Con el avance de las ciencias de la salud y el logro de mayor esperanza de vida, muchas sociedades se enfrentan a la realidad de un gran porcentaje de hombres y mujeres adultos mayores que requieren servicios y atenciones que les permitan vivir sus últimos años con calidad y dignidad.
Sin embargo, preocupa que al unísono se expanda el rechazo, el descuido, la exclusión y el maltrato a las personas adultas mayores.
Este mal es una de las expresiones del "edadismo", que significa discriminación por edad, explica el antropólogo social Bernardo Matías, quien abordó el tema en su sección EL HOMBRE DE LOS VIERNES, en el programa A PARTIR DE AHORA, de ACENTO TV.
"El edadismo refiere a la discriminación o rechazo por razones de edad. El término acuñado en la década de los 60 por Robert Butler. Los más comunes son las discriminaciones por edad a jóvenes y adultos mayores", explica Matías.
Detalló que en el caso de las personas adultas mayores el edadismo se manifiesta con el aislamiento y la reclusión social, pero también con la sobreprotección y dándoles un tratamiento como si se tratara de niños (impidiéndoles cualquier toma de decisión o participación por iniciativa propia).
Señaló que el rechazo y el desprecio a los adultos mayores se manifiesta en el uso del lenguaje, con expresiones como las siguientes: “Eso es cosa de viejos”, "Ese viejo no se pone en lugar", "Viejo loco", "Vieja loca", "No está en edad de…", ”Ya has hecho todo lo que tenías que hacer”, “Pareces una vieja todo el día quejándote”, “Que se quede el abuelo con los niños, se pasa todos los días sin hacer nada”.
Asimismo, los adultos mayores enfrentan obstáculos para la inserción laboral, para ser incluidos en los seguros de salud, la edad determina los tipos de tratamiento médico que convienen a los empresarios de la salud, sufren inseguridad financiera, y en el caso de las pensiones algunos modelos no garantizan protección social para las personas adultas mayores.