Tras meses de incesantes turbulencias políticas, los ministros de Economía y de Salud británicos dimitieron el martes con una diferencia de 10 minutos por el modo en el que el primer ministro Boris Johnson gestionó las acusaciones de conducta sexual inapropiada contra un diputado de su partido.
Esto desencadenó un goteo de dimisiones y cartas de no confianza de viceministros y parlamentarios, que el miércoles se convirtió en una avalancha.
En la noche, un grupo de ministros acudió a Downing Street para tratar de persuadir al mandatario de que renunciara.
Pero hasta ahora Johnson se sigue aferrando al cargo y asegura que no tiene intención de dimitir, alegando el "colosal" apoyo recibido de los votantes en las últimas elecciones. El aliado del gabinete Jacob Rees-Mogg desacreditó la campaña en su contra al considerarla una "tormenta".
El diputado conservador Andrew Mitchell declaró a la BBC: "Es un poco como la muerte de Rasputín. Ha sido envenenado, apuñalado, le han disparado, su cuerpo ha sido arrojado a un río helado, y aún vive".
Entonces… ¿cómo se ha llegado a este punto?
Una noche de borrachera en Westminster
El pasado jueves Noa Hoffman, una joven de 24 años con solo cuatro días de trabajo como reportera de política en el diario The Sun, dio la noticia de que un diputado conservador había dimitido como dirigente de su partido tras una noche de borrachera en el club privado Carlton.
En su carta de renuncia, Chris Pincher confesó al primer ministro que "bebía demasiado" y se "avergonzaba" a sí mismo "y a otras personas".
Pero el asunto resultó ser mucho más grave: según alegaciones, manoseó a dos hombres en el club y tocó en la entrepierna al menos a uno de ellos.
Entonces, el gobierno indicó a los medios que Pincher había reconocido ese comportamiento, aunque mantendría su trabajo como diputado y no enfrentaría mayores represalias.
Pero, tras bambalinas, los parlamentarios conservadores estaban furiosos.
Pincher había sido objeto en el pasado de acusaciones similares de conducta sexual inapropiada. Sin embargo, Johnson lo había colocado en una posición de poder como número dos del partido en el Parlamento.
Cómo cambió el discurso oficial
Luego la historia se enfocó a lo que Boris Johnson sabía sobre Pincher y desde cuándo lo sabía.
Durante días los ministros y el portavoz de Johnson insistieron en que el primer ministro no estaba al tanto de las acusaciones específicas contra Pincher cuando lo nombró vicejefe parlamentario.
Pero el lunes por la noche esa historia se derrumbó: la corresponsal política Ione Wells reveló que, de hecho, Johnson había recibido una queja formal sobre "comportamiento inapropiado" de Pincher cuando este era Ministro de Estado para Europa y las Américas de la cancillería británica en 2019 y 2020.
El martes Sir Simon McDonald, ex alto funcionario del Ministerio de Exteriores, aseguró, en una dramática intervención pública, que Johnson había sido informado en persona de la denuncia.
Downing Street indicó luego a los periodistas que, de hecho, Johnson lo sabía, pero lo había "olvidado".
El martes el primer ministro admitió que nombrar a Pincher había sido un "gran error".
Pero el daño ya estaba hecho.
Dimisiones explosivas
El descontento estalló cuando dimitieron los ministros de Economía y de Salud, Rishi Sunak y Sajid Javid.
En su carta de renuncia, Sunak afirmó que los ciudadanos "esperan con buen criterio que el gobierno actúe de manera adecuada, competente y seria".
En una posterior declaración al Parlamento el miércoles, Javid aseveró -bajo la mirada de Johnson- que el problema "comienza desde arriba" y que "eso no va a cambiar".
¿Renunciará Johnson o convocará elecciones generales?
Johnson compareció el miércoles ante los diputados de la Cámara de los Comunes decidido a capear la tormenta.
Cuando un parlamentario conservador le preguntó si había alguna circunstancia en la que renunciaría, respondió que iba a "aguantar".
"Francamente, el trabajo de un primer ministro en circunstancias difíciles, cuando se le ha otorgado un colosal mandato, es seguir adelante y eso es lo que voy a hacer", afirmó, refiriéndose a su abrumadora victoria en las elecciones generales de 2019.
Chris Mason, de BBC, describió que se podía sentir, oír y oler cómo la autoridad se le escapaba a Boris Johnson, mientras a su salida del Parlamento diputados laboristas de la oposición le decían "adiós Boris".
Varios ministros del gabinete, entre ellos la de Interior, Priti Patel, y el canciller Nadhim Zahawi, se cuentan entre los altos cargos que exigen la renuncia de Johnson.
El primer ministro también podría enfrentarse a una segunda moción de censura la próxima semana, después de que prominentes diputados prometieran cambiar las normas del Partido Conservador para permitirlo.
Algunos han planteado que Johnson podría tratar de reforzar su posición convocando elecciones generales anticipadas.
Sin embargo, una encuesta de YouGov publicada el martes reveló que el 69% de los británicos y más de la mitad de los votantes conservadores creen que Johnson debería dimitir.
Por lo tanto, unas elecciones generales anticipadas también conllevarían grandes riesgos. El futuro de Boris Johnson como primer ministro del Reino Unido pende, más que nunca, de un hilo.
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