El presidente saliente Ranil Wickremesinghe, de 75 años, busca un nuevo mandato después de ser nombrado hace dos años en sustitución de Gotabaya Rajapaksa, que huyó del país. Los expertos advierten que la economía de Sri Lanka es todavía vulnerable. Esta isla de 22 millones de habitantes se hundió con la pandemia del covid-19, que la privó de sus importantes ingresos turísticos

Los esrilanqueses votan este sábado en unas elecciones presidenciales con tintes de referéndum sobre las políticas de austeridad impuestas por el rescate negociado con el Fondo Monetario Internacional tras el colapso económico de esta isla asiática. El presidente saliente Ranil Wickremesinghe, de 75 años, busca un nuevo mandato después de ser nombrado hace dos años en sustitución de Gotabaya Rajapaksa, que huyó de Sri Lanka en medio de airadas protestas contra la crisis financiera. "He hecho ya mucho, saqué al país de la bancarrota", afirmó Wickremesinghe al votar en la capital, Colombo. "Ahora voy a hacer de Sri Lanka un país con una economía, un sistema social y un sistema político desarrollados", prometió.

Pero, según los analistas, su victoria será difícil ante el hartazgo y el enfado de una gran parte de la población, obligada por el gobierno a apretarse el cinturón. Después de meses sufriendo escasez de comida, combustible o medicamentos, miles de manifestantes asaltaron en julio de 2022 el palacio presidencial en Colombo, recorriendo el ostentoso recinto en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo.

Wickremesinghe consiguió devolver la tranquilidad a las calles, pero también impuso subidas de impuestos y medidas de austeridad para cumplir con el rescate de 2.900 millones de dólares pactado con el FMI.

Los expertos advierten que la economía de Sri Lanka es todavía vulnerable y que el país aún no ha empezado a reembolsar los 46.000 millones de dólares de su deuda externa.

Algo más de 17,1 millones de personas están convocados a las urnas, cuyos resultados se esperan para el domingo.

Los principales rivales del presidente saliente son Anura Kumara Dissanayaka, jefe de un partido marxista antes marginal, y el líder opositor Sajith Premadasa, hijo de un presidente asesinado en 1993 durante la larga guerra civil del país.

Antes relativamente próspera, esta isla de 22 millones de habitantes se hundió con la pandemia del covid-19, que la privó de sus importantes ingresos turísticos, y se declaró en suspensión de pagos en 2022.

La crisis se agravó por las fuertes bajadas de impuestos decretadas por el expresidente Gotabaya, que vaciaron las arcas del país. Los datos oficiales muestran que la tasa de pobreza en Sri Lanka se duplicó al 25% entre 2021 y 2022.

El FMI asegura que las reformas empiezan a dar frutos: la inflación se sitúa por debajo del 5% tras alcanzar un 70% en el momento más crítico y el crecimiento se reanuda paulatinamente.  "Es importante salvaguardar estas sufridas mejoras", dijo la semana pasada Julie Kozack, directora de comunicaciones de este organismo.

 

(Con AFP)