Título original: Dogman. Año: 2023. Género: Drama. País: Francia. Dirección: Luc Nesson. Guion: Luc Besson. Elenco: Caleb Landry Jones, Jonica T. Gibbs, Christopher Denham, Clemens Schick. Duración: 1 hora 54 minutos.
No es de dudar que el director, productor y guionista francés Luc Besson es conocido por su estilo distintivo y su contribución al cine de acción y ciencia ficción. Besson tiende a utilizar un estilo visual distintivo en sus películas, con imágenes oscilantes, composiciones dinámicas y tomas estilizadas.
Sus películas a menudo se centran en personajes que están envueltos en situaciones intensas y peligrosas. Aunque muchas de ellas tienen un enfoque internacional y han sido exitosas en el mercado global, Besson mantiene una influencia característica del cine francés en su trabajo, reflejado en su narrativa, estilo visual y elección de temas.
A menudo se centra en personajes marginados o inadaptados que se encuentran en situaciones extraordinarias. Esto puede verse en películas como “Nikita” (1990), “Léon: The Professional” (1994) y hasta la realizada con el protagonismo de Zoe Saldaña “Colombiana” (2011).
Ahora en “Dogma”, Besson no se aparta de sus propios postulados y se interna en la exploración de un personaje marginal de nombre Douglas (Caleb Landry Jones), un enigmático sujeto amante de los perros y quien se disfraza para construir sobre su persona un nuevo pasado, lo cual aviva la curiosidad de Evelyn, la psiquiatra encargada de interrogarlo quien irá descubriendo su traumático origen.
Con parentesco al “Joker” de Todd Phillips, el tratamiento de Besson sobre la figura de Douglas lo hace volver a sus orígenes estilísticos y ochenteros, y a su posición sobre los personajes desgraciados por la vida.
El trabajo de Caleb es extraordinario, visceral, quien se adentra profundamente en la psique del trastornado Douglas llevando su potencial hasta niveles sorprendentes, mostrado en su amor por los perros y cuando toma ese escenario y se interna en una interpretación de la mítica Édith Piaf.
Los perros, metáfora insospechada dentro de un relato social potente, es la evidencia de la reivindicación de la famosa frase de Lord Byron cuando dijo, “cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro”, una frase brillante, emparentada con el fatalismo de la relación humana.
Es por eso que la vida de Douglas encaja perfectamente con esta frase, la cual Besson la interpreta aún más en la relación que tiene este personaje con sus fieles canes. Aunque puede parecer una película justiciera, de voluntad divina frente a la maldad humana, el filme rebasa un poco la superficialidad de su tema y coloca la apreciación que se puede tener hacia ella como un ejercicio de estilo fabulístico que puede provocar ciertas reflexiones y controversias.