“Mover un país, por pequeño que sea, es obra de gigantes. Y quien no se sienta gigante de amor, o de valor, o de pensamiento, o de paciencia, no debe emprenderla”. José Martí (1853-1895)
El movimiento social, directa o indirectamente es siempre determinado por acción y reacción de la mujer, por impulso visible o invisible de la mujer, por influencia buena o mala de la mujer”. Eugenio María de Hostos (1839-1903)
En una feliz coincidencia, leo acerca de los modelos de representación del cine documental según Bill Nichols, John Corner y Michael Renov, mientras curso el taller “El documental, formas subjetivas de narrar la realidad” con la cineasta chilena Maite Alberdi[1] en el mes en que “Aquí estamos” se estrenó en el Festival de Cine de Fine Arts en Santo Domingo y Santiago.
Al trabajo de Violeta Lockhart, su directora, no le puedo hacer una crítica de cine; más de un conflicto de interés me excede: mi condición de principiante en el oficio, así como mi gran afecto y admiración por ella. Solo intento una recomendación motivada. El filme se estrena en salas comerciales dentro de una semana.
La directora chilena dos veces laureada con el Goya y nominada al Óscar expuso en su aula virtual que la verdad del género documental es el punto de vista exclusivo de su autor.
A diferencia del periodismo o el cine de ficción, el cine documental no tiene que ponderar puntos de vista, a través del reporterismo propio de la prensa o el contrapeso antagónico indispensable para el drama controlado por un guion cerrado. Violeta Lockhart no ha realizado un reportaje periodístico de larga duración, ha hecho cine.
“Aquí estamos” es un documental en la modalidad participativa que costó a la autora y a su equipo años de desarrollo, preproducción, rodaje y posproducción. El reto fue grande porque hubo de hacerlo en tiempo real, mientras los hechos y circunstancias transcurrían en fueros oficiales. Como explica la cineasta chilena, el director del documental está lidiando todo el tiempo con el no control.
El filme provoca una sensación de inmersión en el mundo histórico de un personaje y su saga: La elección y trabajo congresual de José Horacio Rodríguez como diputado al Congreso Nacional de la República Dominicana, en la primera circunscripción del Distrito Nacional, para el cuatrienio 2020-2024.
Virginia Antares y Suad de Cevallos, coguionistas junto a Lockhart, recogen un material y se le confiere estructura narrativa a una composición de planos y testimonios que vigorizan la impresión de veracidad de la obra. Cabe destacar el trabajo profesional de la productora Alexandra Santana.
Alberdi comenta que las metáforas capaces de explicar el mundo del documental son una mirada subjetiva del director. Lockhart no está en una función noticiosa o de levantamiento de un documento histórico, es la autora de una obra contada con tratamiento visual y sonoro coherente.
Un documental es un espacio de subjetivación total y quien dirige escoge cómo va a representar el personaje, señala Alberdi. Mi impresión como espectadora del personaje protagónico de “Aquí estamos”, el candidato y luego diputado más votado por el Distrito Nacional, José Horacio Rodríguez, es la de un pequeño gran héroe solitario acompañado por un puñado de jóvenes utópicos.
El viaje del héroe representado por Lockhart estuvo subiendo día a día por cuatro años, una enorme piedra que a ratos se le resbalaba hasta un abismo, aunque también encontró aliados inesperados en el camino.
En una breve escena se escucha al siempre correcto José Horacio vociferar en voz en off por encima de otro diputado, furioso con sus interrupciones, con el turno de la palabra presentado en primer plano, mientras en el fondo se escucha un gran bullicio, el martillo y la reprimenda del juez presidente a José Horacio por "violentar" el orden parlamentario.
En esos breves segundos el discurso fílmico de Lockhart transmite un efectivo mensaje. Su superhéroe actuó arbitrariamente uniéndose al típico gallinero de nuestros congresistas. Se descubre a un José Horacio humanizado, capaz de gruñir entre dientes una palabra descompuesta, aunque fuere con el micrófono apagado.
La directora entrevista en el estilo de narradora-implícita, lo que Nichols denomina “un yo-estuve-ahí”. Se invisibiliza y presta su mirada al espectador como lo hace Maite Alberdi en “La memoria infinita” (2023).
En otras ocasiones, se escucha la voz en off de la directora dominicana formulando preguntas, por ejemplo, a los diputados antagonistas opuestos a la iniciativa de su héroe. La directora chilena, poniendo de ejemplo a “Nobody’s Business” (1996), de Alan Berliner, señala que la interacción, en ocasiones, es ventajosa. A veces, la respuesta no es lo único importante, la interlocución completa, la velocidad y tono del intercambio construyen la escena completa.
Hay unos pocos seudo-monólogos del diputado, técnica efectiva que hace desaparecer al director o entrevistador, con el fin de establecer un diálogo directo entre el protagonista y la audiencia; y finalmente, la directora se introduce a sí misma como personaje, al estilo director-performance popularizado por Michael Moore. La mezcla de aproximaciones explica la ganadora del Goya en su taller es válida. Cada vez hay más libertad en el estilo documental.
Lockhart hace lucir en ritmo y emotividad su formación musical. Escogió la Plaza de la Bandera como elemento narrativo o símbolo de extraviadas utopías convertidas por el héroe de la película en trabajo concreto. Como escribí al calor de los hechos, estos jóvenes no se inventaron esos sueños hostosianos y martianos. Sus padres y abuelos se los tenían guardados en casa dentro de modestos y añejos baúles morales. Un tesoro cuidando a otro « angelicanoboap (wordpress.com)
“Aquí estamos” no es un grito de guerra, una pose o selfie en movimiento; como la terquedad que acompaña al paso del calendario, seduce a algunos a dictaminar; es una declaratoria de trabajo, una convocatoria al diálogo democrático.
[1] Directora de “La Memoria Infinita” Goya Iberoamericano 2023 y nominada al Oscar, “El Agente Topo”, nominada a las dos categorías mencionadas en 2020; y, “La Once” nominada en la categoría del Goya antes dicha.