Cómo podremos reemplazar las sociedades moldeadas por los multimillonarios de Sillicon Valley
Los autores Jon Alexander y Ariane Conrad argumentan que las sociedades actuales necesitan una nueva narrativa, que se deshagan de las historias que venden tanto el autoritarismo como el consumismo.

Los titulares cargados de fatalidad de nuestros tiempos parecen indicar que hay dos futuros en oferta.En uno de ellos, prevalece un autoritarismo orwelliano. Temerosos ante las crisis que se agravan -la climática, sanitaria y económica-, los ciudadanos aceptan el trato que les ofrece el "hombre fuerte": su protección a cambio de una lealtad incuestionable como "súbditos". Lo que sigue es la abdicación del poder personal, la elección o la responsabilidad.En el otro, todos somos "consumidores" y la autosuficiencia se convierte en un deporte extremo. Los más ricos tienen en una mano sus lugares para escaparse o retirarse de la rutina en Nueva Zelanda y en la otra un billete para Marte. El resto nos esforzamos por ser como ellos, valiéndonos por nosotros mismos a medida que los robots nos quitan puestos de trabajo y se intensifica la competencia por unos recursos cada vez más escasos. Los beneficios de la tecnología, ya sea la inteligencia artificial, la biotecnología, la neurotecnología o la agrotecnología van a parar a los más ricos, al igual que todo el poder de la sociedad. Se trata de un futuro moldeado por los caprichos de los multimillonarios de Silicon Valley. Aunque este modelo se vende a sí mismo con garante de las libertades personales, la experiencia para la mayoría es de exclusión: un mundo de ricos y pobres.
La tercera vía
A pesar del ancho de banda y las ondas dedicadas a estas dos distopías, existe otra trayectoria: la llamamos "futuro ciudadano".Ejemplos en cada esquina
Mientras escribíamos el libro, encontramos con innumerables ejemplos de la perspectiva ciudadana. Si miramos más allá de los titulares, pronto descubriremos un fenómeno global e intersectorial, y lo que pueden parecer ejemplos aislados están conectados por temas comunes.Las ONG también se suman
El futuro de los ciudadanos también está tomando forma en el sector no lucrativo, ya que las organizaciones se reimaginan a sí mismas como facilitadoras de los movimientos dirigidos por los ciudadanos. En el Reino Unido, organizaciones como la Real Sociedad para la Protección de las Aves (RSPB), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y Amigos de la Tierra están reorientando sus estrategias hacia la participación, apoyando campañas en lugar de iniciar las suyas propias. Por su parte, Greenpeace EE.UU. está adoptando un enfoque más colectivo, tratando de ser, en palabras de la directora ejecutiva Annie Leonard, "un héroe entre héroes".Una nueva plataforma llamada Restor permite a los proyectos de base de conservación de la naturaleza de todo el mundo trazar su impacto, conectarse y colaborar.Al mismo tiempo, los grupos comunitarios están rechazando los viejos modelos de ayuda y caridad, y buscando soluciones locales. Las ofertas de acciones comunitarias, por ejemplo, son una innovación en el Reino Unido que facilita a la población local la inversión en sus propias comunidades. En Grimsby, en el norte de Inglaterra, un grupo llamado East Marsh United acaba de completar con éxito una oferta de acciones comunitarias por valor de US$ 602.000 para comprar 10 casas, que serán reformadas y luego alquiladas a menor costo. El proyecto generará un flujo de ingresos sostenible para el resto de sus operaciones.Más sencillo de lo que parece
El reto no es que el futuro ciudadano sea difícil de encontrar o complicado de articular. Es sencillo, está arraigado en una verdad profunda y surge en todas partes. Pero está oculto, porque cada día la gente se cuenta a sí misma otras historias de la sociedad y su papel en ella. De manera crítica, las instituciones refuerzan estas otras narrativas, tomando el oxígeno de la imaginación, haciéndolas parecer como las únicas posibilidades.No somos los primeros en sugerir que las historias pueden dar forma a las sociedades. En un ensayo histórico escrito hace 25 años, Donella Meadows, pionera del pensamiento sistémico, propuso que las sociedades se aferran a mentalidades o paradigmas que describió como "acuerdos sociales compartidos sobre la naturaleza de la realidad (...) el conjunto más profundo de creencias sobre cómo funciona el mundo". Son, según ella, "las fuentes de los sistemas". Y más recientemente, la socióloga Arlie Russell Hochschild ha tratado de entender las comunidades estadounidenses que estudia a través de su "historia profunda", una "lente subjetiva" a través de la cual ven el mundo.En la balanza
Proponemos que una de las historias profundas más extendidas es la "historia del consumidor". Dice así: nuestro papel como individuos es perseguir nuestro propio interés, sobre la base de que se agregará a los mejores resultados para la sociedad. Nos definimos a través de la competencia. En el camino, nuestras elecciones representan nuestro poder, nuestra creatividad, nuestra identidad: nos hacen ser quienes somos. Todas las organizaciones e instituciones, desde las empresas hasta las organizaciones benéficas y el gobierno, existen para ofrecer estas opciones. Todas se reducen a proveedores de productos y servicios. Esta historia de consumo es la que nos lleva al Futuro B, el futuro de las fugas marcianas, los multimillonarios con un poder desproporcionado y la desigualdad extrema.Ciudadanos del mañana
Son las viejas historias las que están rotas, no la humanidad.La caída del relato del súbdito y el auge del consumidor son la prueba de que el cambio a nivel de un relato profundo es posible. El relato ciudadano puede sustituir al consumidor, como el consumidor sustituyó al súbdito. Para realizar el futuro ciudadano, no debemos aceptar lo que se nos da como única posibilidad, como hacen los súbditos; ni tirar nuestros juguetes del cochecito cuando no nos gusta lo que se nos ofrece, como hacen los consumidores. Como ciudadanos, debemos proponer, no sólo rechazar. Debemos establecer una base de creencia en los demás. Debemos empezar desde donde estamos, aceptar la responsabilidad y crear oportunidades significativas para que cada uno contribuya mientras lo hacemos. Debemos dar un paso al frente y participar. Como escribió el arquitecto y diseñador pionero Buckminster Fuller: "Nunca se cambian las cosas luchando contra la realidad existente. Para cambiar algo, hay que crear un nuevo modelo que haga obsoletos los modelos existentes".Ahora puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.https://www.youtube.com/watch?v=6A9PnSRBRHc
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