Casi a mitad de su mandato, Hungría no desveló hasta el martes 24 de septiembre las prioridades de su Presidencia semestral de la Unión Europea. Demografía, inmigración, agricultura: en una reunión de los 27 ministros de Asuntos Europeos de la UE, Budapest presentó siete prioridades. La guerra en Ucrania sólo aparece como un subcapítulo de la sección “Asuntos Exteriores”.

Con Pierre Bénazet, corresponsal de RFI en Bruselas

La Presidencia húngara de la UE comenzó el 1 de julio bajo el signo de la guerra en Ucrania, con el viaje del Primer Ministro Viktor Orban a Kiev, seguido de reuniones con Vladimir Putin y Donald Trump. Estas dos reuniones no gustaron nada a sus socios europeos, que a cambio la castigaron cancelando la primera reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la UE, inicialmente prevista en Budapest.

En venganza por este casi boicot, Hungría ha relegado la cuestión ucraniana a la categoría de mera preocupación europea, como tantas otras. Dedica a la cuestión una decena de líneas, apenas tantas como el capítulo dedicado a Suiza, por ejemplo.

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En cuanto a Polonia, su ministro de Asuntos Europeos, Adam Szłapka, se afanó en subrayar lo importante que era “el apoyo a las cuestiones energéticas de Ucrania ante la proximidad del invierno y los incesantes ataques rusos a las infraestructuras críticas de las redes energéticas ucranianas”.

Además, explicó que “este tema se planteará en la próxima cumbre europea, donde tiene intención de subrayar, en nombre de Polonia, que esperamos que la Presidencia húngara adopte una posición muy clara respecto a Rusia, que continúe con la política europea de sanciones, y también que apoye sin fisuras a Kiev en sus esfuerzos por librar una guerra contra Rusia”.

Así pues, la cumbre europea de los días 17 y 18 de octubre podría volver a ser el escenario de un enfrentamiento entre el Primer Ministro húngaro y sus socios europeos.