Tamara Alrifaï es directora de Relaciones Exteriores y Comunicación de la UNRWA. La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) se encuentra en el ojo del huracán desde que reveló que había despedido a doce de sus empleados, acusados de estar implicados en la masacre del 7 de octubre en Israel. Desde entonces, muchos países han suspendido su financiación con consecuencias directas sobre el terreno mientras la guerra sigue haciendo estragos en Gaza.

Una entrevista de Nathalie Amar 

RFI: 16 países, entre los que se encuentran los donantes más potentes, sobre todo Estados Unidos, han suspendido la financiación con evidentes consecuencias sobre el terreno. Primero de todo, ¿en qué punto se encuentra la investigación sobre las doce personas acusadas de estar implicadas en el ataque del 7 de octubre?

Tamara Alrifaï: La investigación ya ha comenzado. La investigación comenzó porque estábamos indignados por estas acusaciones y por la posibilidad de que estas acusaciones contra doce personas pudieran empañar la impecable reputación de la agencia de Naciones Unidas, agencia que actualmente realiza la mayor parte del trabajo en Gaza, que incluye a 30.000 empleados. También hay una revisión de nuestros sistemas internos que garantizan que nuestros empleados cumplen estrictamente los principios humanitarios. Así que hay dos mecanismos en marcha para asegurarnos de que, si estas acusaciones son reales, nunca vuelvan a ocurrir porque estamos indignados.

RFI: Se trata de una investigación de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna. Es el órgano de las Naciones Unidas responsable de este tipo de casos. ¿Quién es el responsable? ¿Quién se encarga de esta investigación, que producirá un informe preliminar dentro de cuatro semanas? Cuando el asunto estalló por primera vez, el director de la UNRWA, Philippe Lazzarini, prometió reformas estructurales para reforzar la adhesión del personal a los principios humanitarios, incluido el de neutralidad. Esto significa que no todo el personal de UNRWA observa esta neutralidad.

Tamara Alrifaï: Tenemos a 13.000 empleados en Gaza, 3.000 de ellos activos en esta operación humanitaria durante este conflicto y que forman parte de la sociedad civil. La mayoría son desplazados que viven en nuestros refugios y demás. Así que, volviendo a su pregunta, esto significa que, en su mayor parte, nuestro personal respeta los principios humanitarios. Pero en el caso de que siga habiendo filtraciones, la revisión de nuestros sistemas internos y la investigación de las más altas autoridades de las Naciones Unidas en Nueva York garantizarán que esto no vuelva a ocurrir.

RFI: Israel protestó muy enérgicamente tras revelarse este asunto. Incluso el líder de la oposición, Yaïr Lapid, pidió la creación de una alternativa a la UNRWA que no eduque en el odio a las futuras generaciones de palestinos. ¿Qué le inspiran estas palabras?

Tamara Alrifaï: No es la primera vez que interlocutores israelíes piden alternativas a la UNRWA. Pero la realidad es que por el momento no hay alternativa a la mayor agencia humanitaria que opera en Gaza, pero también a la agencia que gestiona la educación, la atención primaria de salud para los refugiados de Palestina, no sólo en Gaza y Cisjordania incluido Jerusalén Este, sino también en Jordania, Siria y Líbano. Líbano. Somos la agencia especializada para los refugiados de Palestina hasta el día en que una solución política ponga fin al conflicto, día en que una solución política ponga fin a su condición de refugiados. Se trata de personas que son refugiados desde hace 75 años.

RFI: Recordemos que en Gaza 1.600.000 personas tienen estatuto de refugiado. 1,6 millones de los 2.200.000 habitantes del enclave.

Tamara Alrifaï: Completamente. Tres cuartas partes de la población de Gaza son originalmente refugiados. Cuando hablamos de refugiados, hablamos de personas que fueron expulsadas o que huyeron de su lugar de origen entre 1946 y 1948. Estamos hablando de 75 años de desplazamiento.

RFI: La consecuencia de este asunto es la suspensión de la financiación a la UNRWA por parte de muchos donantes. Si esto continúa, tendrá que cesar sus actividades a finales de febrero. Ese es el temor. Todavía tienen presupuesto para el mes que viene, pero no más allá.

Tamara Alrifaï: Eso es, exactamente. Dieciséis donantes, dieciséis patrocinadores financieros han congelado sus contribuciones, sus pagos a la UNRWA. Esto se traduce en más de la mitad 50% de los pagos que esperábamos para este año en Gaza, a la gestión de los refugios y a la distribución de alimentos a más de 1,7 millones de desplazados en Gaza. Esta congelación de pagos también afectará a nuestra capacidad para seguir gestionando 700 escuelas en la región, y 140 centros de salud primaria. Así que no es sólo la respuesta humanitaria sino toda la operación en toda la región en este en este momento crucial de inestabilidad e inmensos riesgos en la región.

RFI: Esto implica que sus asalariados van trabajar sin cobrar a partir del mes de marzo. Como usted acaba de señalar, la UNRWA tiene un papel en la distribución de ayuda alimentaria, que es obviamente una necesidad esencial en esta fase de la guerra, particularmente también en la parte norte de Gaza, y no sólo en el sur donde se concentra la mayoría de los refugiados.

Tamara Alrifaï: Estamos extremadamente preocupados por la parte norte de Gaza porque ahí el acceso a la ayuda es muy limitado. Hemos podido enviar menos de la mitad de los convoyes de ayuda. Las autoridades israelíes nos negaron el acceso. La ONU y la UNRWA piden desde hace semanas un alto el fuego y un acceso permanente en toda la Franja. También quiero señalar que durante las operaciones humanitarias hemos perdido a 152 de nuestros empleados. Es el número de empleados de la ONU asesinados más alto durante un conflicto. Nuestro llamado es que no es el momento de congelar la financiación.

RFI: ¿Piensan que es posible que se reestablezca la financiación? Al menos, se tendrá que esperar meses, mínimo, para tener algún resultado preliminar de la investigación.

Tamara Alrifaï: Es por eso justamente que el secretario general de Naciones Unidas está supervisando los mecanismos de la investigación y revisando nuestros sistemas internos con expertos externos, para asegurarse de que antes de que se suspendan las operaciones, nuestros servicios o la ayuda humanitaria, haya resultados concretos para dar seguridad a nuestros donantes y cambien de opinión.