Título original: El método. Año: 2023. Género: comedia, Drama. País: República Dominicana. Dirección: David Maler. Guion: David Maler, Andrés Curbelo B. (obra: El método Grönholm de Jordi Galceran). Elenco: Nashla Bogaert, Héctor Aníbal, Georgina Duluc, Pepe Sierra, Yasser Michelén, Dahiana Castro y Roger Wasserman. Duración: 1 hora 34 minutos
Cuando se consigue que todos los elementos que componen la acción en una película funcionen, esto se convierte en un fluir de tentaciones y desconciertos. “El Método”, dirigida por David Maler (Cuarencena, 2023)) posee esas finas cualidades que, independiente de pasar por la conciliación armónica de otro texto fílmico, ya que la misma ha sido llevada al texto fílmico por Marcelo Piñeyro en 2005 y por Enric Folch en una versión para la televisión del 2015.
La historia en cuestión parte de esa magnífica pieza teatral titulada El método Grönholm de Jordi Galceran, dramaturgo, guionista y traductor español en la que David Maler, a sabiendas del valor del texto que tiene entre sus manos y de ser consciente de las versiones anteriores, convierte su traducción en una nueva obra sorpresiva y dinámica donde los personajes que allí habitan cobran una nueva vida, para bien o para mal, según el lente con que se les mire.
La historia inicia cuando un grupo de profesionales acude a una entrevista de trabajo para una posición muy lucrativa dentro de una de las empresas multinacionales más grandes del mundo.
Una vez allí, el grupo es sometido a una dinámica que los reta a encontrar sus propias habilidades para lograr la meta deseada. Pero esto tiene consecuencias muy directas en cada personaje, puesto que la dinámica saca a relucir la parte más oscura y primitiva de estos postulantes.
Una vez servido el plato de situaciones, la dirección de Maler va en un sentido muy directo, sin utilizar ambages innecesarios lo cual expone a sus personajes frente a una vitrina vivencial en la que el espectador solo tiene que observarlos detenidamente.
Pero esta observación lo que provoca es una perspectiva de espejo en la que no se quiere reconocer que esa persona antipática, quizás, tenga algunos aspectos que se parezcan al que aprecia la historia desde la butaca. Y esto es lo que provoca dicha observación, cada personaje descrito en este espacio dramático pueda que refleje algo de lo que el espectador no quiere expresar.
Otros aspectos relevantes a destacar que interactúan de manera unísona para lograr el objetivo deseado son la dirección de fotografía de Sebastián Cabrera Chelin, precisa en los momentos más dramáticos, la edición de Nacho Ruiz Capillas y Pablo Chea, que ajusta el tiempo de las miradas y los movimientos de los personajes al ritmo del mismo desarrollo de la historia; la dirección de arte de Ricky Folch, simple, fría y sin artificios; el sonido de Denis Godoy y Alain Muñiz que rebusca en la sonoridad del espacio cerrado los empeños para crear esos planos sonoros que definan la naturaleza de los personajes; y la música de Sergio Jiménez Lacima que suaviza ciertos momentos, pero no desdeña el marco de rivalidad de los personajes, todo esto involucrado en un solo corpus que permite dar validez al texto argumental.
A esto, el trabajo actoral define la otra parte de la puesta en escena apoyada en el trabajo de Nashla Bogaert, Héctor Aníbal, Georgina Duluc, Pepe Sierra, Yasser Michelén, Dahiana Castro y Roger Wasserman, un elenco que mantiene la tensión en todo momento y donde cada uno entiende las flaquezas y fortalezas de sus respectivos personajes otorgando a sus diálogos, sin caer en lo explícito, distintos niveles de matices según las circunstancias, dejando así una historia disfrutable con su buena carga de crítica corporativa y social.