A propósito de este 15 de agosto del 2022 en que se clausura el Año Jubilar Altagraciano con la celebración de los primeros 100 años de la coronación canónica de la Madre Santísima de la Altagracia, que tuvo lugar en la ciudad de Santo Domingo durante el periodo de la ocupación militar americana (1916-1924), es propicio hacer una exploración de cómo esta figura religiosa, aparte de tener una profunda huella en las raíces de la identidad religiosa criolla, también ha trascendido en el ámbito audiovisual nacional.

Antes de señalar la primera manifestación en imágenes móviles, es válido primero transitar por su historia teniendo pendiente que el desarrollo audiovisual en la República Dominicana viene precedido de esta entusiasta devoción religiosa, un sello permanente en el corazón del pueblo dominicano.

Las huellas de la devoción

Crónica publicada por el Listín Diario el sábado 17 de febrero de 1923, sobre las impresiones de la exhibición de La leyenda de Nuestra Señora de la Altagracia de Francisco Palau. (Periódico Listín Diario, 17 de febrero 1923).

El propio sacerdote capuchino Fray Cipriano de Utrera señala que la fe sustentada por los cristianos católicos de la isla posee una temprana referencia en el continente europeo, en la ciudad de Manzanares situada en la Mancha, España, cuya población estuvo puesta debajo del patronato de Nuestra Señora de Alta Gracia donde existió para el 1512 ya una primera imagen. (Utrera,1933).

Mientras que, según afirma el historiador Vetilio Alfau Durán, esa imagen llega a la isla por los primeros pobladores europeos afincados en la isla, la cual toma como su lugar natural la Iglesia de San Dionisio construida en la Villa de Higüey en el siglo XVI, el primer santuario que hicieron los católicos en La Española y, por consiguiente, el primer Santuario cristiano de todo el continente americano. (Incháustegui, A. y Malagón, B., 1994).

Ya para el año de 1691 el culto estaba expandido de manera definitiva por toda la isla, confirmando la fe y el sentimiento cristiano de una parte importante de los criollos pobladores. Pero no fue hasta 1800 en que la imagen de la Virgen fue impresa en papel, y por primera vez llevada a un pequeño libro editado por el francés Andrés Josef Blocquerst quien puso a circular la “Novena para implorar la protección de María Santísima por medio de su imagen de Altagracia”, libro que también contiene la primera oración impresa implorando la protección de la Virgen.

Los años continuaron hasta que un importante acontecimiento ocurrido el 15 de agosto de 1922 marca un hito importante en la historia de la religiosidad popular dominicana. Se trata de la canónica y pontificia coronación de Nuestra Señora de La Altagracia como Protectora del pueblo dominicano, ordenada el 1920 por el Pontífice Benedicto XV llamado “El Papa de la Paz”, pero por su inesperada muerte, el nuevo Papa Pío XI designa como delegado Pontificio a Monseñor Sebastián Leite de Vasconcellos, prelado portugués, Arzobispo titular de Damieta, quien es el que lleva a cabo el trascendental acto.

Este suceso posee un significativo propósito de identidad nacional pues se producía dentro de un gobierno militar extranjero, en la que los feligreses pedían a la virgen su intervención para restaurar la independencia política, arrebatada desde 1916 por consecuencia de la primera intervención norteamericana a la República Dominicana. (Ramos, 21 de enero de 2022).

El primer registro fílmico

Anuncio publicitario del estreno de la que se considera la primera película dominicana dirigida por el fotógrafo Francisco Palau, durante su exhibición en la ciudad de La Vega en el cine Colón, el miércoles 8 de marzo de 1923. (Periódico El Progreso, La Vega, 8 de marzo de 1923)

Este acontecimiento sirvió para el origen del primer registro fílmico de la devoción del pueblo dominicano hacia la Virgen de la Altagracia, gracias al lente del camarógrafo Rafael Colorado y el empresario teatral Louis Pasquale quienes vinieron de Puerto Rico para realizar un documental sobre las incidencias de tan magno acontecimiento que se extendió durante cuatro días en los que ellos se encargaron de filmar el traslado de la santa imagen desde la iglesia de San Dionisio, antiguo santuario en Higüey, hasta la Catedral Metropolitana de Santo Domingo, teniendo también como escenario lo que es hoy el Baluarte del Conde, originariamente llamado Bastión de San Genaro, puerta que servía de entrada a la ciudad de Santo Domingo.

