La activista paquistaní y Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai llegó a Islamabad el sábado 11 de enero para reunirse con representantes de 44 países en una cumbre sobre la educación de las niñas. Malala expresó su emoción y alegría por estar de vuelta en su país natal, del que tuvo que huir tras un intento de asesinato por parte de los talibanes. Desde entonces vive en el Reino Unido y se ha convertido en la figura emblemática y portavoz mundial a favor de la educación de las mujeres.

“Me siento realmente honrada, conmovida y feliz de estar de vuelta en Pakistán”, declaró Malala Yousafzai en Islamabad, donde está prevista la celebración de una cumbre de dos días sobre la educación de las niñas que reunirá a representantes de unos 40 países.

Malala Yousafzai, que sufrió graves heridas en la cabeza en 2012 cuando su autobús escolar fue atacado por los talibanes paquistaníes en el remoto valle de Swat, cerca de la frontera con Afganistán, sólo ha regresado a su país unas pocas veces desde que fue evacuada al Reino Unido, donde vive actualmente. Su presencia en la cumbre de dos días dedicada a la causa que defiende desde entonces es un poderoso símbolo. Convertida en la portavoz mundial de la educación de las niñas, Malala es la ganadora más joven del Premio Nobel de la Paz, que le fue concedido en 2014 a la edad de 17 años.

Sin respuesta de los talibanes

La Cumbre sobre la Educación de las Niñas será inaugurada el sábado por el Primer Ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, y reúne a ministros y embajadores de 44 países, así como a representantes de Naciones Unidas y del Banco Mundial. La cumbre pretende confirmar “el compromiso de (la) comunidad musulmana para empoderar a las niñas a través de la educación”, según un comunicado de prensa del gobierno.

Decenas de millones de niñas no están escolarizadas en los países de mayoría musulmana, especialmente Bangladesh y Nigeria. Islamabad dijo que el gobierno talibán de Afganistán había sido invitado, pero no había respondido. Contactados por la AFP, los responsables afganos declinaron hacer comentarios. Afganistán, vecino de Pakistán, es el único país del mundo donde las niñas y las mujeres no tienen derecho a ir a la escuela secundaria o a la universidad.