La investidura del mandatario estadounidense Donald Trump tuvo lugar este lunes y con ella se creó una gran ola de expectativa frente a lo que será la política económica de su mandato, tanto a nivel nacional como internacional donde cobran especial atención los planes del mandatario de subir los aranceles a sus principales socios comerciales: China, Canadá y México. 

Aunque el mandatario estadounidense Donald Trump apenas está llegando a su silla en la oficina Oval, ya ha anunciado tres puntos centrales en materia económica: aumento de aranceles, reducción de impuestos e incremento de la producción de petróleo estadounidense.

En cuanto a los aranceles en las importaciones, ha dicho que gravaría en un 10% más los productos provenientes de China, un 25 % a los de Canadá y México, y entre un 10 % y un 20 % del resto del mundo, incluida la Unión Europea.

En noviembre Trump había prometido que las medidas arancelarias serían las primeras, pero el diario The Wall Street Journal informó el mismo lunes de la investidura que dicha decisión no la tomará en su primer día de gobierno como lo había anunciado.

El magnate aseguró que dichas medidas empezarían a partir del 1 de febrero y acusó a Canadá y México de no detener la inmigración ilegal y los narcóticos en Estados Unidos, dos de sus principales banderas. "Estamos pensando en términos del 25% a México y Canadá, pues están permitiendo un enorme número de personas, Canadá también abusa fuertemente con grandes cantidades de gente viniendo, y de fentanilo llegando", dijo en un mensaje desde el Despacho Oval de la Casa Blanca.

"La continuación de una política proteccionista"

Según el economista Giacomo Ponzetto, profesor e investigador en la Barcelona School of Economics, lo que viene es una política proteccionista, como ya lo hizo en su primer mandato, en la que “normalmente nadie gana una guerra comercial, sino que todos pierden”.

Ponzetto recordó que los mayores impactos en este tipo de políticas “son la reducción del comercio y el precio de los productos importados de Estados Unidos y de todos los países, ya que, si Trump impone aranceles, lo más lógico es que los demás países también tengan que responder” indicó.

Que la primera economía del mundo piense en aumentar los impuestos a sus socios ha generado preocupación, al punto de que la Unión Europea planearía proponer a Donald Trump un acuerdo basado en un aumento de la inversión en defensa del bloque, a cambio de que el magnate no lance una guerra comercial, así dijo esta semana ante medios de comunicación el vicepresidente de la Comisión Europea encargado de la Estrategia Industrial, el francés Stéphane Séjourné.

Trump querría que los gastos en defensa del bloque europeo pasen del 2% actual al 5% del Producto Interno Bruto (PIB), pero según Séjourné, la capacidad de la Unión Europea llegaría apenas al 3%. Cabe resaltar que Estados Unidos es el mayor exportador de armas del mundo, con una tasa del 42% entre 2017 y 2023 según un estudio del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).

La relación de Estados Unidos con China

Las especulaciones sobre una guerra comercial entre Estados Unidos y China vienen desde la campaña electoral con las amenazas de Donald Trump de aumentar fuertemente los aranceles, pero ahora que es inquilino de la Casa Blanca, parece que hubiera decidido bajar el tono con la potencia asiática.

La prórroga que Trump le dio a la red social china TikTok tras el apagón y la llamada con su homólogo chino XI Jinping, este fin de semana, dieron luces sobre una relación más flexible. Aunque como buen hombre de negocios, dejó claro que no le dejaría mercados a China, ni a ningún otro. El magnate dijo que trabajaría junto a Xi para resolver problemas juntos y el mandatario chino aseguró que tal llamada había sido un buen comienzo en las relaciones bilaterales.

De momento, ha sido suficiente para calmar los mercados asiáticos, que se levantaron al alza este lunes y martes, pero aún es toda una incógnita sobre cómo será la relación económica entre Washington y Pekin.

Otro de los planes de Trump es lo que él llama la “dominancia energética”, que incluye aumentar la explotación de hidrocarburos, pese a que la producción estadounidense está en máximos. Esto permitiría, según Trump, bajar los precios de la energía y de otros servicios, aunque signifique un alto costo para el medioambiente.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió la semana pasada que los planes de Trump, junto a las restricciones a la inmigración, podrían reavivar la inflación e impedir que la Reserva Federal (Fed) continúe bajando los tipos de interés.

Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, declaró ante periodistas que había "mucha incertidumbre" en torno a las políticas de la administración Trump, incertidumbre que se "expresa ampliamente en mayores tasas de interés a largo plazo".