El tema resulta importante  y significativo a partir del libro escrito por Claudia Hellmann y Claudine Weber Hof  y el prólogo de Wim Wenders (Ed. Océano, Barcelona, 2010),  que trata la problemática de las grandes ciudades utilizadas en diversas producciones cinematográficas. La ciudad en el cine requiere de un tratamiento dinámico y multifuncional, pues el concepto de ciudad está ligado a cultura, sujeto y movimiento. Todo esto se hace observable en una realización cinematográfica.

Así las cosas, ciudades como New York, Los Ángeles, París, Roma, San Francisco de California, Tokyo, Venecia, Viena, Chicago, Berlín, Pekín y muchas otras aparecen registradas en muchas películas que hoy son conocidas en centros económicos, plazas, salas de cine y lugares de difusión de eventos socioculturales.

Aparte de estas ciudades mencionadas,  existen muchos paisajes urbanos que tienen amplia significación, a partir de eventos ocurridos que tienen que ver con ocurrencias sociales y conflictivas o guerras, escándalos, tragedias, fiestas y otros hechos que encontramos en películas como La Dolce Vita, Muriel, Los carabineros, El curandero, Matrix 1 y 2, La Lista de Schlinder, Casablanca, La Guerra de los Mundos, Hiroshima, Mon amour, 2001, Odisea del Espacio, Inframundo, Los Intocables, El año pasado en Marienbad,  El Padrino y otras películas famosas que han tenido sus principales locaciones seleccionadas en las grandes ciudades que hemos conocido a través del mundo y el espectáculo.

En el área del Caribe tenemos la presencia de La Habana, ciudad donde se han realizado grandes eventos cinematográficos, antes y luego de la revolución llevada a cabo por Fidel Castro; pero también en Ciudad México, Buenos Aires, Santiago de Chile, Caracas, Lima y otras, donde la geografía y la historia sociocultural se han visto reflejadas y proyectadas en las pantallas.

¿Quiere esto decir que el concepto de mapa urbano, junto al de localización y puntos cardinales ha estado unido siempre al concepto de producción cinematográfica? El  cine ocurre siempre en un espacio urbanizado o no y que responde a un criterio de necesidad artística o realización espectacular.

Todo lo anterior significa que ciudades como Estambul, Kabul, Jerusalén, Las Vegas, Chicago, Damasco, Teherán, Belén y otras han servido como explicación, panorama de conflictos armados, grandes crímenes, grandes secuestros, o actos terroristas que se han divulgado y proyectado mediante el cine entendido como empresa de arte, relaciones sociales e imágenes vivas.

Podemos decir entonces que la ciudad utilizada como espacio de representación, trama, lugar y eventos múltiples funciona a partir de un imaginario social, estético y audiovisual visible en lugares como Hong Kong, Pekín, Moscú, Londres, Dublín y otras que son temas de grandes guiones, propuestas de producción y punto de partida de investigación, eventos trágicos o festivos como en Las Vegas con sus grandes calles o bulevares, casinos, bancos y tierras desérticas. Estos lugares o ciudades famosas aparecen en películas de gran resonancia donde proliferan el sexo, los espías, las acciones vandálicas, los grandes crímenes y secuestros, pero también los grandes disturbios sociales como suceden en Los Angeles,  lugares de Corea del Norte y Corea del Sur, Irlanda, Beverly Hills, Miami, Buenos Aires, Nueva Delhi, Venecia, El Cairo y muchos otros lugares del planeta.

Las visiones arquitectónicas, la moda, la música urbana, el comercio y sus afluentes en la vida actual, el tránsito terrestre unido también al concepto de pista urbana, calle de barrio, callejón, parque y otras localizaciones unidas a usos sociales permiten entender la importancia de la geografía urbana y además del lugar del sujeto en las sociedades orientales y occidentales. El ejemplo de Blade Runner del director Ridley Scott, resulta importante por el reparto que marca un trazado en el cine, a partir de los años 80 (actuaciones como las de Harrison Ford, Sean Young, Joe Turkel, Darli Jannah y Eduard James Olmo como una producción y Hong Kong), constituyen diversos imaginarios fílmicos.

Muchísimos valores estéticos encontramos en la historia de las producciones cinematográficas que se han convertido en aportes para la cultura audiovisual, donde se destacan aspectos urbanos y sociales que envuelven grandes narrativas y grandes capitales que inciden en las relaciones económicas de muchos países, creando términos como “Las ciudades de cine o las ciudades en el cine”.