En “Halloween: la noche final,” David Gordon Green cierra de una manera bastante predecible el último capítulo en su trilogía de Michael Myers y Laurie Strode. Y ni siquiera se empeña en colocar algún momento que la logre sacar de la inercia narrativa y me haga sentir el verdadero miedo. Se trata, a mi parecer, de un slasher que ofrece algunas coordenadas autorreferenciales como secuela conclusiva, pero cuyo clima de terror carece de sustos que sean efectivos o de algún elemento sorpresa que evite que se repita inútilmente con cada muerte sangrienta, en casi dos horas en las que permanezco tieso como un cadáver cuando soy testigo del ritmo accidentado con el que narra el asunto sobre acoso, asesinos seriales y la naturaleza del mal.
A diferencia de las predecesoras, cuya continuidad se desentrañaba en unas pocas horas, su trama se sitúa cuatro años después de los acontecimientos de “Halloween Kills”, donde Strode vive con su nieta Allyson e intenta superar el duelo de su hija fallecida escribiendo sus memorias en el ordenador, con la finalidad de dejar atrás el miedo y la impotencia que le causaba la presencia del malvado Myers.
Pero una parte cuantiosa del argumento, pone a un lado el conflicto central para abordar la subtrama de Corey Cunningham, un joven atormentado y retraído que está profundamente afectado por haber matado accidentalmente al niño que cuidaba, en los instantes que recibe la lluvia de acosos y prejuicios de los pobladores de Haddonfield que lo tratan como si fuera un fenómeno, mientras tiene una relación amorosa con Allyson y sinuosamente despierta impulsos homicidas que lo obligan a transitar por el camino oscuro del psicópata, como si se tratara de la reencarnación de Myers dispuesta a celebrar asesinando en la noche del 31 de octubre.
No pasa ni media hora cuando comienzo a sospechar de la ausencia de desarrollo de los personajes que mantiene toda la narración suspendida en el círculo de la redundancia, donde los sobresaltos pasan ante mis ojos de una forma plúmbea que me impide salir aterrorizado por lo que sucede. Los diálogos a puerta cerrada tampoco suponen algo relevador.
En términos estructurales, Green sigue sin mucho apuro los clichés habituales del slasher con la violencia abrupta ocasionada por los cuchillos, las atmósferas oscuras en la que todo huele a sangre y el griterío de gente que anhela escapar a la inevitable masacre de Halloween; pero su conjunto se vuelve desequilibrado por esa necesidad de ampliar el arco del discípulo marginado de Myers sacado de la nada, a través de una historia romántica algo trillada y de pequeños episodios de humillación que funcionan para esquematizar sus deseos latentes como asesino en serie, algo que reduce el papel de Jamie Lee Curtis al de una secundaria que solo espera su turno para redimirse con el puñal en el tercer acto apresurado sobre la venganza más anticipada y, ante todo, le otorga una excusa muy inane a Myers para salir de la cueva y volver a matar con el cuchillo.
El ritmo de acción letárgico solo consigue que bostece, y poco me importa la brutalidad gratuita que está a la vuelta de la esquina como un revoltijo para poner punto final a una franquicia que muestra severos signos de agotamiento.
Ficha técnica
Título original: Halloween Ends
Año: 2022
Duración: 1 hr 50 min
País: Estados Unidos
Director: David Gordon Green
Guion: Chris Bernier, David Gordon Green, Paul Logan, Danny McBride
Música: John Carpenter, Cody Carpenter, Daniel Davies
Fotografía: Michael Simmonds
Reparto: Jamie Lee Curtis, Will Patton, Andi Matichak, Rohan Campbell, Kyle Richards,
Calificación: 4/10