desarrolla todo que, con una correcta utilización del uso de la cámara, los ángulos y la iluminación, le otorga a este thriller apocalíptico un aspecto anímico y moral bastante efectivo.
“Llaman a la puerta” es un ejercicio de destreza psicológica al buen estilo del maestro Hitchcock que, en las manos de Shyamalan, es más que un loable homenaje.