Si bien los nuevos aranceles ahora están dirigidos al acero y el aluminio que llegan a Estados Unidos, la guerra comercial declarada por Donald Trump también amenaza al sector europeo del vino y las bebidas espirituosas. Reunidos desde el 10 de febrero en la feria del vino Wine Paris, 5.300 expositores presentan sus productos, y la posibilidad de nuevos impuestos preocupa a los productores.

Por Agnieszka Kumor

Francesca Seralvo, propietaria de una finca familiar de la Società Agricola Mazzolino en Lombardía, en el norte de Italia, produce 100.000 botellas de vino al año y exporta un tercio de su producción a Estados Unidos.

"Trabajar de la mano"

Conocer a sus importadores estadounidenses en la feria parisina es imprescindible para esta viticultora italiana que habla un francés perfecto. Pero ante la incertidumbre reinante, negociar los precios es casi imposible: "La situación es muy complicada. Ya en diciembre, después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, nuestros importadores hicieron pedidos para llenar sus reservas. Dijeron: 'Ahora vamos a tomar vino, porque no sabemos qué va a pasar'. Pero no podemos simplemente hacer una venta excepcional, y que quede en esto. Nuestro objetivo es construir nuestro futuro". 

La viticultora sabe que tendrá que trabajar con sus importadores estadounidenses, no actuar contra ellos. "Son nuestros socios", dice. "Tenemos que trabajar de la mano para encontrar puntos en común. Pero nuestro negocio está destinado a contraerse", agrega.

En los pasillos del salón, los aranceles están en boca de todos. "Sí, habrá pérdidas", suspira Albéric Bichot, comerciante de vinos de Borgoña al frente de la Maison Albert Bichot. "Si volvieran los aranceles, sería muy malo. (…) Si Trump piensa como un hombre de negocios, podemos esperar que regrese a un principio de realidad para no imponer estos impuestos a las importaciones", prosigue. En 2020, los daños sufridos por la industria vitivinícola francesa debido a los recargos aduaneros estadounidenses se estimaron en 500 millones de euros.

Europa en orden de batalla

La Comisión Europea asegura que, por el momento, no ha recibido ninguna notificación de nuevos aranceles estadounidenses en cuanto a los vinos. Y, sin embargo, la Unión Europea podría ser el próximo objetivo de la sobreimposición aduanera decretada por Donald Trump, con consecuencias potencialmente graves para los viticultores europeos que acudan en masa a la feria del vino Wine Paris.

"Si se impusieran aranceles estadounidenses, sería muy duro para los negocios", suspira Guillermo Planas, gerente de exportaciones de Viñas del Jaro, una bodega en la región de Castilla y León, que vio a sus vecinos franceses sufrir grandes pérdidas durante una disputa entre Airbus y Boeing en 2020. En esta ocasión, es toda la industria vitivinícola europea la que podría ser el objetivo: "Estamos realmente preocupados. Estamos a la espera de cómo evolucionen las cosas. No sabemos nada más", precisa.

"Esto llega en el peor momento", coincide Fabio Zenato, presidente del Consortzio Tutela Lugana, un grupo de viticultores de la región del lago de Garda, en el norte de Italia. Estos productores, ya presentes del otro lado del Atlántico, han realizado importantes inversiones para aumentar sus exportaciones a Estados Unidos. Pero "estamos en un punto muerto, hay incertidumbre. Se trata de una locura que no solo afectará a los vinos importados a Estados Unidos. Es probable que todo el mercado del vino estadounidense pague el precio", señala.

Los productores europeos están convencidos: si Trump grava sus vinos, Bruselas entrará en guerra comercial con Estados Unidos.