Durante un día de fiesta religioso, unos misiles rusos fueron lanzados hacia el centro de Chernígov, una ciudad del norte de Ucrania. Este ataque causó al menos siete muertos y una centena de heridos, horas después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, se reuniera con altos mandos de su ejército.
Al medio día de este sábado, un misil Iskander ruso impactó la plaza principal de esta ciudad, además de dos edificios, explicó el enviado especial de RFI Emmanuel Chaze. Este ataque, que sucedió durante un día de fiesta religiosa, pudo haber afectado a muchas más personas que acaban de salir de la iglesia para regresar a sus casas.
Siete personas fallecieron y "90 heridos pidieron asistencia médica", explicó el ministro del Interior ucraniano, Igor Klimenko, quien precisó que "25 personas fueron hospitalizadas". El edil decretó tres días de luto. Entre los muertos había un niño, precisó Viacheslav Chaus, jefe de la administración militar de la región.
Desde Suecia, donde se encuentra de visita el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, condenó el ataque. "Una plaza, la universidad politécnica y un teatro. Un sábado cualquiera que Rusia convirtió en un día de dolor y pérdida. Hay muertos, hay heridos", escribió en su cuenta de Telegram.
El ejército ruso había invadido esta ciudad al inicio de la guerra, que empezó a finales de febrero de 2022. Pero se retiró de ella pocas semanas después y desde la primavera del año pasado los combates se concentran en el este y sur de Ucrania.
La contraofensiva ucraniana, iniciada en junio, avanza lentamente, pese algunas "victorias" reivindicadas esta semana por Kiev.
Reunión de Putin con altos mandos
El bombardeo tuvo lugar después de que Putin se reuniera con comandantes de su ejército en Rostov del Don, cerca de la frontera con Ucrania, indicó el Kremlin.
La presidencia rusa no precisó cuándo tuvo lugar ese encuentro, aunque imágenes difundidas por medios estatales hacen pensar que se produjo el viernes por la noche.
La agencia RIA Novosti publicó un vídeo del presidente ruso, vestido de traje, bajando de un auto todoterreno en la oscuridad y saludado por el jefe del Estado Mayor, Valeri Guerasimov, en atuendo militar, con un apretón de manos
Rostov del Don, centro operativo de la ofensiva rusa en Ucrania, fue a finales de junio el escenario de la rebelión del grupo de mercenarios Wagner, que tomó brevemente el cuartel general de esa localidad.
Desde entonces, al general Guerasimov, muy criticado por Yevgueni Prigozhin, jefe de Wagner, prácticamente no se le había visto en público.
Los desplazamientos de Putin cerca del frente de guerra resultan poco habituales.