El partido de extrema derecha (RN, por sus siglas en francés) encajó una dura derrota en las elecciones legislativas. Según los primeros resultados, el partido habría obtenido entre 120 y 150 diputados en la Asamblea Nacional, muy lejos de la mayoría absoluta que esperaban Marine Le Pen y Jordan Bardella.

El joven Jordan Bardella ha caído desde lo alto de sus pretensiones. Durante las tres semanas de campaña multiplicó las apariciones en televisión y sobre todo, en el soporte preferido de los jóvenes, Tik tok. Y en sus intervenciones, solía declarar solemne que estaba “listo para asumir las responsabilidades del gobierno”.

El nacionalista carismático y siempre bien peinado Bardella saboreaba esta posibilidad, aunado por los resultados de las elecciones europeas y de la primera vuelta de las legislativas, que colocaban a su partido en primera posición, con un récord de votos que superaba el 30% de los sufragios. Si estos resultados se confirmaban en la segunda vuelta, el joven Bardella podía aspirar a ser designado Primer ministro de una de las potencias europeas, algo que hizo saltar las alarmas no solo a nivel nacional sino en toda Europa.

Un gobierno de extrema derecha constituía un escenario inédito en Francia en más de 80 décadas. Analistas y politólogos recordaron durante esta campaña que la última vez que Francia estuvo gobernada por la ultraderecha fue durante el tristemente célebre régimen de Vichy, durante la Segunda Guerra Mundial, que colaboró con el nazismo.

Pero los franceses decidieron otra perspectiva política, colocando a la Agrupación Nacional en el tercer lugar, muy por detrás del Nuevo Frente Popular (alianza de partidos de izquierda) y de la alianza de Emmanuel Macron. Para Marine Le Pen y Jordan Bardella es una dura y sorpresiva derrota, aunque confirma el auge histórico de la extrema derecha francesa, y que podría permitirle aumentar el número de escaños en la Asamblea Nacional, donde contaban con 90 diputados.

Esta derrota es el resultado de la estrategia de los otros partidos, de izquierda, centro y de derecha, que militaron en una feroz campaña cuyo lema era "No a la extrela derecha". Según algunos analistas, la Agrupación Nacional sigue siendo un partido extremo, que genera más miedo que confianza y que no logra deshacerse de su imagen nacionalista, racista y poco apto al ejercicio del gobierno y del Estado.