Poco más de dos meses después de la caída del régimen de Bashar al-Asad, Francia acoge el jueves 13 de febrero una tercera conferencia internacional sobre Siria. El objetivo es coordinar la acción regional e internacional en apoyo del proceso de transición en curso en Damasco, en un momento en que las pocas ONG presentes en el país critican las sanciones occidentales aún en vigor, acusándolas de contribuir a la crisis humanitaria que allí se vive.
Aunque la gran conferencia internacional sobre Siria que se celebra en París el jueves 13 de febrero es ya la tercera desde la caída del régimen de Bashar al-Asad el 8 de diciembre, es la primera de este tipo que se celebra en Europa: las dos anteriores tuvieron lugar en Jordania y Arabia Saudita. Organizada en el llamado formato “Aqaba” -nombre de la ciudad jordana que acogió la primera reunión-, reunirá a los países del G7, numerosos países europeos, países árabes, Turquía y la ONU.
Se han fijado tres objetivos principales: el establecimiento de una autoridad representativa y de un proceso de justicia transicional en el país, y la movilización de todos los socios de Damasco para mejorar la ayuda a Siria.
Además de las tradicionales reuniones entre ministros de Asuntos Exteriores, el miércoles también se invitó a representantes de la sociedad civil para que presentaran sus propias recomendaciones, en particular sobre la cuestión de la justicia transicional. Este jueves por la mañana también figura en el orden del día un taller con donantes internacionales.
Aunque la agenda de la reunión promete estar repleta, París quiere dejar claro que se trata sólo de una etapa en un esfuerzo a largo plazo. Por parte siria, una de las demandas más acuciantes de las autoridades de transición es el levantamiento de las sanciones impuestas por Occidente al régimen de Bashar al-Asad, que siguen asfixiando a un país destruido por 13 años de guerra.
“Los Estados occidentales parecen haber caído en su propia trampa”
Para Mehad, una de las principales ONG sanitarias que trabajan en Siria, se trata incluso de una medida que debe tomarse con urgencia, porque su persistencia es la principal razón por la que es imposible acudir en ayuda del pueblo sirio. “Por el momento, el proceso de prestación de ayuda masiva a Siria está paralizado: las agencias humanitarias de la ONU no se apresuran y las grandes ONG tradicionales están ausentes”, señala su presidenta, Mego Terzian, que prosigue: “Como las sanciones contra la Siria de Bashar al-Assad siguen vigentes, es como si los donantes institucionales se mostraran muy recelosos a la hora de financiar proyectos humanitarios en Siria. Los gobiernos occidentales parecen haber caído en su propia trampa: por un lado, quieren ayudar al pueblo y a las autoridades sirias, pero, por otro, las sanciones siguen impidiéndoles hacerlo”.
Mientras tanto, continúa el jefe de Mehad, la crisis humanitaria en el país no hace más que empeorar. “Aunque ha habido mucha destrucción y desplazamiento de personas en las zonas tradicionalmente controladas por la oposición, la ayuda humanitaria estaba mejor organizada allí durante los años de guerra. En cambio, en las zonas controladas por el gobierno, la devastación puede ser menos importante, pero el sistema sanitario está colapsado: no se pagan los salarios del personal, los centros de salud carecen de agua y electricidad, y se suministran muy pocos medicamentos para poder dispensar tratamientos gratuitos. Como consecuencia, sólo el 20% de ellos están operativos en el país, mientras que la mayoría del personal ha abandonado sus puestos en los últimos años”, advierte Mego Terzian.