El Gobierno de Francia inauguró un congreso ciudadano, compuesto por unos 180 miembros elegidos por sorteo, para debatir sobre la eutanasia y el suicidio asistido, actualmente prohibidos, y proponer posibles cambios en la legislación nacional a fin de adaptarla al contexto actual.
"Hay pocos temas tan sensibles y graves que el que se les ha confiado. Debatir el fin de la vida es hablar de una cuestión a la vez humana, social, médica, ética e íntima", resaltó la primera ministra, Élisabeth Borne, al poner en marcha la denominada "Convención ciudadana sobre el fin de la vida".
La jefa del Gobierno reconoció que en los últimos años la sociedad "ha evolucionado" y que los ejemplos de otros países alimentan "la reflexión". También el aumento de la esperanza de vida, la dependencia y la multiplicación de las enfermedades crónicas, dijo, abren nuevos interrogantes.
Borne invitó, por tanto, a hacerse cargo del sufrimiento porque no se puede "ignorar la angustia de los que piden una ayuda activa para para el fin de la vida, y pidió un debate "respetuoso" y "transparente".
Durante los cuatro meses que durará el debate, este organismo ciudadano tendrá contacto con investigadores, pacientes, activistas y especialistas sanitarios, entre otros, con puntos de vista diferentes.
La función de este congreso ciudadano no será legislar, precisó, sino "tomarse el tiempo" para examinar el tema en profundidad, desde todos los posibles puntos de vista y hacer proposiciones tras una deliberación colectiva.
Aunque no sean representantes elegidos del Parlamento, la primera ministra aseguró que los miembros de la convención son un "reflejo" de la sociedad francesa.
"De cara a su trabajo solo tengo una recomendación: sean libres", expresó la primera ministra, en el acto de apertura que se celebró en la sede del Consejo económico, social y medioambiental (CESE, por sus siglas en francés).
Durante los cuatro meses que durará el debate, este organismo ciudadano tendrá contacto con investigadores, pacientes, activistas y especialistas sanitarios, entre otros, con puntos de vista diferentes.
Los participantes en el debate son unos 180 ciudadanos voluntarios que fueron escogidos por sorteo para conformar una muestra representativa de la sociedad, teniendo en cuenta criterios como la edad, la procedencia o el nivel de estudios, entre otros.
La ley en vigor actualmente en Francia data de 2016 y regula el tratamiento de los enfermos incurables prohibiendo tanto la eutanasia como el suicidio asistido.
Permite, no obstante, aplicar una "sedación profunda y continua hasta la muerte" para pacientes que tengan grandes sufrimientos y que se consideren terminales a corto plazo.
Por ello, los franceses que desean someterse a una eutanasia porque padecen enfermedades incurables con sufrimientos importantes se ver forzados a buscar ayuda en países vecinos, como Suiza o Bélgica, donde esta práctica es legal desde hace tiempo.
En septiembre pasado, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el lanzamiento de este proceso de debate a través de una convención ciudadana con vistas a una potencial reforma legislativa.