Después de una buena noche de fiesta, es posible que no te sorprendas cuando te despiertes sintiéndote mal a la mañana siguiente. Pero lo que puede sorprenderte es si tus amigos no se encuentran igual. Algunos pueden sentirse peor, otros mejor y algunos (si tienen suerte) pueden no sentir ninguna de las consecuencias negativas en absoluto.
Esta es la variabilidad de una resaca. En las investigaciones científicas, las resacas se miden en una escala de 11 puntos (cero, sin efectos, y diez, con una resaca extrema). En mi propia investigación, los participantes aseguraron padecer resacas en esta escala de entre uno (muy leve) y ocho (grave), mientras que otra investigación ha estimado que alrededor del 5% de las personas pueden ser resistentes a la resaca.
Entonces, ¿por qué esta diferencia? No es solo cuánto hemos bebido. Los investigadores están comenzando a explorar los muchos mecanismos biológicos y psicológicos que podrían influir en nuestra experiencia durante la resaca.
Mecanismos biológicos
Algunas investigaciones sugieren que las personas con una variación del gen ALDH2 aseguran experimentar resacas más severas.
Cuando consumimos alcohol, la enzima alcohol-deshidrogenasa lo descompone en acetaldehído, una proteína importante para la aparición de los síntomas de la resaca. Sin embargo, la variante del gen ALDH2 limita la descomposición del acetaldehído, lo que lleva a una mayor acumulación de la proteína y, por lo tanto, a mayores síntomas de resaca.
La edad y el sexo también pueden influir en la forma en que se experimenta la resaca. Una encuesta reciente en internet a 761 consumidores de alcohol holandeses encontró que la gravedad de la resaca disminuye con la edad, incluso cuando se adapta a la cantidad de alcohol consumido.
Curiosamente, los autores también informaron de diferencias en la gravedad de la resaca entre hombres y mujeres. Estas diferencias de sexo fueron mayores en los bebedores más jóvenes, con hombres jóvenes (de 18 a 25 años) que tendían a reportar resacas más severas en comparación con las bebedoras jóvenes. Sin embargo, actualmente no se sabe por qué existen estas diferencias.
Factores psicológicos
Ciertos rasgos psicológicos pueden estar relacionados con la forma en que se experimenta una resaca, entre ellos la ansiedad, la depresión, los niveles de estrés e incluso la personalidad.
Antiguamente, la ciencia sugería que la neurosis, un rasgo amplio de la personalidad que suele hacer que las personas vean el mundo de manera negativa, podía predecir la severidad de una resaca. Sin embargo, esta idea ha sido cuestionada recientemente con otro estudio que no encuentra relación entre la resaca y la personalidad.
Esto es un tanto sorprendente ya que la extroversión (un rasgo de la personalidad generalmente caracterizado por ser sociable y extrovertido) se asocia con comportamientos de consumo excesivo de alcohol entre estudiantes universitarios, aunque no parece estar relacionado con experimentar peores resacas. Y ello a pesar de la evidencia de que beber mucho y con frecuencia está relacionado con resacas más severas.
La ansiedad, la depresión y el estrés también están relacionados con resacas más severas. Cada uno de estos estados de ánimo está asociado con un "sesgo negativo", una tendencia a interpretar el mundo de manera más negativa.
Nuestros hallazgos muestran que las resacas también tienden a hacer que las personas interpreten el mundo de esta manera. Como resultado, las resacas pueden exacerbar este sesgo negativo, haciendo que algunas personas se sientan peor que otras.
Mecanismos para superarlo
Es posible que la forma en que lidiamos con situaciones adversas pueda ser la base de las variaciones en las distintas experiencias de la resaca.
La "catastrofización" del dolor es cuando una persona enfatiza la experiencia negativa del dolor. Las investigaciones muestran que las personas con altos niveles de "catastrofización" del dolor aseguran padecer resacas más severas, lo que sugiere que se están centrando en sus síntomas negativos y posiblemente amplificándolos.
Otros estudios también han demostrado que las personas que suelen hacer frente a sus problemas ignorándolos o negándolos tienden a experimentar peores resacas.
La regulación de las emociones es otro mecanismo psicológico clave que nos ayuda a lidiar con situaciones difíciles, al gestionar y responder de manera efectiva a las experiencias emocionales.
Curiosamente, aunque las personas con resaca aseguran que les resulta más difícil regular sus emociones, es posible que este no sea el caso, ya que las investigaciones muestran que los participantes son tan capaces de controlar su respuesta emocional como aquellos que no tenían resaca.
Esto podría significar que las personas eligen estrategias reguladoras más fáciles (pero menos efectivas) durante una resaca, como evitar sentimientos de culpa o vergüenza. Aunque esto aún está por determinarse.
¿Qué podemos hacer?
A pesar de que los investigadores pueden haber identificado algunos compuestos naturales que pueden aliviar los síntomas generales de la resaca, aún se necesita investigar más para determinar si estos deben recomendarse para su tratamiento. Mientras tanto, tú eres quien debe decidir cuál es la mejor estrategia para aliviar la resaca.
Pero un estudio sugiere que una estrategia comúnmente utilizada por los estudiantes para hacer frente a la miseria de una resaca, "sufrir" juntos y compartir su experiencia, puede ser útil para ayudar a aliviar al menos algunos de los efectos emocionales negativos.
Cuidar de tu propio bienestar personal y encontrar mejores estrategias para reducir los niveles de estrés y para adoptar mejores mecanismos de adaptación también pueden ayudarte a lidiar con las consecuencias negativas de una resaca.
Aunque, por supuesto, si realmente quieres evitar la resaca, siempre puedes elegir alternativas sin alcohol.
*Craig Gunn es profesor de Psicología en la Universidad de Bristol.
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