Los autocines eran aquellos lugares que permitían a los espectadores disfrutar de su película favorita en la comodidad y privacidad de sus vehículos. La esencia de esta modalidad de entretenimiento radicaba en su diseño, es decir, una pantalla gigante al aire libre y un estacionamiento para que cada espectador pudiera disfrutar de la proyección.

Según el crítico de cine, José Rafael Sosa, los autocinemas fueron iniciativas de empresarios de la distribución y exhibición del cine, quienes vieron un negocio con perspectivas a desarrollarse.

La idea se extendió a República Dominicana. En el siglo XX, los dominicanos contaban con tres autocinemas ubicados en el Gran Santo Domingo: Iris, Naco y Jacqueline, de acuerdo con el estudio “Las salas de cine de República Dominicana”, de la Dirección General de Cine (DGCine).

El autocine Iris fue el primero en abrir sus puertas en 1959, y se ubicó en la calle Héroes de Luperón del Centro de los Héroes.

“Conocí el Iris viendo películas desde el carro de mi padre, en los terrenos que hoy ocupa la empresa Bepensa, que franquicia Coca Cola”, recordó Sosa.

El Naco inició sus operaciones en 1962, en la avenida Fantino Falco, en el Distrito Nacional. La entrada se cobraba por vehículo, es decir, 1.50 centavos por carro o 50 centavos los peatones.

El lugar tenía capacidad para 300 vehículos. Si cada vehículo albergaba una pareja, la cantidad de visitantes ascendía a 600 personas.

La primera proyección en el espacio en el que hoy se encuentra la céntrica Plaza Naco, fue el audiovisual Alias Jesse James (1959). 

El empresario Juan Manuel Taveras se introdujo en el llamado séptimo arte con el autocinema Jacqueline, ubicado en la avenida Independencia del kilómetro 11 en 1976 dentro del complejo Divertilandia.

Hoy, el espacio que era utilizado para entretener a los dominicanos, alberga un residencial.

“La experiencia era maravillosa por la emoción de ver una película con las familias y amistades, y una emoción especial por el ambiente preparado para esa experiencia”, explicó el crítico de cine.

Sosa aclaró que los autocinemas se insertaron en el gusto popular de la clase media dominicana, acción novedosa que mantuvo por unos años su popularidad

Propagación de los multicines

De acuerdo con datos de la DGCine, los 10.7 millones de dominicanos cuentan con 28 exhibidores con 192 salas, tres cines independientes y dos multinacionales distribuidas en Santo Domingo, Santiago, La Altagracia, La Romana, San Juan de la Maguana, Puerto plata y Bonao.

El auge de las multisalas supuso una oferta más atractiva.

“Ya no era igual la emoción… Más salas de cine juntas implicaba un margen de selección mucho mayor, además de la oferta complementaria. Fue el principio del fin de los autocinemas”, indicó.

Si bien la innovación de esta modalidad de cine mermó con la llegada de los multicines y exhibidores a República Dominicana, en 2018 se apostó por El autocinema. El cine se ubicó en la avenida Luperón, dentro del antiguo aeropuerto de Herrera. Estuvo abierto durante dos meses en 2018.

Tenía un costo de RD$ 680 por vehículo con un límite de cuatro personas. En ese entonces, se proyectó la película dominicana Pulso (2018), protagonizada por Alfonso Rodríguez y Ana Carmen León.

“El público está acostumbrado a las facilidades de los cines en las plazas por la oferta gastronómica, supermercados y comercial adicional”, acotó.