Desde sus años en el bachillerato, Unai Ochoa, estudiante de cine, ha descubierto su pasión por la industria cinematográfica, guiada por experiencias y el apoyo de sus profesores. Su interés comenzó cuando un colega actor la invitó a participar como extra en una serie, permitiéndole observar el funcionamiento detrás de las cámaras.

“Quise lanzarme a probar y ver si realmente era algo que me gustaba para vivir de ello”, comentó. Hoy, tras confirmar su afinidad por este arte, avalado en la economía naranja, que moviliza el 1.5 % del producto interno bruto (PIB), afirmó que disfruta y sobresale en lo que hace.

Para muchos alumnos, que ascienden a 745 estudiantes activos, según el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), las aulas no solo son espacios de teoría, sino un trampolín hacia el set, donde todo lo aprendido cobra vida.

El cine es mucho más que entretenimiento; representa una fuente de empleo y un vehículo para la identidad cultural. Según la Dirección General de Cine (DGCine), solo en diciembre de 2024, 27 proyectos cinematográficos tuvieron un presupuesto de RD$ 958 millones, generando 456 empleos directos.

A lo largo de 2023, 117 proyectos nacionales y extranjeros movilizaron RD$ 15,905.9 millones y crearon 6,659 empleos directos, además de aportar RD$ 355 millones al Estado a través del impuesto sobre la renta (ISR).

Ochoa explicó que la expansión del sector ha generado una demanda de profesionales en diversas áreas de producción.

“Una película involucra más de 200 personas trabajando. Si encuentras tu nicho y te vuelves bueno en ello, puedes conseguir trabajo”, aseguró.

Durante el 2024, el Sistema de Registro Cinematográfico (Sirecine) de la DGCine contabilizó 1,367 personas registradas, de las cuales, 874 eran dominicanos y 493 extranjeros. Para ese período, se registraron 433 actores, 58 directores, 102 productores, 93 guionistas y un equipo técnico de 681 personas.

“Cada producción requiere cientos de personas trabajando, y si encuentras tu especialidad, tienes un futuro asegurado”, aseguró Ochoa.

Luces, cámaras y… para las aulas

En 2010, el cine fue impulsado con la Ley 108-10 para el Fomento de la Actividad Cinematográfica, marco legal que dinamizó al sector gracias a los incentivos fiscales a beneficio de las personas físicas y jurídicas que decidieron crear en el llamado séptimo arte.

Si bien quienes más se han beneficiado por la Ley de Cine para realizar largometrajes son los productores y directores, esta va más allá de las películas: está también en las aulas.

Axel Calderón, estudiante de Cine y Comunicación Audiovisual, resaltó el acceso a los recursos y el apoyo de los profesores, especialmente en asignaturas como taller de cámara e iluminación. 

Calderón consideró que en los últimos años el sector ha crecido a través de la legislación, pero aún hay áreas por fortalecer. “Muchas de las películas que se están produciendo actualmente son de baja calidad, a pesar del talento existente en la industria. Es necesario fortalecer ciertas aptitudes para elevar el nivel del cine nacional”.

El estudiante cree que su formación le permitirá aportar nuevas ideas y explorar géneros poco abordados en el cine dominicano. Sostuvo que la comedia ha sido el género predominante, pero hay muchas historias por contar, como la independencia del país y otros eventos históricos.

"Me gustaría expandir el cine hacia el drama, el romance y la historia”, aseguró.

Su pensamiento está avalado en estadísticas de la entidad cultural. El género de la comedia atrapó a 8,603,534 cinéfilos durante el período 2011-2023, con 71 estrenos en la pantalla grande. La asistencia recaudó RD$ 1,522.5 millones, monto que representó dos tercios del recaudo total situado en RD$ 2,293.9 millones por los 257 estrenos.

Eva Pérez, quien es directora de fotografía, señaló que el cine dominicano ha avanzado hacia un nivel más industrial, permitiendo la participación en producciones internacionales.

“El cambio ha sido interesante. En Venezuela trabajamos con muchas limitaciones, mientras que aquí se ha logrado desarrollar una industria más estable y con oportunidades de crecimiento”, aseguró.

