Quiénes eran los Boinas cafés, el grupo revolucionario chicano que hace 50 años invadió una isla en California que reclamaban para México
En un Estados Unidos convulsionado por las luchas por los derechos civiles y las protestas contra la guerra de Vietnam, hace medio siglo un grupo de activistas "ocupó" la isla de Santa Catalina para llamar la atención sobre las condiciones de vida de la población chicana en EE.UU.

La alarma cundió rápidamente entre los residentes de Avalon, en Santa Catalina, cuando se corrió la voz de que el Ejército de México había invadido esa pequeña isla ubicada en el sureste de California.La preocupante noticia parecía confirmarse al ver la bandera mexicana desplegada en una colina de la isla donde habían acampado más de una veintena de personas que vistiendo uniformes y boinas marrones se mantenían en formación militar."¡Estamos siendo invadidos. Soldados mexicanos están reclamando la isla!", dijo entonces una secretaria que trabajaba en la oficina de administración de la ciudad, según reseñó el diario Los Angeles Times.Era el 30 de agosto de 1972.Pero, como pronto comprobaría una delegación de la policía de la isla al acercarse hasta el campamento instalado en la colina, aquel grupo de uniformados no estaban armados ni pertenecían a ningún ejército.Eran miembros de los Boinas cafés ("Brown Berets"), un grupo creado a finales de la década de 1960 por jóvenes chicanos (como se autoidentifica una parte de los estadounidenses de ascendencia mexicana) para luchar por los derechos de su comunidad.Lo que sí era cierto era que, entre otras cosas, estaban allí reivindicando para México la soberanía sobre Santa Catalina."Yo había leído un libro sobre el Tratado Guadalupe Hidalgo, con el que se puso fin a la guerra entre México y Estados Unidos en 1848, y allí se extendían las fronteras de Estados Unidos solamente hasta la Costa del Pacífico, lo que quiere decir que la isla no pertenece a EE.UU.", dice David Sánchez, fundador de los Boinas cafés y líder de aquella expedición a Santa Catalina, a BBC Mundo.
Pero ¿qué tenía que ver ese tratado y Santa Catalina con las luchas de los chicanos en EE.UU.?Comencemos por el principio.A favor de "la Raza" y contra VietnamLos Boinas cafés surgieron en 1968. Ese año, en el este de Los Ángeles se produjo una ola de protestas y manifestaciones en las que participaron miles de estudiantes de secundaria en contra de las desigualdades del sistema de educación pública.En aquel momento, los mexicano-estadounidenses -a quienes Sánchez se refiere como "la Raza"- representaban en torno al 75% de los alumnos de esas escuelas, muchas de las cuales operaban con instalaciones en mal estado y con profesores que no estaban adecuadamente preparados.Además, los manifestantes también se quejaban de que recibían cursos orientados hacia el trabajo vocacional, en lugar de la preparación académica requerida para acceder a la universidad que se impartía en las escuelas a las que asistían los estudiantes blancos anglosajones.
La tasa de deserción estudiantil en esas escuelas del este de Los Ángeles era del 50 %."La razón principal de las protestas era las malas condiciones en las escuelas y la discriminación. Muchas escuelas eran más como unas cárceles, los profesores eran malos con los estudiantes",cuenta Sánchez, quien participó activamente en estas manifestaciones.La policía constantemente estaba acosando a la gente. Había mucha discriminación en las escuelas, por parte de la policía y en el mercado laboral, por lo que sentíamos que era hora de protestar".Explica que poco después de graduarse de bachiller abrió una cafetería y que fue allí donde nacieron los Boinas cafés."Estábamos intentando organizar un grupo chicano de poder que pudiera hacer presión sobre el sistema para que hubiera cambios y, por eso creamos los Boinas cafés, para contar con un grupo de derechos civiles que pudiera mejorar las condiciones en nuestra comunidad", agrega.Aunque frecuentemente se les compara con las Panteras Negras, el grupo de autodefensas creado pocos años antes por activistas afroestadounidenses en California, Sánchez rechaza la comparación, pues asegura que los Boinas cafés apostaban por la no violencia y no portaban armas."Nosotros lo que hicimos fueron unas buenas manifestaciones y así fue como obtuvimos nuestras victorias, organizando protestas masivas. Nunca cargamos armas. Siempre creímos en la no violencia, aunque algunas de nuestras manifestaciones se volvieron muy violentas, pero por motivos sobre los cuales nosotros no teníamos control", apunta.