Junto a estos también estaban como testigos y colaboradores los entusiastas dominicanos de la imagen en movimiento como Francisco Palau, Tuto Báez, Adam Sánchez y Salvador Sturla. Así esta semilla plantada es lo que produce la iniciativa de Francisco Palau y el empresario Juan B. Alfonseca del sueño fílmico que hoy sueñan todos, cuando meses después surge la primera película netamente dominicana, sustentada por la devoción de todo dominicano y dominicana hacia la Madre Protectora.

Así surge la producción de en cortometraje de cuatro actos titulada “La leyenda de Nuestra Señora de Altagracia” o “La Aparición de Nuestra Señora de la Altagracia” como aparecía en los anuncios del cartel, estrenada en los teatros Colón e Independencia de la ciudad capital, el viernes 16 de febrero de 1923.

Para la elaboración del guion, del historiador Bernardo Pichardo, se tomaron las prédicas que el párroco de Higüey Gabriel Moreno del Christo realizaba sobre la leyenda de la aparición de la Virgen y que a su vez fue escrita por Juan Elías Moscoso por encargo de este mismo párroco.

Con decorados del catalán Enrique Tarazona, la película, en cuatro actos, tuvo una extensa campaña publicitaria que incluyó hasta “trailers” o avances. En la misma participaron en el reparto la joven italo-venezolana Alma Zolessi, José B. Peynado Soler, Fernando Ravelo, Panchito Palau y Pedro Troncoso Sánchez, entre otros actores aficionados. (Sáez, J.L. 1982, p. 52).

La exhibición de esta “La leyenda de Nuestra Señora de Altagracia” fue reseñada en una nota del Listín Diario señalando lo siguiente: Anoche en el teatro Colón se exhibió completa la película nacional intitulada Leyenda de Nuestra Señora de Altagracia, para cuya confección se ha tratado de copiar fielmente los datos históricos de Moscoso, Deligne y otros. El Vicario General, Monseñor Luis de Mena, concedió su aprobación para que dicha película pueda ser exhibida, encontrándola conforme a la tradición y recomendable a la fe y devoción de los fieles.

El teatro Colón fue invadido por una multitud ansiosa de ver proyectada en el lienzo la primera película de confección netamente nacional, en la cual toman parte jóvenes y damas de nuestra buena sociedad. Nutridos aplausos saludaron la presentación en la pantalla de los principales artistas que toman parte en dicha película, ovacionando también varias de las escenas más emocionantes, tales como la aparición fantástica de la Milagrosa Virgen, cuando la vio la doncella en sueños, extendiendo las manos para aprisionar la venerada imagen, la cual desapareció esfumándose en las sombras y otras escenas más, plenas de románticos coloridos, llenas de hermosos paisajes tropicales.

Como confección nacional la película Leyenda de Nuestra Señora de Altagracia, representa un gran esfuerzo, merecedor de ayuda y digno del encendido encomio. Su estreno anoche fue en los teatros Colón e Independencia, fue un triunfo ruidoso, que asegura definitivamente el éxito de su exhibición en toda la República.

Felicitaciones al Sr. Francisco Palau, director propietario de dicha película y a los artistas que tomaron parte en ella, los cuales desempeñaron con maestría y arte sus respectivos papeles”. (Listín Diario, 17 de febrero 1923., p.1).

