En las páginas de su último libro, "Más que una mujer", Caitlin Moran se encuentra con su yo del futuro, una anciana que la alerta de lo que se viene, ahora que está en el ombligo de los 40: "Te van a pedir a ti que sostengas el tejido de la sociedad. Y gratis. En eso consiste ser una mujer madura", y le sugiere que si logró con esfuerzo llegar a ser una mujer, en el futuro inmediato tendrá que ser más que eso.
"¿Más que una mujer?" -dice desconsolada- "¿Tengo que convertirme en más que una mujer? ¿En qué? ¿En dos mujeres? Pues mira, podría ser útil. Porque a partir de ahora la cosa se pone fea que te cagas."
Después de esa advertencia, se dedica a relatar con ironía, lucidez y desparpajo, las diversas realidades de las mujeres mayores, su listas interminables de tareas pendientes, sus batallas, sus cansancios y sus bellezas.
Diez años antes había revolucionado el mercado editorial con el superventas "Cómo ser mujer", en el que relataba su tránsito desde la adolescencia a la adultez y proclamaba que "el feminismo es ser tan libre como los hombres", y que en él "entramos todas", "por muy chifladas, estúpidas, crédulas, mal vestidas, gordas, menguantes, vagas y engreídas que sean. ¿Que si eres feminista? Jajaja. Por supuesto que sí. Todas debemos decirlo: Soy feminista".
Escribió ese libro un par de años antes de que sus hijas fueran adolescentes, porque le aterraba el mundo en el que les tocaba crecer y la forma hostil en que se hablaba a las mujeres, sin humor, sin amabilidad: "Tienes que arreglarte, tener la depilación brasileña, comprar un bolso de diseño y hacer una mamada perfecta".
"Cómo ser mujer" fue un fenómeno social y editorial, Caitlin Moran había decidido introducir un nuevo tono y que el libro fuera tan exitoso que cambiara el mundo.
BBC Mundo habló con ella en el marco del Hay Festival Querétaro que se realiza entre el 1 y el 4 de septiembre en esa ciudad mexicana.
"Cómo ser mujer" no cambió al final el mundo, ¿por eso tuviste que escribir "Más que una mujer"?
Algo así. Cuando mis hijas tenían 13 años, vivimos una utopía feminista, pero obviamente, no sucedió, por lo que tuve que escribir "Más que una mujer" diez años después.
Pero pasaron cosas asombrosas y hay un clima muy diferente. Tenemos el "MeToo", las redes sociales e increíbles modelos como Lizzo, Phoebe Waller-bridge, Amy Schumer, Beyonce y Chimamanda Ngozi Adichie, que hablan de feminismo de una forma poderosa, alejada de lo académico.
Es más cultura pop, hermanas, inspiradoras, hermosas, divertidas. Pero también noté que se trataba de una mujer más joven, soltera, desordenada, que sale, tiene sexo, bebe y averigua quién es.
Y mi generación no tenía nada sobre envejecer, cuando ya no puedes ser desordenada, cuando hay personas a las que debes cuidar.
Vi que hay batallas que no están siendo ganadas, quería abordarlas y también celebrar el ser una mujer mayor, porque a menos que estemos ansiosas por envejecer y tengamos modelos femeninos mayores, seguiremos con el mismo problema: cuando pasas cierta edad se nos ve inferiores y desechables.
Hay mucho que decir sobre volverse más sabias, saber exactamente quién eres.
Si nuestras madres y abuelas no son heroínas, con voz en el mundo, el feminismo estará condenado solo a mujeres jóvenes peleando las batallas.
Partamos por hacer que las jóvenes se entusiasmen por envejecer y hagamos esto juntas, celebremos cada edad y cambiemos el jodido mundo.
¿Por qué dices que las mujeres pasamos la vida como en un péndulo: o no somos suficiente o somos demasiado?
La inseguridad de las mujeres es que no somos lo suficientemente inteligentes.
Me invitan a muchos programas en la BBC y me piden que hable sobre algo y les digo: bueno, no soy experta, así que no lo haré.
Las investigaciones dicen que cuando llaman a los hombres, ellos dirán: no soy realmente un experto, pero voy. Nosotras solo haremos las cosas si estamos sobrecualificadas.
Y en el otro extremo, nos parece que somos demasiado, como si estuviéramos ocupando demasiado espacio, hablando demasiado tiempo, exigiendo demasiado.
Queremos más para nuestras vidas y eso está enfadando a los demás, sentimos entonces que debemos volvernos más pequeñas, más humildes, más educadas y no pedir tanto.
Esos parecen ser los dos extremos entre los que se mueven las mujeres. Y el centro es saber tranquilamente quién eres, es a lo que tenemos que aspirar.
