Título original: La Hembrita. Año: 2023. Género: Drama. País: República Dominicana. Dirección: Laura Amelia Guzmán. Guion: Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas. Elenco: Cecilia García, Cuquín Victoria, Xiomara Fortuna, Mario Peguero, Alezka Vásquez. Duración: 1 hora 32 minutos
El discurso social, dentro de la ficción fílmica dominicana, ha abarcado distintos aspectos en el espectro narrativo local. Esto marca la visión de sus realizadores hacia los puntos de interés que pueden imprimir en las distintas historias y relatos propuestos.
En el caso de “La Hembrita” su discurso se centra en Dominique (Cecilia García), una mujer de clase alta que empieza a sentir los embates del “nido vacío”, situación que la determina a fijar su interés en una de las nietas de su criada Carmen (Xiomara Fortuna) quien la tiene bajo su cuidado.
Esto va creando un estado maternal hacia esa nieta dándose cuenta de que todavía tiene la capacidad de seguir ofreciendo amor. Frente a este planteamiento existe otro motivo dentro del discurso que apunta hacia su esposo Alfonso (Cuquín Victoria) quien se ve envuelto en un escándalo social, manteniendo esta situación como un telón de fondo durante el curso de la historia.
Frente a este aspecto se introduce también el reclamo del padre de la niña quien la visita a la casa para saber de ella, asunto que coloca un punto de tensión por la irrupción intempestiva de este individuo en el seno de esta familia.
Laura Amelia Guzmán (Dólares de Arena, 2014), una realizadora que viene acumulando experiencia narrativa en el circuito local, quizás una de mayor rigor, construye una pieza cinematográfica que hurga en el sentimiento de la clase alta conjugado con las apetencias de los de estratos marginados.
Carmen representa una clase que reviste importancia para los privilegiados pues es el anclaje dentro de la dinámica que surge en el desenvolvimiento natural en este tipo de hogares. No obstante, su ausencia abrupta en el segundo acto de la historia, impide explicar varios motivos de su naturaleza que la directora desaprovecha tanto por la calidad que aporta Xiomara Fortuna como así su personaje.
Esto deja en solitario a los personajes de Dominique y la niña que transitan por varios espacios y momentos que la van acercando a la decisión difícil de disponer entre devolver a la niña o mantenerla en la familia.
En el aspecto del lenguaje su puesta en escena, a través de un ritmo pausado tanto interno como externo, permite acercarse a los personajes sin interrupciones, dejando áreas integrales para su correcta apreciación, como aquella escena donde Dominique se siente torpe y perdida en ese barrio, un mundo tan ajeno como ese amor que le impidieron aportar hacia la niña.
En este punto resalto el trabajo de Israel Cárdenas, mutual imprescindible en el desarrollo de la carrera de Laura y de él mismo, quien, en la parte de la fotografía y el montaje, está logrando construir una nueva narrativa dentro del cine local gracias a su colaboración con otros realizadores en el renglón precisamente de estos dos aspectos técnicos. Esto evidencia el aporte sustancial que están haciendo una buena parte de los realizadores dominicanos para delinear un perfil justo y atractivo del cinema dominicano.
Con la propuesta de “La Hembrita” se puede llegar a la convicción de que se está avanzando de manera pausada, sin prisas y con la certeza de que la nueva generación es la poseedora de la gran cuota en la responsabilidad de continuar con esta construcción.