Un tribunal francés condenó este jueves a 20 años de cárcel a Dominique Pelicot, el hombre acusado de drogar y violar a su exesposa Gisèle Pelicot e invitar a más de 50 hombres a abusar de ella durante diez años.
El exmarido ha sido declarado culpable de los cargos de violación agravada, entre otros delitos.
Todos los acusados en este histórico proceso han sido declarados culpables por el tribunal, en su gran mayoría por violación agravada.
Dominique Pelicot recibió la pena máxima de 20 años de cárcel y rompió a llorar en la sala del tribunal de Aviñón, donde se ha llevado a cabo este juicio que ha durado casi cuatro meses.
El resto de los condenados han recibido sentencias de entre 3 y 15 años de prisión.
Uno de ellos, Jean Pierre Marechal, al que Dominique Pelicot convenció para que siguiera sus pasos y drogara y violara también a su propia esposa, fue condenado a 12 años de cárcel. La fiscalía pedía para él 17 años de prisión.
El juez encargado del caso consideró, además, que Dominique Pelicot no solo era culpable de los delitos de violación agravada sino también de tomar imágenes indecentes de su hija, Caroline, y de sus nueras, Aurore y Celine y de violar a la mujer de Jean Pierre Marechal.
Durante casi una década, Gisèle Pelicot fue drogada por su exmarido Dominique, que reconoció haberla violado y haber invitado a decenas de hombres que había reclutado por Internet a mantener relaciones sexuales con ella en la cama de su casa, mientras ella estaba inconsciente.
Fue ella quien decidió renunciar al anonimato y sacar a la luz este juicio, haciendo, según sus palabras, que "la vergüenza cambie de bando", de la víctima al violador.
Aunque Dominique Pelicot admitió los cargos que se le imputan, la mayoría de los demás hombres juzgados niegan que lo que hicieron fuera una violación.
Los demás condenados son de todas las profesiones y condiciones sociales, y la mayoría procede de un radio de 50 km de Mazan, el pueblo de los Pelicots. El hecho de que sean bomberos, guardias de seguridad y camioneros les ha valido el apodo de Monsieur-Tout-Le-Monde (Señor Cualquiera). La mayoría también tienen hijos.
Aunque la mayoría había alegado que, al tener el consentimiento de su marido, pensaban que se trataba de un juego sexual con un matrimonio libertino y, por lo tanto, lo que estaban haciendo no era una violación, el tribunal ha desestimado estas alegaciones.
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