Título original: Deadpool & Wolverine. Año: 2024. Género: Fantástico. País: USA. Dirección: Shawn Levy. Guion: Shawn Levy, Rhett Reese, Ryan Reynolds, Zeb Wells, Paul Wernick. Personaje: Rob Liefeld, Fabian Nicieza. Elenco: Ryan Reynolds, Hugh Jackman, Emma Corrin, Morena Baccarin. Duración: 2 horas 7 minutos
El Universo Cinematográfico de Marvel ha sido un pastel grande y apetitoso que tuvo la dicha, en sus mejores momentos, de satisfacer la curiosidad de una audiencia que encontró historias audaces que se centraban en arquitramas con un patrón clásico del superhéroe intentando luchar contra los obstáculos para cumplir con su sagrada misión.
Después de las altas y bajas que ha sufrido Marvel después de “Avengers: Endgame” (2019), al parecer, su recuperación puede venir de la mano de dos personajes que han colisionado dentro de un espacio creado a imagen y semejanza de sus propias características que combina lo libertino y disoluto de Deadpool con la apatía existencial de Wolverine.
Para esto se ha estructurado una historia en que los días de Wade Wilson (Ryan Reynolds) como Deadpool han terminado y ahora se encuentra trabajando como un vendedor de autos. Sin embargo, cuando sus seres queridos son amenazados por el Sr. Paradox (Matthew MacFayden) y por la Autoridad de Variación Temporal, Wade vuelve a su condición de mercenario, pero esta vez contando con la ayuda de Wolverine (Hugh Jackman) como su más antipático aliado.
Esta combinación nada cordial para ambos es lo que produce la chispa para desarrollar una historia que cabalga por las más comunes rutas de la acción y aventura, proporcionado un sello particular a la posición que ambos poseen dentro del relato.
Pues, para bien de todos, Deadpool se ha mantenido firme a su esencia extravagante, con su humor sin censura y su lenguaje grosero que es lo que le ha dado su característica principal. Es posible que el empeño ha sido mostrar esa evolución que ha tenido Deadpool a través de su trilogía, un personaje que ha dejado atrás su individualismo para exteriorizar empatía y solidaridad por los demás.
Mientras que Wolverine o Logan (homenaje al padre biológico de Wolverine, Thomas Logan), se deja llevar por la apuesta estableciendo quien es el personaje más carismático y complejo de la primera generación de los X-Men. Un mutante que quiere dejar su pasado atrás, pero que está dispuesto a congeniar ciertas partes con Wade para lograr el objetivo final de ambos que es salvar esa línea de tiempo que tanto anhelan proteger.
Lo interesante es cómo funcionan perfectamente dentro de una combinación de egos, personalidades dispares, antihéroes imprescindibles a través de una historia que rompe su propia regla al permitirse, en el propio guion escrito por Shawn Levy, Rhett Reese, Ryan Reynolds, Zeb Wells y Paul Wernick, mofarse del UCM, de sus personajes, sus historias, lo que esta compañía ha significado en la última década y ofreciendo referencias de toda gama.
Shawn Levy (The Adam Project, 2022) intenta proyectar su visión con esos combates de estilo gore, sincronizados a través de un tipo de humor cuyo ritmo apuesta por el desenfreno y la disipación.
Cameos que van y vienen, los que tratan de aportar cierta apariencia de nostalgia y melancolía, pero que no van más allá de la mera presencia circunstancial, es la manera en que esta producción se afirma para complementar un cuadro argumental más o menos atractivo.
“Deadpool y Wolverine” es un recordatorio de que las fórmulas hay que batirlas, moverlas hacia nuevas canastas pues, al parecer, todavía importan las historias de superhéroes.