Canadá, Estados Unidos y México comparten un mercado común con un tratado firmado en 2019 y cuya revisión está prevista para 2026. Sin embargo, en el contexto de la guerra comercial con China, este acuerdo está en el centro de las preocupaciones. México ha sido acusado de enviar productos chinos por la “puerta de atrás”. En el G20, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, afirmó que el futuro del tratado dependerá de las decisiones que tome México al respecto. Por lo tanto, el país debe encontrar una solución y aclarar sus posiciones.
Con Gwendolina Duval, corresponsal de RFI en Ciudad de México
México no tiene intención de abandonar el Tratado de Libre Comercio y desea que siga existiendo. Esta es la posición que ha manifestado la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. Incluso ha enviado una señal para intentar tranquilizar a sus vecinos. Su gobierno presentará en breve un plan para fortalecer la economía nacional y reducir las importaciones procedentes de China y Asia en general.
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En México, las declaraciones del primer ministro canadiense cayeron como un jarro de agua fría. Acentúan las incertidumbres provocadas por la postura agresiva de Donald Trump hacia México. Los dos vecinos del norte acusan al país de servir a una triangulación comercial. Es decir, de exportar a Estados Unidos y Canadá productos chinos supuestamente etiquetados como “made in México”, eludiendo así impuestos.
México niega ser un centro de distribución de productos chinos
México niega ser un centro de distribución de productos chinos destinados al mercado norteamericano. Según la nueva Presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, esto no es cierto. De hecho, es difícil hablar de triangulación, ya que tanto Estados Unidos como Canadá importan ellos mismos muchos productos chinos.
Pero la preocupación proviene más del aumento de la inversión china en México. Esto es una realidad, ya que se disparó en 2022. México quiere aprovechar lo que se conoce como “nearshoring”. La deslocalización de actividades de Asia a Norteamérica atrae cada vez más a las empresas chinas. Se están instalando en México, sobre todo en el sector del automóvil.
¿Hacia una renegociación del tratado?
Hay una fecha límite, porque el tratado debe revisarse en 2026. Normalmente, es sólo una revisión, pero cada vez parece más que vamos hacia una renegociación. Las alarmas empezaron a sonar cuando Donald Trump fue elegido. El próximo inquilino de la Casa Blanca tiene una postura muy proteccionista, y ya ha abierto la puerta a la idea de introducir impuestos a los envíos mexicanos para presionar en materia migratoria y de lucha contra el narcotráfico.
Una cosa es segura para México: sería impensable abandonar este acuerdo de libre comercio. No forma parte de Mercosur y no se plantea su adhesión. Su economía es ultradependiente de sus vecinos del norte, especialmente de Estados Unidos. No es el caso de Canadá, que envía relativamente pocas mercancías a México.
La situación parece haber cambiado. El gobierno canadiense desempeñó el papel de aliado durante el primer mandato de Tump, pero ya no es así. Canadá y su primer ministro, Justin Trudeau, se preparan para unas elecciones complicadas el próximo año. Así que los tres países, “los tres amigos” como se los conoce, van a tener que encontrar un nuevo equilibrio.