Una paz sin los europeos y, ante todo, sin los ucranianos, que son los primeros afectados… En efecto, es un jarro de agua fría en Kiev y en las capitales europeas tras el “acuerdo” alcanzado ayer por teléfono entre Donald Trump y Vladimir Putin para iniciar conversaciones.
Por Frédéric Couteau
¿En qué consiste este “acuerdo”? Según Libération en París: “¿Ha tenido alguna vez Vladimir Putin un día más festivo en Washington que este miércoles de invierno? En apenas unas horas, el presidente ruso recibió de Donald Trump su primera larga llamada telefónica oficial desde el regreso de este último a la Casa Blanca, para acordar el inicio 'inmediato' de negociaciones sobre Ucrania, justo después de escuchar al flamante jefe del Pentágono, Pete Hegseth, preparar el terreno, muy favorable a las pretensiones de Rusia, durante un discurso pronunciado dos horas antes en el cuartel general de la OTAN”.
Y Libération esboza los puntos principales: “Una reducción del compromiso estadounidense ya en marcha y una renuncia por adelantado a las condiciones previas fijadas por el régimen ucraniano para la paz, desde el restablecimiento de sus fronteras soberanas antes de 2014 hasta su adhesión a la OTAN, liquidando así un objetivo que Estados Unidos mantiene obstinadamente desde 2008”.
Los rusos son, por tanto, los ganadores… En efecto, como recuerda Le Soir en Bruselas, “los más ardientes partidarios de la independencia y la soberanía de Kiev no dejarán de señalar que el mantenimiento de los territorios conquistados por Moscú dentro del redil ruso y el abandono de toda ambición de ponerse bajo la protección de la OTAN son dos de los objetivos que Vladimir Putin ha recalcado”.
Una paz rápida más que una paz justa…
Le Monde comenta que se trata de un “enfoque chapucero que da una sensación de precipitación por parte de Estados Unidos”. Además, prosigue el diario, “al dar este paso individual, Donald Trump rompe el frente unido presentado por los países occidentales desde el inicio de la guerra”. El nuevo presidente estadounidense no prevé el menor espacio para los europeos en las negociaciones (…). Pero la ruptura más grave es la de un principio cardinal de la administración Biden: “Nada sobre Ucrania sin Ucrania”. El presidente demócrata no quería un acuerdo a espaldas de la víctima. Y se negó a hablar públicamente de un final realista del conflicto. Donald Trump, en cambio, se deshace brutalmente de este enfoque colectivo, hostil al agresor”.
El resultado, suspira Die Welt en Berlín: “El escenario que el Gobierno ucraniano quería evitar a toda costa parece cobrar fuerza. Un escenario en el que Estados Unidos y Rusia coinciden en el contenido de un posible acuerdo sobre el futuro de Ucrania. Un escenario en el que Estados Unidos prefiere una paz rápida -en los términos del Kremlin- a una paz justa para el país atacado. Kiev se enfrenta a un hecho consumado y ni siquiera puede sentarse a la mesa de negociaciones”.
¿Signos alentadores?
Otro análisis del Washington Post. Para el diario estadounidense, hay “signos alentadores” en este acuerdo, con “sólidas garantías de seguridad” mediante el envío de “tropas europeas de mantenimiento de la paz”.
El Post prosigue: “Trump tiene razón al decir que 'no se deben perder más vidas' en esta terrible guerra. Pero su papel como presidente se medirá por si logra un acuerdo de paz justo que no beneficie al agresor. El proceso no ha hecho más que empezar, pero, de momento, Trump no parece haber cedido ante el Kremlin”.
Europa tiene que arrimar el hombro…
En cualquier caso, mañana viernes, señala el diario católico La Croix en París, “europeos y estadounidenses se reunirán de nuevo en la conferencia de seguridad de Múnich. La guerra en Ucrania dominará los debates”. Y ya, señala el periódico, “muchos países europeos se han dado cuenta de repente de que tienen que colaborar más estrechamente. Estados euroescépticos en materia de defensa, como Dinamarca y Polonia, apelan ahora a la solidaridad continental. Aunque la percepción de la amenaza rusa puede variar mucho según la historia y la geografía de los Estados miembros de la UE, todos comprenden la necesidad urgente de coordinar mejor los esfuerzos en materia de armamento y las doctrinas de seguridad. De hecho”, concluye La Croix, “tendrá que surgir una nueva Europa si Estados Unidos se aleja”.