Polonia, que acaba de asumir la presidencia rotatoria de la Unión Europea, no invitó a Hungría, ni al Primer Ministro Viktor Orbán ni a su embajador en Varsovia, a la inauguración de su presidencia. La tensión ha ido en aumento entre los gobiernos desde el regreso al poder del liberal Donald Tusk, feroz crítico de Viktor Orbán.

Con Florence Labruyère, corresponsal de RFI en Budapest

El liberal Donald Tusk desempeñó un papel fundamental en la exclusión de Viktor Orbán y su partido del grupo conservador del Parlamento Europeo. El primer ministro sospecha que Viktor Orbán quiere dividir Europa y que se pliega a los intereses del Kremlin.

Nuevos acontecimientos no dejan de agravar el desacuerdo. El pasado diciembre, los medios de comunicación polacos revelaron que una empresa húngara cercana a Viktor Orbán planeaba comprar una cadena de televisión privada en Polonia. En Varsovia, el primer ministro Donald Tusk bloqueó inmediatamente el proceso: “He decidido incluir los canales TVN y Polsat en la lista de empresas estratégicas. Se trata de protegerlas de una adquisición hostil que sería peligrosa para la seguridad del Estado”.

Tensión

Las tensiones aumentaron aún más el 19 de diciembre, cuando Hungría concedió asilo al ex ministro polaco Marcin Romanowski. Este ex viceministro de Justicia del partido ultraconservador PiS está siendo juzgado en Polonia por su implicación en un grupo de delincuencia organizada.

Donald Tusk ha acusado repetidamente a Viktor Orbán de jugar para Moscú, que busca desestabilizar Polonia. Sus sospechas se confirman, según Csaba Kancz, especialista en relaciones internacionales: “En Polonia, la élite política se ha dado cuenta de que Polonia y Hungría están jugando un juego geopolítico completamente opuesto. Los medios de comunicación públicos húngaros se han vuelto completamente prorrusos. El número 2 de la embajada rusa en Budapest se reúne regularmente con la dirección de estos medios en Hungría”, asegura.

Soros, "el manipulador"

El ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Péter Szijjarto -que no responde a las solicitudes de entrevistas de la prensa extranjera-, afirma que el partido de Donald Tusk es el responsable de la escalada. Según él, es un partido manipulado por el financista estadounidense George Soros.