Los hermanos Lyle y Erik Menéndez en una audiencia del 6 de junio de 1994 en Los Ángeles, California, Estados Unidos.

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Los primeros juicios contra Lyle y Erik Menéndez fueron televisados y seguidos por millones de personas.

Tras haber evaluado unas nuevas pruebas, el fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, George Gascón, anunció este jueves que recomendará que se dicte una nueva sentencia para Erik y Lyle Hernández, lo que podría abrir la puerta a su eventual liberación.

Los hermanos cumplen desde hace más de tres décadas dos cadenas perpetuas consecutivas sin libertad condicional por el asesinato de sus padres en 1989 en su casa de Beverly Hills, en Los Ángeles.

La cuestión queda ahora en manos de un juez, al que Gascón mañana viernes hará llegar la recomendación de que elimine las condenas perpetuas sin libertad condicional y que los sentencie en su lugar por asesinato pero con derecho a libertad condicional.

"No hemos llegado a un acuerdo universal, porque hay miembros de mi equipo que cree que los hermanos deberían pasar el resto de sus vidas en la cárcel, mientras otros se inclinan por su inmediata liberación", explicó el fiscal Gascón.

"Pero creo que una nueva sentencia es lo apropiado".

En unas declaraciones anteriores a la cadena estadounidense ABC, Gascón dijo que una revisión de la sentencia tomaría en cuenta el tiempo que llevan en prisión, así como su conducta.

El abogado de los hermanos, Mark Geragos, los ha descrito como “presos modelo” que han trabajado “incansablemente para reformarse sin la esperanza de ser liberados”.

En 1989 los hermanos mataron a tiros a sus padres, José y Kitty Menéndez, en su mansión de Beverly Hills, en lo que, según alegaron los fiscales durante el juicio en el que fueron condenados, fue un complot para heredar la fortuna familiar.

Cuando fueron detenidos, los fiscales dijeron que el parricidio estuvo motivado por la codicia. Por su parte, los abogados de los hermanos dijeron que estos habían sido abusados sexualmente por su padre durante años, con el conocimiento de su madre, y que eso los llevó a cometer los asesinatos.

Este cruce de acusaciones, realizadas en un juicio televisado, hicieron que el caso cobrara gran notoriedad en Estados Unidos.

En el primer juicio al que se sometieron los hermanos en 1993 el jurado no pudo acordar un veredicto.

En un segundo juicio celebrado en 1996, a los abogados de los Menéndez no se les permitió presentar la mayoría de las pruebas relacionadas con los presuntos abusos sexuales que sufrieron, y estos fueron declarados culpables y condenados a cadena perpetua sin libertad condicional.

Lyle Menéndez tenía 21 años y Erik Menéndez 18 en el momento de los asesinatos.

Mujer sostiene un cartel con el que reivindica que los hermanos Lyle y Erik Menéndez llevan 35 años en prisión y exige su liberación, el 17 de octubre de 2024, en Los Ángeles, California, Estados Unidos.

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Los hermanos Menéndez llevan más de tres décadas en prisión.

Nuevas pruebas

Durante décadas familiares y expertos legales han pedido la liberación de los hermanos, asegurando que no representan una amenaza para la sociedad.

Y desde que en septiembre se estrenara una nueva miniserie en Netflix, tanto el interés público en el caso así como la presión para revisarlo se reactivó.

Fue eso lo que llevó a que el 3 de octubre el fiscal Gascón ofreciera una rueda de prensa para hacer saber que el proceso judicial iba a ser revisado.

Existe “una obligación moral y ética” de revisar las pruebas presentadas por los abogados de los hermanos el año pasado, las cuales demostrarían que fueron víctimas de abuso sexual a manos de su padre y actuaron en defensa propia.

Entre las nuevas pruebas que se examinaron está una carta de 1988 que presuntamente Erik Menéndez le habría enviado a su primo Andy Cano, en la que hace referencia a los abusos de su padre.

"He estado tratando de evitar a papá. Todavía está pasando, Andy, pero es peor para mí ahora. No puedo explicarlo. Tiene tanto sobrepeso que no soporto verlo. Nunca sé cuándo va a pasar y me está enloqueciendo", dice la carta que, según el abogado de la defensa, escribió Erik unos meses antes del crimen.

"Cada noche me quedo despierto pensando en que va a entrar. Necesito sacar eso de mi mente", añade Erik en la carta, que no se conocía en el momento de los juicios.

Andy Cano testificó en los juicios de los hermanos Menéndez que Erik le había hablado de los tocamientos inapropiados de su padre. Cano murió en 2003 de una sobredosis accidental.

Otra prueba que ha salido a la luz recientemente es el testimonio del exintegrante del grupo musical Menudo Roy Roselló, quien asegura que fue abusado por Jose Menéndez cuando era adolescente.

Entonces, Menéndez era vicepresidente ejecutivo de RCA, el sello discográfico con el que había firmado la popular banda juvenil de origen puertorriqueño.

Según la cadena CBS News, socia de la BBC en EE.UU., Roselló afirmó en una declaración jurada en 2023 que cuando tenía 14 años visitó la residencia de los Menendez en Nueva Jersey y, después de que le sirvieran una copa de vino, sintió que perdió el control sobre su cuerpo, lo llevaron a una habitación y allí Jose Menéndez lo violó. En su declaración afirma que no fue la única vez.

A los días del anuncio de la revisión del caso, familiares y allegados de los Menéndez volvieron a hacer un llamado para su liberación.

“Si fueran las hermanas Menéndez, no estarían detenidas”, dijo Anna Maria Baralt, sobrina de José Menéndez, en la concurrida conferencia de prensa. “Hemos evolucionado”.

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