Analizar la impronta fílmica de David Cronenberg resulta imposible en 500 palabras. El director canadiense ha cimentado una reputación como uno de los creadores del género conocido como terror corporal. Sus películas han explorado una y otra vez las transformaciones viscerales que le ocurren a los protagonistas de sus historias en el contexto de lo psíquico, patológico e incuso tecnológico. Sin embargo, en esta ocasión nos ocupa el más reciente filme de su hijo, el talentoso Brandon Cronenberg: Infinity Pool.
En sus primeros filmes Antiviral y Possessor, Brandon Cronenberg ha realizado una reinterpretación del terror corporal al terreno tantas veces recorrido por su padre. El resultado es un cineasta debatiéndose entre la continuidad de un legado familiar y el ansia por dar a conocer su propia identidad. El cine de Brandon Cronenberg ostenta una carga peculiar de belleza pictórica a la vez que despliega imágenes dantescas, sobrecogedoras y hasta repulsivas.
Infinity Pool describe lo que ocurre al matrimonio venido a menos de James (Alexander Skårsgard) y Em (Cleopatra Coleman) mientras están de vacaciones en un resort en el país ficticio de Li Tolqa, en momentos en los que el país está dirigido por un régimen autoritario y se les advierte a los visitantes no abandonar las instalaciones del resort por la ocurrencia de escarceos subversivos.
El padre de Em es el dueño de una editorial que ha puesto en circulación la única novela escrita por James, quien se encuentra en un limbo creativo mientras su relaccion con Em se resquebraja. En el hotel, la pareja conoce a Gabi (Mia Goth), y su esposo Alban, quienes los invitan a pasar una velada fuera del resort. De camino al hotel, ya tarde en la noche y con copas de más, James atropella a un lugareño y lo mata, Gabi lo convence de huir lo más rápido de la escena y pretender que nada ha ocurrido. A la mañana siguiente, James es arrestado y condenado a muerte por haber abandonado la escena.
A continuación, la premisa de la historia: La legislación del país determina que por una cuantiosa cantidad de dinero el condenado puede clonarse y ejecutar al clon en su lugar para evadir la condena.
Este poderoso punto de partida, da pie al comentario crítico sobre la naturaleza de la impunidad y las bajezas que el ser humano está dispuesto a hacer con ella. Pero esto no es todo. Gabi y su esposo, introducen a James a un grupo de elitistas cuyo principal hobbie es drogarse y cometer fechorías innombrables sabiendo que pueden salirse con la suya sin mayor escarmiento.
Es en este punto en el que adquiere relevancia el personaje de Gabi, mientras trata de doblegar la voluntad de un indefenso James, quien en un principio se muestra renuente a sumergirse en un alucinante mundo de orgías, intoxicación y crimen. Mia Goth se ha convertido en la musa terrorífica del momento, no es para menos, luego de personificar a las memorables villanas de X y Pearl, y ahora entrega muestra una actuación enérgica y desbordante de toxicidad.
La fotografía y la música acompañan al espectador en su descenso al grotesco y repulsivo abismo de degradación y demencia. Por el abordaje de su temática y la firma autoral de Brandon Cronenberg, Infinity Pool constituye un aporte luminoso a un género infame e incomprendido, pero profundamente degustado por una subcultura de admiradores de culto.
Ficha técnica
Título original: Infinity Pool (Muerte Infinita)
Género: Horror, suspenso, ciencia ficción.
Año: 2023
Duración: 1 hr 57 min
País: Canada, Croacia, Hungría
Director: Brandon Cronenberg.
Productores: Karen Harnisch, Andrew Cividino, Christina Piovesan, Noah Segall, Rob Coterill
Guión: Brandon Cronenberg.
Música: Tim Hecker.
Fotografía: Karim Hussain
Edición: James Vandewater
Reparto: Alexander Skårsgard, Mia Goth, Cleopatra Coleman,
Thomas Kretschmann, Amanda Brugel, John Ralston
Distribución: Elevation Pictures