Deloitte lanzó el primer informe sobre la Inclusión de las personas con discapacidad en el trabajo 2024, basado en una encuesta realizada en 20 países, que recoge las experiencias de 10,000 personas con alguna discapacidad, enfermedad crónica o neurodivergencia, para conocer sus experiencias en sus lugares de trabajo. 

La encuesta revela que muchos participantes no siempre se identifican como personas con alguna discapacidad, enfermedad crónica o neurodivergencia, aun cuando experimentan distintos niveles de dificultad al realizar sus actividades laborales, como caminar, ver, oír, concentrarse o comunicarse, por mencionar algunos ejemplos. 

“Observamos altos niveles de divulgación de algún tipo de condición en el lugar de trabajo, pero también preocupación sobre la percepción negativa cuando se trata de solicitar adaptaciones, las solicitudes que se rechazan, los eventos laborales que no son accesibles y las experiencias de comportamientos no inclusivos”, menciona Emma Codd, directora de Diversidad, Equidad e Inclusión en Deloitte Global.

Casi 9 de cada 10 encuestados (88 %) han optado por hablar sobre su discapacidad, neurodivergencia o condición de salud crónica con por lo menos una persona de su equipo de trabajo, a través de un sistema de información de recursos humanos o mediante un programa de autoidentificación, aunque muchos todavía no la comparten con sus colegas o pares.

Además, 35%  de los encuestados optó por revelar su condición a miembros menos experimentados de su equipo y 31 % a otros colegas fuera del equipo. Mientras que 78 % prefirió mencionar su condición al área de Recursos Humanos y 73 % se lo dijo directamente a un supervisor.

Los encuestados que prefirieron mantener su condición en privado dijeron sentirse preocupados por sufrir discriminación, que los gerentes consideren que su capacidad para hacer el trabajo se vea afectada o que su progreso profesional pueda mermarse. 21% de las personas citó haber tenido una experiencia negativa después de revelar su condición a un empleador anterior.

Solo 25 % de los encuestados que ha hablado sobre su situación con su empleador ha solicitado adaptaciones en el lugar de trabajo. 75 % todavía se abstiene de hacerlo por razones como: 43 % considera que no necesita alguna, 20 % tiene temor de que la respuesta de los supervisores sea negativa y 11% se siente desanimado por experiencias negativas en otros empleos.

Asimismo, casi tres cuartas partes de los encuestados que solicitaron una adaptación les fue rechazada debido a que —según los empleadores— su petición es costosa (41 %), demasiado difícil de implementar (30 %) o que simplemente no es razonable (29 %).

De acuerdo con los resultados, las solicitudes rechazadas con más frecuencia son aquellas que implican un costo, métodos de comunicación alternativos, soluciones de software de asistencia y entrenamiento para problemas específicos.

En contraparte, las peticiones aceptadas son las que no implican un mayor importe para la organización, como trabajar desde casa, ajustes en horarios, descansos frecuentes y acceso a espacios privados para trabajar.