La caída de la dictadura de Bashar al Asad abre la posibilidad del retorno de millones de refugiados sirios a su país de origen. En Alemania, principal país europeo de acogida, el sentimiento anti inmigración y las necesidades de mano de obra chocan en la campaña electoral de cara a las legislativas de febrero.
Casi un millón de refugiados sirios llegaron desde hace 10 años a Alemania. Después de la caída del régimen de Bashar al Asad se ha comenzado a hablar, especialmente dentro de los partidos políticos conservadores, de si es recomendable propiciar el retorno de los refugiados sirios a su país.
La discusión sobre su permanencia parece estar teñida por las elecciones a canciller en dos meses. Mucho del avance del partido de extrema derecha AfD, actualmente la segunda fuerza en intenciones de voto, se atribuye a su política anti inmigración.
Otros sectores políticos alemanes como Los Verdes y los socialdemócratas alegan que la situación en Siria está lejos de ser tan clara como para considerarla un retorno seguro para los refugiados y que se debe esperar.
La tasa de ocupación de los inmigrantes sirios hoy se calcula en cerca de un 52 %, la mitad de los inmigrantes sirios tienen algún grado de cualificación y han entrado con menos frecuencia en conflicto con la ley de lo que sugeriría su proporción estadística.
La campaña electoral alemana parece haber tomado a los inmigrantes sirios como una pieza de polémica, aunque todas las asociaciones de empresarios alemanes consideran que la inmigración es imprescindible para mantener la economía del país.