El 13 de febrero se celebra en París una conferencia internacional sobre Siria, en presencia del nuevo ministro de Relaciones Exteriores sirio, Asad Hasan el-Chibani. Es una oportunidad para hacer un balance de los principales desafíos a los que se enfrenta Siria desde la caída del régimen de Bashar al-Asad, incluida la unificación del país y la seguridad de los diversos focos de protesta. Entre Tartús y Latakia, un antiguo bastión del régimen de Bashar, la violencia está aumentando.

Por Manon Chapelain, enviada especial de RFI en Siria

En la costa, entre Tartús y Latakia, otrora bastión del régimen de Bashar al-Asad donde vive la minoría alauita, se multiplica la violencia entre los leales al antiguo régimen y grupos armados. En las últimas semanas, los asesinatos, secuestros y abusos han ido en aumento en la región. Los habitantes con los que nos reunimos hablan de un grupo recién formado, llamado Brigada de Defensa Costera. Son leales al régimen de Bashar al-Asad que se han negado a deponer las armas, que en cierto modo están llamando a una contrarrevolución y están atacando a los miembros de la seguridad general del nuevo gobierno sirio.

La mayoría de las veces ocurre por la noche, en los puestos de control, como explica Khalid Ismaël. Fue llamado como refuerzo para asegurar los alrededores de la ciudad de Latakia. El 9 de febrero, dos hombres llegaron en una motocicleta y dispararon en su dirección. "Aquí se ha desplegado una brigada ofensiva, porque a menudo hay ataques y tenemos que ser capaces de defendernos. Antes, solo vigilábamos la zona por la noche. Ahora la amenaza está tan presente que tenemos que quedarnos aquí todo el día", dice.

Frente a estos leales hay facciones armadas, formadas por radicales autónomos, difíciles de identificar, que quieren vengarse de los miembros del antiguo régimen y sus partidarios. Hace dos días en Jablé, en la provincia de Latakia, un hombre fue secuestrado y luego asesinado en circunstancias que aún no están muy claras, según explica un residente en contacto con la familia del hombre, que prefiere permanecer en el anonimato: "Ciertamente hay vínculos con la historia de su padre. Era contrabandista, traficaba con drogas y antigüedades. Estuvo en la cárcel antes de la caída del régimen, porque era un criminal. Pero su hijo no tuvo nada que ver con esta historia. Ciertamente es un acto de venganza, y la seguridad general no tiene poder sobre estos grupos radicales", lamenta.

"La alegría se convirtió en miedo"

Entre estos dos grupos se encuentra la minoría alauita, una rama disidente del chiismo de la que proceden la familia Asad y muchos leales al antiguo régimen. Esta comunidad hoy teme ser castigada indiscriminadamente y pagar por la represión de la dictadura. En este momento, es difícil recopilar información clara sobre lo que está pasando, tener cifras precisas, saber qué es rumor o no. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) habla de 245 asesinatos, actos de venganza desde la caída del régimen.

Lo cierto es que esta violencia crea una atmosfera de miedo. Mariam Attalha dirige la asociación Syrian Pioneer en Latakia. Enumera los testimonios sobre el terreno. "Después de la caída del régimen, todo el mundo era feliz aquí. Y con el paso del tiempo, la alegría se convirtió en miedo. Algunas personas acusan a miembros de nuestra comunidad de haber sido partidarios del antiguo régimen. Entonces, hay personas inocentes que han sido asesinadas. Queremos que el gobierno sea capaz de contener la situación, de restablecer la paz", comenta. 

Al igual que Mariam, la mayoría de las personas entrevistadas piden al nuevo gobierno que actúe, que encuentre soluciones. Cabe señalar que Siria se encuentra en el comienzo de su período de transición. El gobierno y las instituciones judiciales aún están en proceso de estructuración. Entonces, ¿será que no se puede controlar la situación porque faltan recursos y hombres? ¿O bien el gobierno prefiere hacer la vista gorda ante estos abusos? Lo cierto es que la seguridad del país es uno de los principales desafíos, a dos meses de la caída del régimen. Y este es uno de los grandes puntos que se discutirán hoy, en la conferencia internacional que se celebra en París.