Aquella historia de esa niña entregada a las prácticas religiosas, que le encargó a su padre que le trajera en su viaje a la ciudad, una imagen de la Virgen de Altagracia que ella había soñado, y a cuyo padre le habían manifestado que no conocían advocación alguna, pero que al final sí pudo llevarle ese especial regalo que luego, en la copa de un naranjo, marca su lugar de permanencia divina, es la digna representación del pueblo dominicano con profunda raíz religiosa que confía en la protección que esa madre ofrece.

Otras producciones sobre la Virgen

En tiempos más actuales la voluntad de los realizadores dominicanos no ha rehuido a la exploración de la veneración de la Virgen manifestado en  trabajos de cortos de ficción recreando la leyenda de su aparición y en documentales de corte antropológico que se han producido sobre el tema como “El paseo de la Virgen” (Claudio Chea, 1987) que presenta el sincretismo religioso presente en la zona de Palmar de Ocoa en la que la cámara de Chea se interna en el pueblo para captar una de las estampas más genuinas de la vida rural dominicana o “La Virgen donde sale el Sol” (Máximo José Rodríguez, 2000), en honor de la Virgen de la Altagracia.

Al igual, otros trabajos como “Historia y Leyenda de la Virgen de la Altagracia” (2016); “Virgen de la Altagracia, protectora del pueblo dominicano” (Ángel Ruiz-Bazán, 2020), en la que aborda las peregrinaciones que año tras año los feligreses hacen hacia la Basílica de Higüey, han sido destinados para la televisión en tono de reportajes y documentales sobre su historia y leyenda.

Pero la obra cumbre sobre el tema que se ha producido en la República Dominicana ha sido el documental “Camino a Higüey” (Abbi Alberto, 2017), producido por Elsa Turull de Alma de Larimar Films. Es una documentación valiosa por los aportes de redescubrimiento de una de las tradiciones más arraigadas en el pueblo dominicano como es la devoción a la Virgen de la Altagracia la que hace un balance justo entre la peregrinación, los testimonios y las experiencias de personas devotas en la que cada personaje presenta las diferentes expresiones de fe.

Todos estos trabajos vienen a reforzar el particular origen de este cine criollo, un cine que viene bendecido por el manto de la Virgen, que ha colocado su trayectoria por los caminos de la búsqueda constante de mostrar la realidad y el espíritu de fortaleza del pueblo dominicano.

Fuentes

-Incháustegui, A, y Malagón, B. (1994). Vetilio Alfau Durán en el Listín diario: escritos, Volumen. Publicaciones del sesquicentenario de la independencia nacional. Volumen 8 de Sesquicentenario de la independencia nacional. Santo Domingo: Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos.

-Ramos, A. (21 de enero de 2022). A 100 años de su coronación: Historia y Leyenda de la imagen de la Virgen de la Altagracia. Acento. https://acento.com.do/cultura/a-100-anos-de-su-coronacion-historia-y-leyenda-de-la-imagen-de-la-virgen-de-la-altagracia-9024922.html

-Sáez, J. L. (1982). Historia de un sueño importado. Santo Domingo: Ediciones Siboney.

-Utrera, F. (1933). Ntra. Sra. de Altagracia: historia documentada de su culto y su santuario de Higüey. Santo Domingo: Padres Franciscanos-Capuchinos.

– (17 de febrero 1923). Estreno de la película nacional La Leyenda de nuestra Señora de la Altagracia. Listín Diario.

Audiovisuales

Turull, E., Germán, C. (productores) y Aberto, A. (director) (2016). Camino a Higüey [película]. República Dominicana: Larimar Films.

Muñoz, E. (productor) y Chea, C. (director) (1987). El paseo de la Virgen

. República Dominicana: Videotel S.A.

Ruiz-Bazán, A (productor) y Ruiz-Bazán, A. (director) (1987). Virgen de la Altagracia, protectora del pueblo dominicano

. República Dominicana: Universidad Autónoma de Santo Domingo y Quetzal Producciones.