El Chang’e-6 realiza una misión técnicamente compleja de 53 días que comenzó el 3 de mayo. El material recolectado del lado oscuro puede brindar información sobre cómo se formó la Luna. La sonda empleará dos métodos de recolección
La sonda Chang’e-6 alunizó en la inmensa Cuenca Aitken, uno de los más grandes cráteres de impacto conocidos en el sistema solar, indicó Xinhua citando a la Agencia Espacial de China. Agregó que será la primera vez que se recolectan muestras de esta zona poco explorada de la Luna.
El Chang’e-6 realiza una misión técnicamente compleja de 53 días que comenzó el 3 de mayo. El domingo bajó de su órbita a unos 200 kilómetros sobre la Luna para buscar un sitio de alunizaje, indicó Huang Wu, de la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China, a la televisión estatal CCTV. El descenso a una órbita más baja "tenía algunos riesgos, así que empleamos procedimientos precisos de control para colocar (la sonda) en su trayectoria establecida", indicó Huang.Posteriormente, "tuvimos que reducir la velocidad relativa de la sonda hacia la Luna (…) a cero en 15 minutos", indicó.
Ahora que alunizó, intentará recoger polvo y rocas lunares, así como efectuar otros experimentos en su cercanía. El proceso deberá ser completado en dos días, señaló Xinhua.
La sonda empleará dos métodos de recolección: un taladro para recoger muestras bajo la superficie y un brazo robótico para tomar muestras sobre la superficie. Posteriormente deberá intentar un lanzamiento sin precedentes desde el lado oscuro de la Luna.
Los científicos dicen que esta zona -llamada así porque no es visible desde la Tierra- tiene gran potencial para la investigación porque sus cráteres están menos cubiertos por los antiguos flujos de lava de la cara visible del satélite.
El material recolectado del lado oscuro puede brindar información sobre cómo se formó la Luna.
Ambición china
China ya había colocado en 2019 una nave espacial en la cara oculta de la Luna, pero no recolectó ninguna muestra.
Bajo el mando del presidente Xi Jinping, China ha impulsado fuertemente su "sueño espacial".
Pekín ha invertido cuantiosos recursos en su programa espacial la última década, apuntando a una serie de iniciativas ambiciosas dirigidas a acortar la brecha con las dos tradicionales potencias espaciales: Estados Unidos y Rusia.