Colaboración especial de Sociedad A.M.A Adulto Mayor Activo
El fenómeno de la madurez de las masas implica un cambio de paradigma que enfrenta el antiguo concepto transicional de análisis transversal el cual presentaba las edades como grupos de personas diferentes -o pirámides de población- frente a un nuevo punto de vista longitudinal e intergeneracional al tratarlas como etapas de la vida que actúan de forma dinámica y sistemática sobre las poblaciones.
Hoy día reconocemos la verdad de una extensión en el tiempo de cada individuo para llevar a cabo su período vital, y es posible constatar que en este siglo XXI, más que nunca en la Historia y en atención a tal valioso regalo las personas tienden, a nivel subjetivo e instintivamente, a esforzarse por mejorar los estándares en los tres planos de nuestro diseño humano: físico, intelectual y espiritual. Desde el punto de vista colectivo, las naciones más desarrolladas analizan y encaran las consecuencias de la madurez de las masas desde perspectivas de ajuste social y medidas de previsión a futuro, tanto a nivel de planificación gubernamental como desde el plano de la intervención privada, sobre todo cuando se concede a la economía un papel importante en los diversos enfoques.
La primera reunión mundial sobre la longevidad como proceso individual y demográfico tuvo lugar en el año 1982 en Ginebra, Suiza. Veinte años después, en el 2002 se celebraba en la capital española la Segunda Asamblea Mundial sobre el tema, un encuentro internacional en el cual se dieron cita representaciones de todas las áreas relacionadas; aquellas jornadas de Madrid significaron su arraigo definitivo en las agendas de los países participantes. La mayoría de las naciones latinoamericanas se sumaron a las proclamaciones y acuerdos. Fue el CELADE, Centro Latinoamericano de Demografía, División de Población de la ONU el organismo que se pondría a la cabeza de los proyectos que dieron continuidad en la Región a las medidas propuestas. La primera de aquellas reuniones se llevó a cabo en Santiago de Chile, sede del CELADE, y la siguiente en Brasilia, 2008; en adelante han sido celebradas alternativamente en distintas capitales de la región.
En diciembre del año 2006 la división de población de la Comisión para América Latina de las Naciones Unidas, CEPAL publicó la investigación Escenarios futuros en Políticas de vejez en la República Dominicana. Fue un estudio cualitativo basado en el método DelPhis y establecía que ‘’para el 2025 la duplicidad del porcentaje de la población de mayores, y a futuro, una tasa de crecimiento del sector más elevada que el resto de los grupos etarios; la extensión del lapso de duración de la vida constituye un salto cualitativo y un logro relativamente nuevo, y su pleno desarrollo lo estaremos constatando con mayor rigor en las próximas décadas’’ (p.10).
Ha sido esa publicación de la Cepal en el 2006 uno de los únicos tres estudios, más o menos a fondo, que se han elaborado para describir un acercamiento a la realidad de ese sector etario –etario =edad-. Los dos restantes son: el elaborado por la doctora Rosy Pereyra Ariza, anterior al del Cepal, es decir, de hace más de veinte años titulado ‘Situación del Adulto Mayor en la República Dominicana’; y el de Diana Mejía, desde el Conape en 2017: ‘Políticas de atención a las personas mayores en la República Dominicana’.
A partir de finales de los años sesenta se aceleró en la República Dominicana el proceso de transición de la fecundidad. Se manifestó una tendencia de las mujeres a tener cada vez menos hijos. Para 1970 y como resultado de este comportamiento, aunque los menores de 15 años no variaron su porcentaje frente a la población total y el cambio en los menores de 5 años se verificó tenue, al parecer ya comenzó a percibirse un episodio de contracción en la proporción de personas menores de cinco años. A su vez, los adolescentes (10-19 años) empezaban a presentar un mayor peso relativo en la población total, pasando de 22% en 1960 a 25% en 1970, mientras que aquellas personas con 65 años y más empezaban a superar la proporción de 3%, y las de 75 años y más ya constituían una proporción ligeramente superior; estas tendencias tienden a acentuarse en el 2010, de acuerdo a los resultados del IX Censo Nacional de Población y Vivienda.
Mientras el individuo de hoy afana tras calidad de vida son justamente los ámbitos sociopolíticos los generadores de condiciones para que tengan lugar tales niveles de acuerdo con contextos de desarrollo o subdesarrollo y en esta dinámica pública en ocasiones nos encontramos con una tendencia casi morbosa hacia paliativos económicos reflejados en obsoletos sistemas de Asistencialismo desde los niveles gubernamentales, y de la caridad indulgente, a nivel privado. Creemos firmemente que tan grave es el intento de adoptar y adaptar modelos de intervención aplicados con éxito en países de trayectoria poblacional y socioeconómica ajenas, como la aplicación de iniciativas sustentadas en la estéril asistencia directa de insumos básicos : puesto a atentar contra la dignidad del ser humano, el Asistencialismo social personalizado es perfectamente capaz, paradójicamente, de alcanzar los niveles más altos de atropello a la dignidad de las personas.
Las condiciones demográficas instaladas imponen la necesidad de estrategias y políticas de acción específicas, abarcadoras, y actualizadas; los sectores privado y público condicionan las estrategias posibles en las acciones para las cuales localidad y nivel nacional son los ámbitos naturales del alcance esperado. Este tratamiento de la condición Adultez Mayor puede ser referido a la persona como ente, o como colectivo humano. Como individuo, el adulto mayor tiene cinco necesidades básicas, a saber invariables: Vivienda, Alimentación, Asistencia médica, Inserción social, y Contacto afectivo. Como colectivo, la población de mayores en un sitio geográfico determinado presentará sus rasgos propios relacionados con las características culturales del contexto.
Las áreas que abarcarían políticas nacionales verdaderamente efectivas son once: 1.Espacios del conocimiento para el monitoreo y evaluación de la realidad; 2.Demografía y Estadísticas; 3.Derechos y Legislación; 4.Educación Y Promoción de la Longevidad Saludable; 5.Atención Médica Primaria; 6.Investigación y Formación de Recursos Humanos Especializados; 7.Espacios Físicos Favorables y Tecnologías; 8.Redes de Apoyo Familiar e Intergeneracional; 9.Redes de Apoyo Social y Voluntariado; 10.Productividad, Pensiones y Seguridad; 11.Desarrollo Personal y Trascendencia.