En "Cómo ser mujer" dices que una de las ventajas que tenemos es gozar de la sexualidad, sin embargo, alertas de que la pornografía está marcando una idea errónea del sexo en los jóvenes…
En nuestro desarrollo, desde una infancia tardía hasta la adolescencia, hay una ventana de 5 a 10 años en la que adquirimos nuestras fantasías y preferencias sexuales.
Si el 94% de los jóvenes ve pornografía moderna, eso se convierte en tu idea del sexo. Es tan limitado y tan centrado en el placer masculino que casi no ves un orgasmo femenino. No hablamos de consentimiento, ya que el sexo es algo que le sucede a la mujer, algo que el hombre le hará. Es muy destructivo, no es divertido, ni alegre, ni se trata de dos personas haciendo algo juntas.
Creo que es otra de las razones por la que tantas jóvenes tienen miedo de convertirse en adultas, porque la sexualidad es una parte muy importante. Y si el sexo que ven las jóvenes es pornografía, violencia, ser abofeteada, mordida y estrangulada, ¿por qué querrían tener sexo y por qué querrían crecer?
Si es lo que te gusta, bien, pero me parece que la variedad que vemos no es suficiente, no es lo que quiero para mis hijas, no es sexo, es pornografía y necesitamos tener esa conversación.
También dices que el porno ha entrado en nuestros calzones y ha impuesto las vulvas totalmente depiladas. ¿Por qué defiendes los vellos púbicos y te defines como una "retro vaginal"?
Me parece sospechoso que casi todas las mujeres jóvenes se estén quitando el vello púbico, algo que solo se veía en la pornografía, para que la cámara pudiera mostrar lo que está sucediendo.
Soy una mujer de clase trabajadora y el elemento monetario me enoja. Las mujeres no deben pagar para tener una vagina que tienes que depilar cada mes. Se convierte en un trabajo, en dinero y un impuesto.
Hay un programa en Reino Unido llamado "Naked Attraction", en el que la gente tiene citas desnuda. Cuando los hombres ven las vaginas sin vello, les gustan las de labios diminutos. Así es la vagina correcta y pulcra. Si una mujer tiene los labios más largos o los internos sobresalen, no saldrán con ella.
La naturaleza nos ha dado un pelaje que cubre nuestras vaginas. No quiero que las jóvenes se sometan a una cirugía para tener la vagina perfecta, es mucho dinero en dolor. No me gusta nada que les cueste dinero o les cause dolor a las mujeres.
Las uñas, las cremas, la depilación, la tintura del pelo, el bótox, todo cuesta dinero…
Y lo detesto.
Una de las mejores cosas que ha sucedido son las redes sociales, a pesar de lo negativo de las amenazas y los abusos.
Las cuentas de Instagram con más seguidores son las de mujeres jóvenes de todos los colores y tamaños, que hacen fotos de positividad corporal, muestran sus estrías y sus partes flácidas, sus axilas peludas y dicen: ¡hey, soy hermosa!
Hace diez años, la gente pensaba que el gobierno tenía que legislar las redes sociales porque había muchas chicas rubias, blancas y delgadas que estaban volviendo anoréxicas a las jóvenes, a las que veíamos como indefensas, pero las mujeres resuelven sus propios problemas si se les permite comunicarse entre sí.
Es lo que tratas de hacer cuando compartes que una de tus hijas se sentía fea y que luego tuvo desórdenes alimenticios. ¿Crees que su enfermedad estaba relacionada justamente con el mandato de ser bella?
Una de las cosas que tristemente aprendes cuando eres madre es que no importa cuán feminista o positiva seas, y cuánto ames a tus hijas, eres solo una voz y viven en el mundo, no puedes protegerlas de lo que ellas sienten que tienen que ser, en este caso, hermosa y delgada.
Cuando hay un desorden alimenticio, autolesiones o sobredosis de pastillas, las personas exponen físicamente lo infelices que son, porque ya no pueden hablar de ello y dan el paso siguiente, que es mostrarte con sus cicatrices y sus huesos lo ansiosas o lo deprimidas que están.
No me había dado cuenta de que mi debilidad como madre era ser brillante en muchas cosas, pero no hablando de tristeza. Le tenía miedo, porque mis padres nunca hablaron de ella, tenías que animarte y seguir, siempre.
Eso funcionó para mí, pero no para mi hija. Así que tuve que aprender a decirle que está bien estar triste, que podemos charlar sobre eso. Y la respuesta a haber escrito sobre el tema ha sido la más grande de todas, literalmente miles de padres diciendo: gracias por mostrarme cómo puedo hablar de esto.
También le cambias a tu hija el enfoque sobre la belleza y le dices:"no necesitamos alcanzar la belleza, necesitamos admirar la belleza", ¿cómo llegaste a esa propuesta?
Cuando se me ocurrió esa frase sobre que la belleza está en el ojo del espectador y, eres la que mira, estaba tan feliz que me fumé un cigarrillo y me di el resto del día libre, pues era la solución perfecta.
