En Los Ángeles, los incendios empiezan a controlarse poco a poco. Pero para los afectados, seguir adelante con sus vidas es todo un reto. Esto es especialmente cierto en el distrito de Altadena, en lo alto de la ciudad, que fue arrasado por el incendio Eaton. A diferencia de Pacific Palisades, Altadena es un barrio modesto con una gran población inmigrante, la mayoría de la cual alquila en lugar de ser propietaria.
Por el enviado especial de RFI a Los Ángeles, Achim Lippold
El barrio de Altadena parece un campo de batalla. Muchas casas han quedado completamente destruidas por el fuego. A menudo, lo único que queda en pie es la chimenea de ladrillo. Frente a las ruinas, se ven carcasas de coches calcinados. Algunos residentes fueron evacuados en menos de 15 minutos. Por el momento, está prohibido volver al lugar, incluso para aquellos cuyas casas se salvaron.
Han comenzado los trabajos de limpieza, y las autoridades están inspeccionando las líneas eléctricas y las tuberías de gas por razones de seguridad. La policía patrulla constantemente para prevenir cualquier riesgo de saqueo. La naturaleza se abre nuevamente camino. Los zorros deambulan entre las ruinas.
Cadáveres de coches calcinados atestiguan la violencia de las llamas. Los incendios también destruyeron el piso de Selma, una mujer afroamericana: “Cuando empezaron los incendios en las montañas, nunca pensé que se vendrían abajo tan rápido. Lo hemos perdido todo. Mi barrio parece sido bombardeado. Es una tragedia: ha muerto gente, y aún no sabemos cuánta”.
Comunidades vulnerables
Como muchos vecinos de Altadena, Selma se ha refugiado en un albergue provisional. El suyo fue creado por la Cruz Roja y actualmente alberga a más de 400 personas, explica Diana Ramírez, responsable de comunicación: “Altadena es una comunidad muy vulnerable. Hay latinos, afroamericanos, asiáticos y ancianos. Muchos de ellos necesitan atención médica. De hecho, todas las personas que están aquí no tienen adónde ir. Aquí, al menos, están seguros. Todo el mundo es bienvenido, sea cual sea su nacionalidad o estatus, legal o no”.
Para Selma, este centro es una solución de emergencia. Quiere irse, pero no sabe adónde. “Mi piso era mi primera casa en diez años, después de mi divorcio… Y además, mi seguro de hogar me canceló la póliza hace año y medio. Lo han hecho con mucha gente aquí, ¿no es raro?”.
“Lo hemos perdido todo. No somos como la gente que podía permitirse una habitación en el Hilton. Estamos aquí, en este refugio temporal”, concluye con amargura.
Las decenas de miles evacuados por los incendios en Los Ángeles fueron informados este jueves de que no podrán regresar a sus hogares hasta dentro de al menos una semana, debido al riesgo de descargas eléctricas, desprendimientos de tierra o exposición a materiales tóxicos.
La frustración va en aumento entre los residentes de las zonas arrasadas por las normas que les impiden volver a sus viviendas, incluso si las estructuras sobrevivieron a las llamas.