Pese a ello, miembros de su organización fueron acusados de iniciar incendios, de poner bombas, de participar en conspiraciones delictivas. De hecho, Sánchez mismo estuvo detenido y preso, fue acusado varias veces y fue exonerado de una acusación por poner bombas en 1970."Varias veces nos acusarondeperturbar las escuelas, interrumpir una reunión del gobernador y también por protestar contra la policía. Fuimos detenidos muchas veces, pero la mayor parte de las veces eran cargos falsos. Yo pasé quizá unos seis meses en la cárcel y eso fue todo, pero fue por participar en manifestaciones. Casi siempre que me detenían era por las protestas", afirma.Y ciertamente en esa época los activistas chicanos, incluyendo los Boinas cafés, lograban organizar manifestaciones masivas.Una de las que quedó registrada para la historia fue una marcha organizada por el movimiento Chicano Moratorium en contra de la guerra de Vietnam, realizada el 29 de agosto de 1970, considerada como la mayor protesta realizada hasta entonces por los mexicano-estadounidenses y en la que se estima que participaron entre 20.000 y 25.000 personas.Esa manifestación fue disuelta por la fuerza por la policía y terminó en una situación caótica en la que perdió la vida el periodista chicano Rubén Salazar, cuando recibió el impacto directo de una bomba lacrimógena disparada por un agente policial que nunca fue imputado.
Los Boinas cafés fueron muy activos en su rechazo a la guerra de Vietnam."Los chicanos teníamos un movimiento anti-Vietnam porque demasiadas personas de nuestra comunidad estaban muriendo allí. Creo que unos 8.000 mexicano-estadounidenses perdieron la vida allí", asegura Sánchez.Pese a todo este activismo, para 1972, Sánchez sentía que el movimiento chicano estaba perdiendo fuelle. Fue entonces cuando se le ocurrió ejecutar la ocupación de Santa Catalina.
Una "invasión" pacífica
El arribo a Santa Catalina fue discreto.Haciéndose pasar por turistas y vistiendo ropas civiles, 26 miembros de los Boinas cafés fueron llegando a la isla intentando no hacerse notar.La mañana del 30 de agosto se reunieron temprano en el hotel Waikiki y alquilaron un jeep en el que transportaron sus provisiones hasta un lugar que habían identificado en una colina al norte de la isla, próxima al Catalina Casino, uno de los edificios emblemáticos de la isla.Camino a la disolución
Una de las dificultades que enfrentaron los Boinas cafés en Santa Catalina fue que no recibieron el apoyo que se suponía que iban a recibir por parte de su propia organización en tierra firme.Según Sánchez, esto se debía a que el grupo había sido altamente infiltrado por agentes policiales que estaban intentando sabotear y crear discordia entre los Boinas cafés.Explica que eso fue generando crecientes problemas de disciplina dentro del grupo pese a que tenía una estructura jerárquica rígida, semimilitar, en la que él ocupaba el cargo de primer ministro."Así era nuestra organización. Teníamos ministros, que eran los tenientes que controlaban los distintos capítulos y yo estaba por encima de ellos, como primer ministro", comenta. "Necesitábamos esa jerarquía simplemente porque entre nuestros miembros había muchos miembros de pandillas, por lo que había que mantener a todos muy disciplinados", agrega.Ese objetivo se hizo cada vez más difícil y en los meses que siguieron a la ocupación de Santa Catalina, los problemas internos del grupo crecieron.En noviembre de 1972, Sánchez anunció que la organización se iba a disolver en el plazo de tres meses para evitar la amenaza de caer en la violencia entre facciones.Balance y legado
En 1992, 20 años después de su disolución, David Sánchez relanzó a los Boinas cafés aunque, según asegura, en esta ocasión con miras a detener la creciente violencia entre los mexicano-estadounidenses.Recuerda quepuedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.https://www.youtube.com/watch?v=xzjd_7qkYtU
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