"¿Por qué? ¿Por qué, mamá?", se oye preguntar a un niño entre llantos en un video grabado en el interior de un avión donde los pasajeros se protegen tumbados en el suelo.
Las imágenes, compartidas en redes tras ser tomadas en una aeronave que fue objeto de disparos en Culiacán tras la detención este jueves de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, reflejan el miedo y frustración a los que se enfrentan desde hace años los habitantes de esta ciudad en el norte de México.
La captura de quien es considerado uno de los líderes del peligroso cartel de Sinaloa volvió a desatar una ola de violencia del narco en la zona como respuesta del crimen organizado en forma de balaceras, bloqueos de carreteras e incendios de vehículos.
Pero los vecinos, que este jueves se refugiaban de los disparos encerrados en sus casas, ya saben lo que es tener que sufrir episodios similares.
En 2019, Ovidio Guzmán, alias El Ratón, ya fue detenido en esta misma ciudad y liberado poco después para frenar la ola de incidentes y el caos que se originaron tras su arresto.
A aquella jornada de violencia, a la que siguió una gran polémica por la respuesta de las autoridades, se le conoció como "Culiacanazo" o "Jueves negro" que, más de tres años después, se volvió a repetir en Culiacán. Y, de nuevo, en un jueves.
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"Sentí mucho miedo"
Ana Cristina Félix, trabajadora de una oficina pública en Culiacán, vive cerca de su aeropuerto, donde se registró el ataque contra el avión.
"Escuché las detonaciones muy cerca y enseguida busqué en redes qué estaba ocurriendo. Sentí mucho miedo", le cuenta a BBC Mundo mientras permanece refugiada en su casa, donde vive sola y donde dice que estará "hasta que se calme la situación, probablemente hasta mañana (viernes)".
La compañía Aeroméxico confirmó que el vuelo, que se disponía a operar la ruta Culiacán-Ciudad de México, recibió un disparo en el fuselaje, pero no hubo que lamentar ninguna persona herida.
Este incidente fue solo uno de los muchos actos violentos registrados en Culiacán desde primera hora del jueves y que se mantenían horas después.
"Continúan las agresiones par parte del grupo criminal y siguen las acciones para restablecer el orden y paz públicos", dijo a primera hora de la tarde el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, quien detalló que tras la detención de Guzmán se identificaron 19 bloqueos y agresiones armadas en Culiacán, así como el bloqueo de todos los accesos a la ciudad.
Pero mucho antes de que las autoridades confirmaran públicamente el arresto, las redes sociales ya mostraban multitud de fotos y videos de usuarios que daban cuenta de vehículos incendiados y bloqueos.
En Twitter, el periodista Marcos Vizcarra publicó que le habían robado su auto y pudo resguardarse en un hotel al norte de Culiacán, donde entraron hombres armados y amenazaron a clientes para que les entregaran las llaves de sus vehículos.
"Hay gritos y llantos", aseguró horas antes de publicar que ya estaba en su hogar a salvo.
Encerrados en casa
Rafael Rodríguez, vecino de Culiacán, lleva todo el jueves encerrado en casa con su familia tras conocer por medios lo sucedido y escuchar lo que parecía "un tiroteo con armas de diferente calibre".
"Tenemos un niño de 8 años con el que tratamos que no se entere de lo que ocurre, aunque ya pregunta por qué nos hemos aislado. Le hemos prohibido estar cerca de las ventanas", le cuenta a BBC Mundo vía telefónica.
Extremar las precauciones y evitar cualquier situación de peligro son ahora sus prioridades. "Nos estamos organizando con los vecinos para poner autos en la entrada de nuestra (urbanización) privada para que no haya intentos de entrada y nos veamos amenazados".
La incertidumbre sobre cuándo se restablecerá el orden es la principal preocupación para los habitantes de la zona.
"Claro que me preocupa que mañana (viernes) no podamos regresar a la cotidianidad. No queremos ir con preocupación a llevar a los hijos a la escuela", dice Rodríguez, productor musical.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, descartó sin embargo que se pueda hablar de "una situación de alarma absoluta".
"No creo que vayamos a tardar mucho, ya esto está prácticamente bajo control", le dijo a Milenio TV en una entrevista durante la tarde en la que siguió pidiendo a la población evitar salir a la calle.
"No creo que vayamos a tener una secuela de violencia", dijo. "Tenemos que aceptar nuestras realidades, cómo están los estados y cómo están impactados por una serie de agentes generadores de violencia (…). No vamos a decir que se acabó (…), no vamos a confiarnos", respondió a la pregunta de si la detención de Guzmán permitiría vivir mejor en Sinaloa.
Durante el jueves, episodios violentos se extendieron más allá de Culiacán a otras ciudades del estado de Sinaloa.
Las clases escolares y actividades de los trabajadores públicos estatales fueron suspendidas, mientras que los aeropuertos principales también cancelaron sus operaciones.
Estados colindantes con Sinaloa también permanecen atentos, y algunos como Nayarit ampliaron su personal de seguridad en zonas fronterizas para evitar el conocido como "efecto cucaracha", por el que miembros de los carteles en Sinaloa podrían desplazarse a otras entidades mientras se calma la situación y cesan los operativos de las autoridades.
Un nuevo "jueves negro"
Las horas de terror registradas este jueves despertaron inevitablemente los recuerdos de lo sucedido en Culiacán en octubre de 2019, cuando Ovidio Guzmán también fue detenido.
En esa ocasión las autoridades lo liberaron horas después por los graves episodios violentos protagonizados por el crimen organizado como respuesta al arresto, lo que se conoce popularmente como "Culiacanazo".
Que ambos episodios se registraran en Culiacán no es coincidencia. La ciudad, capital del estado de Sinaloa, es bastión del cartel del mismo nombre que un día fue liderado por Joaquín "El Chapo" Guzmán, padre de Ovidio, y que en 2019 fue condenado en EE.UU. a cadena perpetua por narcotráfico.
Ana Cristina Félix, vecina del municipio, asegura que es "muy triste" que Culiacán sea identificado por este tipo de sucesos.
"Es mucha impotencia para la gente que no nos dedicamos a esas cosas. Pero por habitual que sea, los ciudadanos nunca terminamos de habituarnos a esto al 100%", asegura esta mujer a quien ya le tocó vivir el primer "jueves negro" de 2019 por la detención frustrada de Guzmán.
"Entonces también vivimos momentos de mucho pánico, yo lo viví encerrada en la oficina. Creo que lo de hoy es de magnitud similar a lo que ocurrió entonces, el problema y el estado de miedo es generalizado", dice.
"Yo no quiero acostumbrarme a este tipo de cosas", responde tajante el culiacanense Rafael Rodríguez.
"Es frustrante porque estas situaciones van mermando tu objetivo de ser feliz. Pero hay que generar consciencia de esto, y que no nos volvamos solo espectadores sino que exijamos a las autoridades que no debemos acostumbrarnos a esto", remata.
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