Si todavía piensas en ti misma como algo que va a ser observado para que la gente determine qué tan buena eres, probablemente te sentirás mal por el resto de tu vida, porque no puedes controlar eso.
Necesitas encontrar una manera de tener el control y poder decir: ¿qué es hermoso?, ¿qué estoy admirando?
Por eso que las paredes de los dormitorios de los adolescentes, especialmente las niñas, son tan interesantes. Pon todo lo que creas que es hermoso en esas paredes, ten el mando, haz tu propio museo.
Lo que piensen los demás no puedes cambiarlo, esto es lo que tú piensas, eres la directora, no la estrella.
Volviendo a las mujeres maduras, ¿por qué les dices que expandan su cuerpo: "¡Alzarse!¡ no pidan perdón! Relajen la barriga", y las animas a que utilicen todo el espacio que se merecen?
Literalmente necesitamos estar orgullosas.
A medida que envejecen, las mujeres se encorvan, se disculpan y dicen: oh, ¡soy tan aburrida!, luego, cuando hablas con ellas y descubres lo que hacen, ¡son reinas!
Pero el mundo no se les acerca a las mujeres de mediana edad y les dice: voy a hacerte feliz y que te sientas bien contigo misma.
Si has comenzado a pensar que eres aburrida, que eres fea o gorda, que tu cuerpo está mal, no voy a dejar que pienses eso, nos apoyaremos unas a otras, porque nadie más va a hacerlo.
Tenemos que ponernos de acuerdo para ayudarnos en la comunidad femenina y simplemente decirnos ¡eres increíble!
También hablas de la importancia del sexo conyugal, o sexo de mantenimiento, que en tu caso es todos los viernes a las 9 am. ¿Por qué tiene que estar en la agenda?
Porque es una de las pocas cosas que puedes hacer que no cuesta dinero, no te hace engordar y te relaja de verdad; es algo increíble y delicioso que los adultos pueden hacer.
Y cuando pierdes eso, estás perdiendo una forma muy efectiva de sentirte bien contigo misma y de amar a tu pareja.
Pero tenemos que programarlo, porque estamos acostumbrados a que las relaciones sexuales más jóvenes ocurran espontáneamente, pero cuando eres mayor no puedes tener sexo espontáneo porque estás demasiado ocupada, así que necesitas ponerlo en la agenda.
Y después de mucho experimentar, ¿por qué te decantas por el sexo clásico en esta etapa?
Si quieres experimentar, está perfecto.
Pero creo que muchas mujeres piensan, oh, no tendré sexo con mi marido porque me tomará dos horas y tendremos que columpiarnos en las lámparas, usar un atuendo increíble y crear un gran diálogo de película ¡y no!, No hay que subestimar la clásica sesión de diez minutos de sexo. Por algo es un clásico. Si es el tiempo que tienes, te servirá.
¿Por qué tu próximo libro será sobre los hombres? ¿Cómo se los invita al feminismo?
Las mujeres saben lo que les ofrece el feminismo y si tienes un problema, en alguna parte habrá una feminista que se ocupe de ello y tenga una solución para ti.
A lo largo de los años me di cuenta de que los hombres no tienen nada parecido. No hay una red a la que puedan acudir.
Los únicos que dan consejos a los más jóvenes tienden a ser activistas de extrema derecha, que les dicen: necesitas ser más masculino, las mujeres te hacen sentir impotente, tienes que reafirmarte y ejercer poder sobre ellas; en lugar de decirles: serás más poderoso si eres un mejor conversador, si te sientes cómodo contigo mismo, si obtienes las calificaciones educativas que necesitas, si consigues el trabajo que deseas.
Muchos hombres jóvenes me dicen que es más fácil ser una mujer joven que un hombre joven. Y cuando les preguntas por qué, se reduce al hecho de que hoy se muestra a las mujeres como asombrosas, como el futuro.
Cada vez es mejor ser mujer, porque las mujeres han hecho que sea mejor, se están celebrando, se ayudan unas a otras.
El libro que quiero escribir le explica a los hombres que necesitan aprender a hablar el uno con el otro de sus problemas. Si hay cosas que envidian de las mujeres, como compartir sus emociones, estar unidas a sus hijos, usar lo que quieran, ser sexis y celebrarse, entonces háganlo, las mujeres no pueden hacerlo por ellos.
Lo primero que deben tener los hombres en su lista de tareas es parecerse más a las mujeres.
Si estás celoso de las mujeres modernas, sé más como ellas. Es lo que hicimos hace 150 años; miramos a los hombres y deseamos ser como ellos: queremos votar, tener una educación, disfrutar del sexo y ser líderes mundiales. Robamos todas esas cosas de los hombres, ven y roba algunas cosas de las mujeres, ¡vamos!
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