Su homóloga, Violeta Lockhart destacó la importancia de promover el cine en las escuelas, no solo para motivar la participación de niñas y adolescentes en roles técnicos y creativos, sino también para fomentar la apreciación cinematográfica.

Según la titular de la casa productora Minervas Films, presentar en las aulas películas de cineastas como Lucrecia Martel, Leticia Tonos y Victoria Linares, por ejemplo, acompañadas de guías de preguntas que incentiven la discusión sobre los roles creativos y técnicos, podría inspirar a más jóvenes a interesarse por la industria y demostrarles que es posible participar en ella.

Sin embargo, Lockhart subrayó que el aprendizaje no debe limitarse a las aulas o los sets. “Las universidades deben convertirse en multiplicadoras de nuestro cine”, aseguró, proponiendo proyecciones mensuales de películas y debates sobre la industria nacional.

Esta visión coincide con la Ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo, que destaca la importancia de proteger y proyectar el patrimonio cultural tangible e intangible como parte del potencial productivo del país.

Además, académicos como Félix Manuel Lora destacaron la necesidad de una colaboración estrecha entre estudiantes, cineastas y autoridades para fomentar un cine que “eduque y represente la realidad dominicana con autenticidad”.

De acuerdo con el tarifario referencial de la DGCine, por ejemplo, los derechos de guion para una ópera prima tendrán ingresos de RD$ 625,000, un productor tendrá un monto a validar de RD$ 2 millones, el director de una ópera prima es de RD$ 1 millones, igual que el actor principal de su primer proyecto.

En el caso del primer asistente de dirección tendrá una ganancia de RD$ 70,000 por semana, el continuista (RD$ 35,000), coach de actuación (RD$ 40,000) por semana. Asimismo, el encargado de casting (RD$ 40,000), asistente de casting (RD$ 25,000), diseñador de producción (RD$ 125,000), director de arte (RD$ 65,000) y primer asistente de arte (RD$ 25,000), por ejemplo.

Una estrategia que debe ser integral

Estudiar cine en República Dominicana no solo significa aprender el arte de contar historias, sino también ser parte de un sector estratégico para el desarrollo económico y cultural del país.

Con incentivos como la Ley 108-10, infraestructura y un capital humano en constante formación, la nación se consolida como un referente en la industria cinematográfica de la región de IberoaméricaDe hecho, estadísticas de Egeda Dominicana registraron que Quisqueya aportó 427,686 visitantes de los 34,024,638 espectadores a largometrajes nacionales en la región en 2022. O sea, 1.25 %.

Para los futuros cineastas, las cifras son inspiradoras: en 2024, más de 3 millones de personas visitaron las salas de cine en el país para disfrutar de 263 películas.

La población de 13 años o más es de 8,468,189 en República Dominicana, siendo el 15.5 % que asistió a salas de cine durante los últimos 12 años y 49.1 % vio programas de televisión en la última semana.

La Encuesta nacional de consumo cultural, elaborada por el Ministerio de Cultura y el Banco Central dominicano (BC) destaca que la compra de taquillas ascendió a cuatro millones, con un promedio de 3.1 visitas por persona durante el 2023. El 63 % de los espectadores acude al cine una o dos veces al año. De los 4,000,571 boletos vendidos, 1,057,851 fueron ventas para asistir a ver producción local.

Estudiar cine hoy no solo es una apuesta por un sueño, sino una contribución al crecimiento de una industria que combina arte, identidad y oportunidades.

La tierra ubicada en el Caribe es atractiva para el 0.25 % de los audiovisuales que se 9,100 que se graban cada año a nivel mundial, acción que se traduce a US$ 285.6 millones o el 0.56 % de las inversiones que alcanzan hasta US$ 51 billones y que movilizan hasta US$ 33,000 millones en concepto de venta de boletos, según la Asociación Dominicana de Productores  Cinematográficos y Audiovisuales (Aprodomcine). 

Una evidencia es que datos de la DGCine registran que 108 largometrajes extranjeros fueron filmados en el país, rodaje que requirió una validación de RD$ 18,290 millones entre 2022 y 2023.

El aumento de proyectos internacionales y la implementación de incentivos para la industria han abierto nuevas oportunidades laborales. Esto, combinado con el surgimiento de programas educativos especializados, está impulsando el desarrollo del cine en República Dominicana.