En Guerra Civil, el director norteamericano Alex Garland adopta el enfoque de una distopía bélica con la finalidad, supongo, de abrir preguntas que interrogan el incremento de la polarización política y el declive democrático generalizado que arropa la actualidad de los Estados Unidos.
A juzgar por lo que observo en menos de dos horas, su premisa tiene un comienzo atrapante que se valida al sintetizar la incertidumbre del futuro distópico de una nación dividida, pero, desafortunadamente, su viaje por la carretera permanece situado en una zona de gratuidad que utiliza a los personajes como simples vehículos expositivos para presentar la disputa que sucede fuera de campo, donde por momentos tengo la sensación de que transita por lugares repetidos que banalizan el presunto período de conflagración.
Su historia transcurre en un futuro próximo en el que el mapa de los Estados Unidos se ha dividido en cuatro grandes territorios, como producto de una guerra civil librada entre los movimientos secesionistas y el gobierno federal administrado por un presidente que ocupa su tercer mandato en la Casa Blanca. La trama tiene como protagonista a Lee Smith, una veterana fotógrafa de guerra que, tras sobrevivir a un atentado suicida en los disturbios de la ciudad de Nueva York, viaja en camioneta con dos de sus colegas y una joven fotógrafa con la intención de atravesar la línea del frente en la capital para entrevistar al presidente, mientras se convierte en una testigo ocular del caos que ocurre en las calles ocupadas por los militares de las distintas facciones.
En términos generales, el asunto de esta fotógrafa tiene un arranque que me atrapa, dicho sea de paso, por la manera en que la narrativa conjunta el thriller bélico y el drama distópico para mostrar las secuelas psicológicas que surgen en ella cuando captura con su cámara el derrumbe de una sociedad norteamericana, donde en cada kilómetro recorrido observa la brutalidad policial, los campos de refugiados, los pueblos desolados, los tiroteos acalorados a plena luz del día y el panorama de deshumanización de los soldados armados que matan sin compasión a los civiles.
El problema fundamental, no obstante, es que la acumulación de conflictos debilita el desarrollo de los personajes hasta dejarlos suspendidos, por lo regular, en una superficie acomodaticia en la que se resuelven los barullos con mucha facilidad y sus acciones solo arrastran una exposición que nunca interroga sus dilemas morales más allá de las descripciones pueriles que funcionan para puntualizar un comentario sobre la naturaleza del poder, la moralidad en tiempos de guerra y las consecuencias de la división social, pero entendido ahora como el hundimiento de una nación fragmentada, que es inducido por la autocracia de un gobernante de extrema derecha que arrebata las libertades civiles y lleva el poder hasta los límites más peligrosos (una clara alusión al trumpismo como ideología política), donde las tensiones políticas y sociales han llegado a un punto de ruptura.
El discurso sociopolítico, dentro de sus limitaciones liberales, a menudo se ve interrumpido por subtramas innecesarias que solo sirven para quemar metraje, y el espectro de situaciones borra las huellas que dejan los personajes en cada una de las escenas previsibles.
A pesar de las irregularidades narrativas, encuentro algo sobria la interpretación de Kirsten Dunst cuando veo que ella emplea sus gestos y la mirada melancólica para comunicar el sufrimiento intrínseco de una periodista que lucha con episodios de estrés postraumático originados por su permanencia en la franja de peligro. Los secundarios que la acompañan, entre los que se halla Wagner Moura, son figuras cosméticas que me resultan irrelevantes para el conflicto central y solo rellenan algunas escenas.
Paralelo a esto, me parece interesante la forma en que Garland logra crear ese mundo distópico, empleando efectos especiales con cierta moderación y, además, evocando el estado de crisis a través de una atmósfera sombría y opresiva que cobra fuerza en los escenarios de destrucción que subrayan el colapso total de un país que una vez estuvo unificado. Su futuro distópico se ve auténtico y tangible en medio del ritmo accidentado. Pero, desgraciadamente, se echa de menos que no haya ningún impacto emocional detrás de su construcción de imágenes.
Ficha técnica
Título original: Civil War
Año: 2024
Duración: 1 hr. 49 min.
País: Estados Unidos
Director: Alex Garland
Guion: Alex Garland
Música: Geoff Barrow, Ben Salisbury
Fotografía: Rob Hardy
Reparto: Kirsten Dunst, Wagner Moura, Stephen Henderson, Cailee Spaeny, Jesse Plemons
Calificación: 6/10