Durante más de tres horas, consumo las imágenes de Babylon, la película más reciente de Damien Chazelle que en su estreno polarizó a mucha gente y, además, se convirtió en un fracaso de taquilla para la Paramount Pictures. Y lejos de la polarización sospechosa, su propuesta me engancha y no me suelta hasta que ruedan los créditos finales, aunque en algunos de los episodios detecto ligeros rastros de superficialidad en el desarrollo interno de los personajes. Chazelle la encuadra como un ejercicio tragicómico que subraya las dinámicas de poder y el proceso de filmación en una época dorada de Hollywood arropada por frenesí, elegancia y estrellas en decadencia al borde del abismo, como si se tratara de una crónica de aquellos años salvajes en que los grandes nombres de las celebridades que poblaban los estudios subían y bajaban en el carrusel de la popularidad.
La trama se sitúa en pleno apogeo de los furiosos años 20 y muestra, por separado, a un grupo variopinto de personajes de la industria del cine de Hollywood; entre los que se halla un inmigrante mexicano que trabaja como asistente de producción en busca del sueño americano; un actor elegante y carismático de la MGM que organiza orgías festivas adornadas de desnudez, alcohol, copulación y cocaína; y una rubia ambiciosa, decidida, adicta a los vicios, que se autoproclama actriz con el fin de demostrar a los ejecutivos del ficticio Kinoscope Studios que tiene lo necesario para triunfar como una nueva estrella, donde alcanza el estrellato tras rodar películas exitosas que la convierten de la noche a la mañana en la nueva It Girl del cine mudo.
Las peripecias de estos personajes está narrada con pulso en su estructura circular y me atrapa desde el alocado preámbulo porque, de alguna manera, se involucran en una estela de excesos que los coloca en el sendero de la autodestrucción entre los rodajes y las fiestas ampulosas, además de que le sirven a Chazelle para examinar, con la lupa del metacine, el duro trabajo de realización cinematográfica durante el período transición hacia el cine sonoro que dejó sin empleo a muchos actores que no se adaptaron, sino, también, eso que planteaba varias veces Anger en los dos volúmenes de Hollywood Babilonia: el lado siniestro detrás del ascenso y caída de las estrellas de Tinseltown, donde el impulso detrás de sus acciones se reduce a la necesidad de trepar a toda costa en un mundo controlado por élites que manipulan desde la sombra el destino final de las estrellas.
Hay momentos de desenfreno y humor con algunas referencias históricas, pero también instantes de tragedia, dolor, escándalos, muertes, decepciones, que se gestan con un puñado de actuaciones cautivantes entre las que destaco, sin mucho apuro, la de Brad Pitt como el actor mujeriego al que el tiempo le ha pasado por encima y desea recuperar la gloria pasada; la de Margot Robbie como la actriz escandalosa con el pasado trágico que es consumida por la adicción al juego que destruye su carrera; y, sobre todo, la del desconocido Diego Calva como ese discreto mexicano que escala sin cesar hasta convertirse en un director reconocido durante las primeras talkies.
Con un montaje trepidante de Tom Cross, que pocas veces pierde el ritmo cohesionando las escenas e instalando la elipsis como engranaje descriptivo de ciertas situaciones de los personajes, Chazelle los captura en una puesta en escena extravagante que tiene su punto de mayor solidez, supongo, en los decorados que reproducen con gran nivel de detalle las distintas épocas que ilustra (particularmente mediado de los años 20 y principio de los 30) y una fotografía clasicista de Linus Sandgren que ilumina con colores hermosos el exotismo hollywoodense acentuado por las panorámicas y el encuadre móvil de una cámara inquieta en constante estado de movimiento, además de emplear adecuadamente una banda sonora de Justin Hurwitz que contagia mis oídos con las trompetas de jazz y la música clásica. No diría que se trata de una carta de amor al cine, sino, más bien, un homenaje electrizante en el que, ante todo, Chazelle pondera los ciclos evolutivos del negocio del cine y el dominio escatológico de la imagen para inmortalizar figuras.
Ficha técnica
Título original: Babylon
Año: 2022
Duración: 3 hr 09 min
País: Estados Unidos
Director: Damien Chazelle
Guión: Damien Chazelle
Música: Justin Hurwitz
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Margot Robbie, Diego Calva, Brad Pitt, Li Jun Li, Jean Smart, Jovan Adepo, Tobey Maguire
Calificación: 7/10