Una misteriosa instalación ha sido descubierta en el extremo noroeste de China. Una serie de fotos que muestran una representación a escala 1:1 del mayor portaaviones estadounidense acaba de ser publicada por Planet Labs. Desde 2021, falsas naves estadounidenses emergen del suelo en pleno desierto chino. Estas siluetas están instaladas en un lugar secreto de pruebas de misiles. ¿Está practicando el ejército chino para apuntar a buques de guerra estadounidenses? No es tan sencillo.
Por Olivier Fourt y Grégory Genevrier
El desierto de Taklamakán, en la provincia china de Sinkiang, no está tan vacío como podría pensarse. Cuando se amplían las fotos por satélite, se distinguen edificios extraños, carreteras que parecen no llevar a ninguna parte e incluso una línea de ferrocarril. Hay que pasar algún tiempo observando esta inmensa extensión de arena para ver aparecer las siluetas de barcos en el recodo de una duna. Al principio sólo hay montones de piedras, luego losas rectangulares de hormigón y, por último, una representación bastante exacta de los principales buques de guerra estadounidenses.
El 1 de enero de 2024, ya no cabía duda de que los chinos habían reproducido a escala 1 el puente del Gerald Ford, con sus cuatro catapultas, sus superestructuras y su característico "castillo", situado más a popa que los demás portaaviones estadounidenses. Alrededor, un océano de arena. La obra mide 330 metros de largo, exactamente la longitud del buque insignia de la Navy.
Sin embargo, no es la primera vez que los ingenieros chinos hacen esto. En las fotos facilitadas por Planet Labs se pueden ver otras siluetas blancas más pequeñas, orientadas exactamente de la misma manera. Estas instalaciones de prueba no son muy discretas, ya que pueden verse desde el espacio. Ese es el objetivo, sugiere un experto francés.
Desarrollar misiles balísticos antibuque
"Con estas instalaciones, tienen lo que necesitan para probar y calibrar la cadena de adquisición -inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR)- y el guiado de sus misiles balísticos antibuque", afirma un ingeniero de defensa francés. "Los chinos llevan años trabajando en un proyecto así. Técnicamente, hacen lo que dicen, incluso lo publican, pero la barrera del idioma juega en nuestra contra", añade.
La idea de los estrategas chinos es mantener a distancia la flota estadounidense impidiendo que se acerque a la costa china. Santuarizar el Mar de China, utilizando una estrategia conocida como denegación de acceso. El arma para ello sería el misil de alcance intermedio DF-21D, capaz de recorrer 1.500 km y atacar desde el "espacio".
El DF-21 es originalmente un misil nuclear. Para destruir un portaaviones, necesita ser más preciso. En pocas palabras, era necesario desarrollar una "cabeza buscadora", también conocida como homing head, capaz de "reconocer" la forma del objetivo y dirigirse hacia él. Así pues, las siluetas del desierto servirían para afinar el "ojo del misil" o para probar los sistemas de inteligencia encargados de ayudar a identificar el objetivo.
¿Una pista falsa?
En general, las armadas occidentales creen que a los chinos les resultará muy difícil desarrollar este misil "rompeportaaviones". Nunca se ha utilizado un misil balístico de punta convencional contra un buque que se desplaza en mar abierto, aunque sea de gran tamaño. Sin embargo, existen varias posibilidades técnicas. Visto desde el aire, el mar es un muy buen "telón de fondo", dicen los especialistas. Esto significa que, como en el desierto, los contornos de los barcos apuntados destacan claramente, siempre que no haya nubes. Sin embargo, al ampliar las fotos del misterioso lugar de pruebas cerca de Ruoqiang, se pueden ver hileras de pequeñas esferas en la parte trasera de las superestructuras. Según los expertos, se trata probablemente de reflectores de radar diseñados para simular el eco devuelto por el portaaviones.
Por tanto, los ingenieros chinos están tratando de establecer un sistema de guiado mediante tecnología de radar (que puede utilizarse incluso si el objetivo está oculto por las nubes). "Podrían combinar varias tecnologías, o probar diferentes soluciones, optrónica, láser o incluso radar". El problema es que la "ojiva" de un misil en picado desde el espacio estará sometida a limitaciones de temperatura muy elevadas: "El misil en descenso es hipersónico y está rodeado de plasma, por lo que podemos intentar proteger un buscador contra el calor, pero las leyes de la física hacen que un sistema de radar funcione muy mal en estas condiciones […] En cuanto al láser, los misiles son tan rápidos que no sé si podría funcionar", explica el ingeniero consultado por RFI.
Hay una última hipótesis: tal vez China esté simplemente tratando de presionar a Estados Unidos, porque al fin y al cabo, utilizando un dispositivo de pruebas tan discreto, ¿es realmente importante desarrollar una nueva arma, o simplemente hacer creer que Pekín dispondrá de ella algún día?